Ensayo

La pobreza es (literalmente) una prisión

Reclusos de la prisión de Nueva Orleans, en EEUU.

Un libro de reciente publicación afirma que “a pesar de lo que nos cuentan del inicio de la recuperación; a pesar de lo que las subidas en las Bolsas parecen indicar, la economía está peor en términos generales; en general, los salarios bajan y, en general, hay menos dinero”. Letra por letra, coma por coma, esta frase parecería corresponderse con la actual realidad española. Y sin embargo, pertenece a un ensayo que se refiere a otra realidad nacional: la estadounidense. Globalización mediante, lo que ocurre al otro lado del Atlántico no resulta tan ajeno —al menos en sus conclusiones más amplias— a lo que se cuece aquí. Con la crisis, en ambos extremos del océano los ricos son ahora más ricos y los pobres más pobres, una situación que en EEUU ha disparado los niveles de injusticia, como recoge el periodista de investigación Matt Taibbi en La brecha (Capitán Swing), un estudio que lleva por subtítulo La injusticia en la era de las grandes desigualdades económicas.

¿Es usted no-blanco, pobre y estadounidense? ¡Enhorabuena! Cuenta usted con un buen número de papeletas para beneficiarse de una estancia en alguna de las miles de prisiones de su país que, gracias a los más recientes avances, suman la mayor población encarcelada de todos los tiempos. (Literalmente: a día de hoy hay más negros encerrados en EEUU que esclavos hubo en su tiempo). ¿Qué tropelía ha cometido para merecer tal recompensa? Exactamente la misma que cualquier yupi podría haber llevado a cabo un fin de semana cualquiera, especialmente en su juventud: “Emborracharse y caerse, drogarse, mear en un callejón, meterse en el patio del vecino, quedarse dormido en un vagón de metro, gritarle a un novio o a una novia, saltar una valla”.

¿Que por qué le toca a usted pagar un precio considerablemente alto por un delito no tan grave, mientras que ni un solo alto ejecutivo de ninguna entidad financiera ha pisado la cárcel desde el comienzo de la crisis financiera que arrasó con el 40% de la riqueza mundial? Partiendo de la premisa de que la (cada vez mayor) inequidad económica se traduce en una (cada vez mayor) inequidad legal, Taibbi, colaborador habitual de Rolling Stone, intenta esclarecer la cuestión a través de datos empíricos y ejemplos de casos reales. Según explica el reportero, su país atraviesa actualmente una coyuntura inédita. En 1991 había en EEUU un millón de presos. En 2012, la cifra había aumentado a 2,2 millones, un incremento de más del 100%. Por el contrario, las tasas de criminalidad habían descendido un 44% en el mismo periodo, lo que nos deja con este silogismo "sin sentido":

La pobreza aumenta;Los delitos disminuyen;La población reclusa se duplica.

CCOO asegura que la inestabilidad laboral y la falta de recursos son las principales causas de pobreza

CCOO asegura que la inestabilidad laboral y la falta de recursos son las principales causas de pobreza

No se trata solo —que también— del hecho de que un trabajador de Wall Street tiene acceso a mejores abogados y otros medios para defenderse que una persona que vive en una barriada deprimida. Lo que resulta aún más preocupante a juicio de Taibbi es que el conjunto de la sociedad consiente esta situación. “Del mismo modo que hemos aprendido muy rápido a aceptar la idea de que ahora Estados Unidos tortura y asesina a determinados extranjeros (y tal vez a algún que otro norteamericano) de manera rutinaria, y hemos dejado de manifestarnos en Washington para protestar por el hecho de que estas cosas se hagan en nuestro nombre, hemos aprendido a aceptar la idea de que algunas personas simplemente tienen más derechos que otros”, escribe el periodista. “Algunas personas van a la cárcel y otras no. Y todos lo entendemos”.

Como el país desarrollado (UE-EEUU) donde más ha aumentado la desigualdad en estos años de crisis —según datos de la Organización Internacional del Trabajo—, en España, y como decíamos al comienzo de estas líneas, no resulta lejana la reflexión que plantea Taibbi sobre la impunidad de la que disfrutan los poderosos y el creciente desprecio que se dispensa a los pobres. A los desfalcos multimillonarios, que en aquellas tierras llevan el nombre de empresas como Lehman Brothers o GlaxoSmithKline, y que el periodista describe en detalle en esta obra también desde el punto de vista de sus causas y consecuencias, se superpone en EEUU el problema racial, actualmente muy visible por las incesantes muertes de negros a manos de policías. Sobre el juicio por el caso de Trayvon Martin, un chico de 17 años que murió por disparos del agente George Zimmerman en marzo de 2012, dice Taibbi que “acabó degenerando en una discusión nacional sobre si el asesinado era el tipo de persona que tenía derecho a ir tranquilo por la calle o si, por el contrario, pertenecía a una clase molesta”.

En pocas palabras: llegará el día en que la justicia será justa únicamente para aquel que se la pueda pagar. Y el que no, se verá estigmatizado por esa insuficiencia económica, cada vez más vapuleada frente a la glorificación del poder y el dinero. "Sí, hay un montón de delitos violentos en los barrios pobres. Y sí, es ahí donde tiene lugar la mayor parte de la violencia con armas de fuego. Pero la trayectoria penitenciaria de la mayoría de los pobres que van a la cárcel empieza el día que son encarcelados por la infracción más leve que quepa imaginar", resume Taibbi, que critica, del otro lado, "la incapacidad para llevar ante los tribunales a los ejecutivos de empresas corruptas, diciendo que sus infracciones no son verdaderos delitos, sino meras faltas éticas, acciones no punibles desde el punto de vista legal". 

Más sobre este tema
stats