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Pablo Sebastiá: “Si te piratean una novela 250.000 veces como a mí, eso no es un fracaso”

El escritor castellonense Pablo Sebastiá.

Se ha vuelto un nombre clave de la novela negra. Tanto que 250.000 personas corrieron a descargarse su novela El último grado, convirtiéndola en la más pirateada de un autor español a principios de 2014. Cosa que él se toma más como un cumplido que como una afrenta, porque le hace consciente del interés que suscitan sus historias. En la más reciente, La sonrisa de las iguanas (Reino de Cordelia), ha dado un giro de 180 grados desde el suspense al humor. Aunque dosis de acción trepidante no le faltan, este nuevo libro quiere ser sobre todo una sátira de las muchas miserias, figuradas y literales, que pueden encontrarse en todos los estamentos de este país. Y no se salva nadie: ni políticos, ni funcionarios, ni capitostes varios. Tampoco los que se sitúan al otro lado, los movimientos sociales. Él defiende, muy aristotélicamente, que la virtud se encuentra en el justo medio.

Ante la visión de un país enloquecido, Sebastiá (Castellón, 1973) imaginó un manicomio como epicentro de su relato, que comienza a tambalearse con el ingreso de un concejal independentista. Enric Marededéu llega allí convencido de que estará más cómodo que en la habitación compartida de un hospital público en la que estaba ingresado, y de la que consigue trasladarse gracias a sus contactos. Craso error que pronto descubrirá: no sabía con quién se estaba encerrando. Los internos, con la ayuda de comandos radicales, acabarán desatando una auténtica batalla campal en la que tendrán que intervenir los antidisturbios. Esos que, como las iguanas, "cuando atacan, miran fijamente a su oponente y alargan la comisura de la boca como si estuvieran sonriendo".

No siempre lo has hecho, pero en muchas ocasiones has escrito historias muy pegadas a la actualidad, y ese es el caso ahora. Aparecen concejales independentistas, antidisturbios y un montón de personajes que podríamos encontrar en las páginas de cualquier periódico. ¿Por qué ese interés en contar la realidad?

Hombre, porque vivimos un momento en que la realidad supera con creces la ficción. Cualquier historia, por absurda que te pueda parecer, tiene su reflejo en la sociedad. En la novela La sonrisa de las iguanas, el esqueleto más básico parte de un relato corto que escribí en el año 2000, que en aquel entonces, cuando se publicó, la gente me comentaba que era muy divertido pero irreal, que lo que se contaba en ese cuento jamás podía pasar en la España del siglo XXI. Unos años después, lo que se contaba en ese relato pasa todos los días en todas las ciudades. A mí, que siempre me ha gustado el esperpento, pensé: este es el momento.

O sea, que eres una especie de visionario.

No, yo no pensaba que pudiera pasar tampoco (se ríe). Me pareció algo divertido que los antidisturbios acabaran entrando a lo loco en un manicomio, pero ya te digo, la realidad ha superado con creces cualquier historia que en el año 2000 hubiera podido imagina yo o cualquier escritor.

De hecho, tú escribiste una novela en torno al Centro Nacional de Inteligencia (La agenda Bermeta), y ahora sale un personaje como el Pequeño Nicolás que tiene que ser la envidia de cualquier escritor. La agenda Bermeta

