"Bájense del privilegio, ha sido un apartheid, señores": la brecha de género perdura en la literatura

Manifestación convocada por el 8M en 2023, en Madrid.

Las mujeres escribieron en 2023 el 26,5% de todos los libros editados en papel en nuestro país, un porcentaje que en el caso de los autores asciende hasta el 43,8% (el 29,7% restante corresponde a instituciones o entidades varias). En cifras, 15.932 títulos ellas frente a 26.265 ellos. Esto supone el tercer año consecutivo de descenso de propuestas de escritoras en nuestras librerías, pues en 2022 fueron 16.157 libros, casi un millar menos que los 16.929 de 2021.

Si incluimos todos los soportes en la fórmula, no solo el papel, ellas en 2023 se sitúan en el 27,4% (23.850 títulos) y ellos en el 42,3% (36.875), con el 30,3% restante de nuevo para instituciones o entidades. En la sucesión histórica también se constata en los datos oficiales más recientes del Ministerio de Cultura un retroceso en las obras publicadas por mujeres, que firmaron 24.885 libros en 2022 y 25.146 en 2021. 

Eliminando de la ecuación la variable de las instituciones y las entidades, los porcentajes comparados de títulos inscritos en el ISBN en cualquier tipo de soporte (no solo papel) dejan clara la desigualdad, si bien se aprecia una paulatina pero pequeña tendencia al equilibrio en el último lustro: 39,2% de títulos ellas y 60,7% ellos en 2023, 37,8% frente 62% en 2022, 37,9% ante 61,8% en 2021, 38,5% ellas y 61,1% ellos en 2020 y 37,3% frente a 62,2% en 2019.

La literatura como reflejo de una sociedad que camina hacia una paridad aún muy lejos de ser una realidad. Tanto es así, que no son pocos los que todavía se siguen sorprendiendo cuando ven alineadas obras escritas por mujeres, pero no se sorprenden si son de autores los nombres en las portadas. Una barrera psicológica, un prejuicio que no es otra cosa que la expresión de ese machismo que lleva a pensar a muchos hombres que la incorporación de la mujer a todos los ámbitos les resta a ellos posibilidades. "Señores, bájense ustedes del privilegio, porque lo que ha habido aquí ha sido un auténtico apartheid y se trata de revertirlo", remarca a infoLibre Carmen Peire, presidenta de la Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras (AMEIS).

Está muy normalizado que escriban las mujeres. En los 80 no te contemplaban como escritora, de primeras había un rechazo en plan 'a ver qué escribe esta'

Silvia Bardelás

¿Se conseguirá esa igualdad efectiva cuando se alcance un porcentaje del 50-50? "Eso está muy lejos todavía", remarca Peire quien, más allá de la frialdad de las cifras, plantea como aún más deseable quizás una paridad en la que "permeabilice en la literatura y la escritura de los hombres todo lo que han ido escribiendo las mujeres". "Todas nos hemos educado en literatura escrita por hombres, que es lo que más hemos leído. Yo tuve inmensa suerte de poder leer a muchas mujeres desde niña, pero no es la norma. La norma es que tu criterio y tu canon literario esté establecido en función de lo que los hombres han escrito", explica, para acto seguido rematar: "El canon literario tiene que cambiar".

La escritora y editora Silvia Bardelás, considera por su parte que "está muy normalizado que escriban las mujeres", y rememora que cuando ella tenía veinte años en la década de los ochenta "la situación era terrible". "No te contemplaban como escritora sino como mujer, de primeras había un rechazo en plan 'a ver qué escribe esta'. Y eso ya no sucede", apunta a infoLibre, destacando asimismo que "ahora es muy fácil publicar siendo mujer, pues incluso hay editoriales especializadas en literatura escrita por mujeres". "Eso sí, esta ganancia que hemos tenido en número de publicaciones tiene la debilidad de pensar que las mujeres no podemos ser grandes narradoras", plantea la editora en De Conatus.