¡Eso es esperpento en estado puro! Este es un tipet que con dos contactos de pela-mela, porque un secretario de Estado de Comercio y un Concejal de Madrid están bien, tendrán su área de influencia, su capacidad para conseguir invitaciones, y su capacidad para influir en según qué cosas, pero vamos, que no son ministros... Pues con dos contactos más bien bajitos, y él siendo un tío muy listo, muy avispado y con mucha caradura, ha conseguido entrar en prácticamente todos los foros que le son imposibles a un chaval de 20 años. Cuando ha querido pasarse de listo le han parado los pies, claro. Tú puedes ir por ahí diciendo que hablas en nombre de una entidad generalista –vengo del Ayuntamiento de Madrid…-, pero no 'vengo de parte de Soraya Sáenz de Santamaría', a un ejecutivo de 50, 60 años, que tiene que decir: '¡Este chaval me está contando una sarta de chorradas…!' Y no le hago ni caso hasta que me saca a lo mejor la tarjeta del secretario de Estado de Comercio. En ese momento, llamo a alguien: 'oye, sabéis que hay un chaval por ahí con tarjetas de la administración pública, o hablando en nombre del CNI…' Y por ahí es sin duda por donde le han pillado. Eso de irse allí a Galicia, diciéndole al alcalde y a un empresario que iba a ir el rey… Primero, estos dos estarían flipados, cuando llegaron los coches debieron de flipar el doble, pero cuando solo lo vieron bajar a él debieron de quedarse aterrados.

Viendo este panorama cualquiera diría que estamos locos, que imagino que es lo que has pensado tú para plantear esta historia en un manicomio.

Sí, creo que la sociedad española tiene bastantes problemas con su salud mental.

¿Pero eso lo dices en sentido literal o como metáfora?

No, no, no, creo que la gente tendría que tomar más Trankimazín del que toma. Sí, sí. España es un país que ha perdido por completo el norte, el sentido de las cosas, los valores… Vivimos ahora mismo en un país que se mueve por la inercia de un pasado y la esperanza de un futuro, pero es un país de locos: este es un país de locos.

¿Y a ti te ha dado por reír en vez de llorar y por eso te has decidido a hacer una novela de humor?

Pensé que si escribía todo lo que pensaba sobre la sociedad actual en una novela seria, el lector diría: 'mira, otro que me riñe'. Pues desde el humor cuentas una sátira, la gente se ríe, llora de la risa en algunos pasajes, y cuando la cierra además piensa: mira, este chico me ha contado algo de enjundia, me ha dejado un poso. Porque vivimos en un país en el que la gente se ha polarizado por completo: cuando tú hablas con tus amigos, el que odia a los antidisturbios dice que son todos unos animales, y el que defiende el orden a muerte dice que todos los manifestantes son unos salvajes. ¿Pues no será una cosa intermedia? ¿Que ni unos son unos animales ni los otros unos salvajes? Cuando hablas con amigos sobre el tema empresarial, el que defiende a los empresarios dice que los sindicatos son una pandilla de fascistas, y el que defiende a los sindicatos dice que los empresarios son una pandilla de… ¿La virtud no estará en el medio? Cuando una sociedad se polariza tanto, se pierde el sentido común, y cuando se pierde el sentido común va todo detrás. Vivimos en un país en el que cada día puede salir una frikada distinta.

Tú has intentado, en ese sentido, repartir estopa a todo el mundo: desde los políticos y demás gerifaltes a los que son críticos con el sistema, como el 15M.

Es que yo no creo nada en esos movimientos.

¿Por qué no?

Si hacemos una encuesta ahora tú y yo, a mil españoles, y les preguntamos: ¿cómo deben ser los políticos ideales que rijan el futuro de las ciudades, de las comunidades autónomas y del gobierno de la nación durante los próximos 20 años? Hombre, coincidirá todo el mundo en que tiene que ser gente honesta, honrada, que tiene que ser gente preparada, gente formada, con titulaciones universitarias, con másteres, con posgrados... Gente con conocimientos. Y que si además es gente con una carrera profesional a sus espaldas, con reconocido prestigio, alguien que ha sido capaz de llevar una empresa exportadora durante diez años, sabe lo que es tener a 2.000 tíos trabajando con él… Ese es el perfil perfecto. Si ese es el perfil perfecto, y todos coincidimos en eso, ¿por qué el partido político de moda no refleja eso?

Bueno, ellos formados sí que están, desde luego…

No tienen experiencia profesional en cuanto a la gestión de equipos, a la gestión de empresas… No saben lo que es dirigir una azulejera que exporta 50 millones de euros en baldosas cerámicas a Alemania, no saben… Un ministro de turismo, el mejor ministro de turismo, tiene que ser alguien que haya estado dirigiendo hoteles. El mejor ministro de defensa, alguien que haya estado trabajando en el campo militar y de la defensa. Porque luego hay que gestionar grandes presupuestos. Si creemos en ese perfil, y creo que todo el mundo cree en ese perfil, ¿por qué de repente nos vamos a unos chavales recién salidos del cascarón, como aquel que dice? Entre lo que piensas con la cabeza y lo que después dices que te gusta con el corazón, hay un abismo que solo se puede comprender desde el punto de vista de ¡'es que estáis todos chalados'!

Es decir, que por detrás de la risa, y detrás de la acción, la novela esconde un mensaje.

Sí, sí, de crítica social. Como aquel que dice, tenemos lo que nos merecemos. La gente no tiene capacidad de análisis, la gente no lee, no se forma, hay un porcentaje altísimo de españoles que no lee un libro al año, hay un porcentaje altísimo de españoles que no sale de Telecinco en toda su vida, del Sálvame. Y cuando digo un porcentaje altísimo es que es altísimo: hablamos de millones de personas. No sé, creo que tendríamos que replantearnos muy mucho la formación de los españoles. La gente formada e informada toma mejores decisiones. Cuando no tienes ni lo uno ni lo otro, te dejas llevar por impulsos, y los impulsos son malos consejeros. No sé, a mí me hubiese gustado que en estos momentos en los que la clase política tradicional está tan cuestionada, que hubiese salido un grupo de catedráticos universitarios, de una cierta edad ya, un grupo de empresarios de reconocido prestigio, con empresas que hayan funcionado, un grupo de abogados laboralistas con experiencia en la defensa de los trabajadores… y que hubieran dicho: señores, aquí estamos nosotros, nos llamamos X, Y y Z y esto es todo lo que aportamos. Esto a mí me habría gustado, y creo que a mucha gente le habría gustado. Pero seamos realistas: en este país no se habrían comido un colín. Porque la gente, el público en general, estaría: 'estos quiénes son, estos se creen mejores que nosotros'…

Y esto de pensar que los españoles siempre lo hacemos todo mal, ¿no es en el fondo llevar también la idea al extremo?

Puede que en cierta medida sí. No digo que todos los españoles lo hagamos todo mal, sino que un gran número de españoles, en el que a lo mejor nos podemos incluir nosotros, sí que hacemos muchas cosas mal. Nos dejamos llevar por emociones en lugar de por la razón. Un buen amigo y escritor alemán me dijo: el problema que tenía aquí, y es un problema de base muy serio, y hasta que no solventéis algo como eso seguiréis igual, y no se refería solo a España, sino al mundo latino en general: España, Portugal, Grecia, Italia, Rumanía, etc. Me decía: cuando en Alemania tú discutes –también es una generalización, entendemos una mayoría- sobre un hecho, discutes opiniones. En España, discutís sobre el hecho. Esto es un móvil y tú y yo discutimos sobre si es o no el mejor móvil. Aquí discutimos sobre si esto es o no un móvil, y eso no tiene sentido. No dais los hechos por sabidos, no dais los hechos por sentados. Y en muchas ocasiones no se dan los hechos por sentados porque falta formación en tu interlocutor, y tú lo ves. En eso que nos gusta tanto que es la cultura tabernera, en la barra del bar, oyes discusiones absolutamente kafkianas, que dices: les voy a parar y les voy a explicar aquello sobre lo que están discutiendo, pero tampoco te entenderían…. Un error gravísimo, gravísimo que cometió este país hace diez años fue permitir que un millón de chavales dejaran sus estudios para irse a la obra, a la cerámica, a las fábricas de coches… Eso, no hay país civilizado que lo pueda consentir. Y ahora hablamos del paro juvenil: ¡lo tienes ahí! Hay chavales de 30 años, fíjate, cómo no pueden tener trabajo, si a los 16 dejaron los estudios para irse a la obra. ¡Eso es inadmisible! Y la culpa de eso no la tienen los políticos, la tiene la sociedad. Y ahora, estamos pagando en gran medida el pato. Como se dice, de aquellos polvos, estos lodos. Ahora estamos jodidos.