Hemos alcanzado las posibilidades de publicación pero nos falta alcanzar ese arrojo que tienen los hombres y que es fundamental a la hora de crear

Silvia Bardelás

Y profundiza un poco más: "Es un poco sutil esto que digo. Para mí, llevamos muchos siglos en los que se ha debilitado nuestra voz, se nos ha hecho pensar que no tenemos esa seguridad a la hora de presentarnos al mundo que tienen los hombres, casi como pidiendo perdón por hacerlo muy bien. Ahí es donde los hombres pueden ganarnos, entre comillas, porque ellos son libres de escribir y decir cualquier cosa, pero en cambio las mujeres tienen que justificar lo que hacen. Un hombre no tiene que justificar nada, lo hace y ya está. Por eso, podemos decir que hemos alcanzado las posibilidades de publicación pero nos falta alcanzar ese arrojo que tienen los hombres y que es fundamental a la hora de crear".

Coincide la escritora y artista visual Julia Otxoa al hablar aún de "prejuicio" casi usando la misma coletilla que Bardelás: "A ver qué hace esta". En su opinión, "hay todavía misoginia a un nivel muy sutil en el ámbito cultural", que se nota en según qué ámbitos a través de "pequeñas cosas", en gente que lo tiene "muy imbuido" desde la infancia. "Nos falta todavía mucho camino por recorrer", prosigue, al tiempo que pone en valor la presencia femenina creciente no ya en la literatura, sino en todos los ámbitos culturales: "Cuando he dado cursos o talleres en la universidad el 90% son mujeres. Y los propios escritores te dicen que quienes más les compran son las lectoras".

El hombre está de alguna manera desconcertado, otros quieren una regresión. En partidos de ultraderecha hay más hombres que mujeres y eso también nos tendría que hacer pensar

Julia Otxoa

Eso sí, señala a infoLibre que con la mayor presencia de la mujer, "el hombre está de alguna manera desconcertado", mientras hay también otros que quieren directamente una "regresión". "No la mayoría, pero otros sí que están por el machismo, la ley de la fuerza... en partidos de ultraderecha hay más hombres que mujeres y eso también nos tendría que hacer pensar", argumenta, antes de que Peire tercie para compartir una percepción subjetiva que puede obedecer a que si ahora hay un 30% de escritoras cuando antes había un 10%, "hay un 20% que ha perdido la parte dominante y por eso a lo mejor les puede parecer que les resta oportunidades". "Pero qué le vamos a hacer", apostilla con ironía.

Lola Larumbe, propietaria desde 1979 de la librería Rafael Alberti de Madrid, por su parte, ve "natural" que se hable de todas las escritoras que hay en la actualidad porque de ellas viene "lo mejor que se está publicando". "Es obligatorio, no es una cuestión de cantidad ya, sino de calidad", apostilla, incluyendo todo lo que se publica en español también desde Latinoamérica y lo que se traduce de autoras africanas u orientales. "Hacía falta que hubiera una masa crítica de escritoras publicadas para que surgiera la calidad. Eso que por ejemplo se decía antes de que no había buenas poetas... claro, es que como no se editaba a ninguna no lo sabíamos, era una incógnita. Luego hemos visto que había muy buenas, como muchas músicas, que estaban ahí, pero soterradas. Ahora ya era el momento de que fuera no ya igualitario, sino de que fueran muchas más", afirma a infoLibre.

Se está recuperando un vacío y un espacio que había sido usurpado

Lola Larumbe

"Las mujeres somos mucho más activas y en el mundo literario somos legión. y somos las que más leemos, pero sin embargo eso todavía no se ha revertido en una visibilización social", defiende Peire, mientras Otxoa recuerda que "se ha avanzado en derechos en muchos países después de que la mujer haya estado durante muchos siglos silenciada, relegada y subyugada", por lo que hay que celebrar el "estallido de creación y que las humanidades tengan a la mujer en primera línea". "En la editorial recibimos mitad y mitad de manuscritos ya desde hace años, no diría más hombres o mujeres. Lo único que nos falta es ese arrojo como creadoras, pero esto ya no se revierte porque es haber conseguido un espacio que era natural, por lo que ya estamos en la naturalidad de expresarnos artísticamente como cualquier hombre", añade Bardelás.