En otras publicaciones anteriores has puesto la mirada crítica en tu tierra, en Castellón, Valencia… Ahora te pasas a Barcelona: ¿Es porque quieres expresar que la locura está en todos los lados?

España es un país de países, como dicen los catalanes. Más que nada es un país de cultura: nada tiene que ver la cultura de un gaditano con uno de San Sebastián. Muy poco tiene que ver, muy poco. Pero en líneas generales, digamos que esta situación enloquecida ha llegado a cada punto cardinal del país, porque todos compartimos ese pasado común de bonanza económica absolutamente enloquecida basada en el crédito. Y cuando nos cortaron el crédito, de repente, todos pobres otra vez. Eso ha pasado por todo el país. Ojo, también ha pasado en Irlanda, y ojo que también pasó en Islandia. Hay muchos más sitios en el globo donde hay una situación similar a la nuestra. También pasó en Finlandia, pero como en Finlandia también lo tienen más sencillo, porque ellos son 4 o 5 millones, supieron que solo se podía salir de esta situación con educación, con formación. Eso es algo que nosotros sin embargo no hemos aprendido: yo no veo que haya un debate en la sociedad a sobre el hecho de que debemos formar más a nuestros jóvenes. Yo no veo a dos señoras hablando de sus hijos, no lo veo. Aquí cualquiera deja la carrera y no pasa nada. Hay un montón de chavales que no estudiarán nada y no pasa nada… ¡Pues sí que pasa!

Antes me decías que hay muchos españoles que no leen un libro al año, pero del otro lado está el tema de los que sí lo hacen pero a base de descargas, un tema que conoces bien porque estás en lo alto del ranking de los autores españoles más descargados… ¿Cómo crees que se está gestionando este tema?

Yo creo que es imposible ponerle puertas al campo…

Ahora le han puesto la Ley de Propiedad Intelectual…

Son parches, todo eso son parches. La tecnología ha avanzado mucho más rápido de lo que el mundo cultural ha sido capaz de asimilar. Pero hay que asimilarlo, hay que aceptarlo y hay que adaptarse. Si tú escribes una novela y te la piratean 250.000 veces como me ha pasado a mí, eso no se puede entender como un fracaso. Eso es un éxito. Y si el editor está muy cabreado, pues a lo mejor es que ese libro tenía que haberse comercializado de otra manera. No lo sé, a lo mejor vendiéndoselo a Movistar, y que cuando tú te bajes el libro, cada 10 páginas te comas un anuncio de Movistar. Y se hace rentable el libro. El mundo del libro en la estantería de la librería tiene los días contados. Eso es decimonónico por completo.

¿Y quién tiene que asumir la responsabilidad del cambio?

La sociedad seguirá adaptándose. A mí no me cabe duda de que el futuro de todo esto es el libro electrónico. Ojo, no el libro electrónico actual, ni muchísimo menos. El libro electrónico actual es un trasto. Por eso todavía existen las librerías. ¿Cuándo se acabarán las librerías? ¿Y cuándo se acabará el libro en papel, que es una aberración medioambiental? Cuando el libro electrónico no sea este cacharro que tenemos aquí, sino que a lo mejor a través del grafeno, el libro electrónico sea esto: una tarjeta (saca una tarjeta de crédito: “¿Te gusta mi cartera de Mazinger Z?”), la echas encima de la mesa, la toca y se despliega en esto (hace un gesto con las manos señalando el tamaño de medio libro), y tocas, y se despliega en dos veces esto. Y ahí, tocas, te aparecen los libros, te aparece la sensación tridimensional, puedes pasar fácilmente una página… Todo eso va a llegar. ¿Cuándo? Dentro de cinco años, de seis, de diez. Cuando llegue, el papel está muerto. Pues bueno, si hay que adaptarse, hay que adaptarse. Y las editoriales tienen que adaptarse a eso, y van a tener que hacer un esfuerzo. ¿Que hay que frenar la piratería? Sí, ¿y cómo se frena la piratería? Con dinero. Con i+D+i. Haciendo libros electrónicos que no se puedan piratear. No… es que entonces hay que invertir mucho en i+D+i…. Mucho menos de lo que inviertes ahora en papel. Ahora, te tienes que poner. En eso España también va muy por detrás de Europa o de EEUU. El libro electrónico acabará con el papel en EEUU diez años antes de que lo haga aquí, igual que las televisiones planas se vendían en Corea del Sur o en Japón diez y quince años antes de que llegaran a España. La tecnología va así. Por ejemplo Sony tenía los almacenes llenos de televisores con el tubo 'trinitron' y había que venderlo antes de traer las planas a buen precio, ¿no? Pues con los libros electrónicos pasa lo mismo.