En la misma línea se expresa Larumbe, para quien si hay ahora mismo una "demanda mayor de literatura escrita por mujeres es porque había un déficit muy grande de sus voces y sus textos", por lo que "se está recuperando un vacío y un espacio que había sido usurpado". Eso sí, aclara que desde su experiencia como librera, los lectores "asiduos" y "habituales" no tienen esa "frontera" que separa a autores de autoras, algo sin duda positivo, pues "lo bueno sería que ya no se hablara de literatura escrita por mujeres, sino de literatura y ya está". "Mi experiencia aquí es esa. A través de los grupos de lectura que tenemos es verdad que participan más mujeres, pero las selecciones de los libros no se hacen en función de género sino de interés. Lo que pasa es que a veces sí que se dan cuenta en estos grupos de que llevan a lo mejor siete meses leyendo libros de escritoras. Porque hay mucho que leer, hay mucho recorrido que recuperar. Y mientras tanto, hay que luchar contra los estereotipos y, sobre todo, intentar que no sigan poniéndonos virtudes o defectos en función del género", plantea.

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"La igualdad nos enriquece mutuamente. Yo soy gran admiradora de escritores hombres y de escritoras, no es algo que me haya planteado nunca", asegura Otxoa, para quien "el arte y la literatura no tiene por qué tener género para que te guste o no", si bien resalta que, en su opinión, "la mujer tiene más curiosidad en la interrogación existencial". Y amplía Bardelás: "Como editora, me llegan muchos libros escritos por mujeres, pero nunca veo un libro desde el punto de vista de si está escrito por una mujer o por un hombre, porque la literatura no tiene género, está escrita desde el ser humano. Un hombre es un ser humano, una mujer también, una trans también, el género no tiene importancia salvo que escribas autoficción y quieras escribir algo justamente por tu condición de género, pero ese es un tipo de escritura específica. Ahora que hemos normalizado que las mujeres pueden publicar sin ningún problema creo que ya es el momento de pensar más en el ser humano que en los géneros".

Hay todavía misoginia a un nivel muy sutil en el ámbito cultural. Nos falta todavía mucho camino por recorrer

Julia Otxoa

Peire, por su parte, comenta un estudio que hicieron entre 2023 y 2024 en editoriales independientes españolas, constatando que aproximadamente el 60% de lo que publican es de autores y autoras internacionales, con lo que queda el 40% para quienes escriben en castellano en España y América Latina. De ese porcentaje, apunta, el 15 o 20% son libros de mujeres, por lo que "hay todavía un déficit impresionante". Además, como importante curiosidad, apostilla un detalle no menor: "El otro día me contaba Marta Sánchez-Nieves, directora de ACE Traductores, que hay editoriales que están planteando usar la IA para traducción de libros de mujeres. Pero solo de libros de mujeres, no de hombres. Porque se considera que lo que escriben las mujeres es algo así como la serie-B".

Para terminar, la propia Peire remarca que aunque haya "infinidad" de mujeres escribiendo, su visibilidad luego en festivales, premios, jurados o ferias del libro es todavía mucho menor que la de los hombres, si bien las políticas públicas están ayudando al equilibrio. "Almudena Grandes contaba que a ella la leían las mujeres, que eran las que compraban sus libros e iban a que se los firmara, y que cuando se le acercaba un hombre inmediatamente decía 'es para mi novia, para mi hermana o para mi mujer'. Esa barrera psicológica está ahí, yo la sigo viendo incluso en cantidad de hombres del mundo literario y de los progres. También decía Almudena que si ella fue capaz de identificarse con Moby Dick, en la que lo único femenino es una ballena asesina, por qué no iba a pedirle a los hombres que se identifiquen con su punto de vista. Esa es la batalla del mundo literario y de la sociedad", termina.

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