O sea, que por lo que me cuentas, no eres ni un lector ni un escritor de los románticos, de los que admiran el libro objeto y les gusta tocarlo y olerlo…

¿Cuántos millones de libros se publican al año? ¿Cuánto papel es necesario? ¿Cuántos árboles se han de talar? Alguien con una conciencia mínimamente medioambiental no cree en esta locura del papel. Yo cada vez que sale una imagen de un juzgado, ahora que están los juzgados absolutamente desbordados de trabajo, y te enseñan los archivos, y salen ahí toneladas y toneladas de papel. ¡Dios mío, pero si todo eso os cabe en un pen, boniatos! Algún día llegará que todo eso estará en un pen, y ya no habrá carpetas y carpetas y carpetas y carpetas acumulando ácaros y ratones comiéndose el papel. ¿Eso no es absurdo, lo de esos almacenes de papel en los juzgados? Completamente absurdo. En la Ciudad del Santander, donde están todas sus oficinas, creo que han puesto una impresora por planta: todo está en archivo electrónico. En la empresa en la que yo trabajaba antes prácticamente había una impresora por despacho. El tema del papel es absolutamente insostenible. No me preocupa nada que el libro también se amolde a los nuevos tiempos.

Antes trabajabas en una empresa, y por lo que cuentas en tu biografía, en 2007 decides dedicarte profesionalmente a la escritura. ¿Cómo funciona eso? ¿Se levanta uno por la mañana y toma esa decisión de repente?

Vi que no me llenaba. Estuve trabajando allí un montón de años y publiqué mi primera novela estando en la compañía, y fue un año muy estresante. Pero además, una vez publicada, la dirección de la empresa, que el director de márketing y comunicación publicara novelas, como que no acababa de encajar demasiado bien. Y nada, rompimos la relación y me fui a mi casa, devolví las llaves del Mercedes, el seguro, el móvil, un montón de cosas, y oye, en bicicleta se va muy bien a todas partes.

Ahora vas a hacer una película con uno de tus libros, El último proyecto del doctor Broch.El último proyecto del doctor Broch.

Sí, Antonio del Real.

¿Y de qué manera estás tú involucrado?

Yo adapté el guion junto con un guionista profesional. Fue un proceso interesante, porque los códigos de comunicación son muy diferentes, además adaptar la novela de la Valencia de la Copa de América al Madrid de la actualidad, una serie de personajes que estaban fuera de la sociedad en la novela se convirtieron en personas corrientes y molientes en la película. Frente a unos tipos marginales, que toman decisiones muy violentas, ahora teníamos el nexo común de los despidos colectivos, de la situación de crisis… Yo creo que es mejor el guion de la película que la novela.

¿Para cuándo está prevista?

¡Ui! Eso va más lento que el caballo del malo. Ahora se ha presentado a Televisión Española, y eso ya parece ser que es un avance del copón bendito. Tener la documentación preparada, todo presentado y esperar las ayudas públicas al cine, se ve que eso ya ha sido, por lo que me comentan en la productora, un maremágnum. Y ahora estamos esperando a que se inicie la preproducción.

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