Entrevista de infoLibre en 2013 a Euclid Tsakalotos, el sucesor de Varufakis

“La deuda fue la excusa para bajar salarios y recortar el bienestar”

Euclid Tsakalotos: “La deuda fue la excusa para recortar el Estado de Bienestar y bajar los salarios”

El responsable de Economía del partido griego Syriza, Euclid Tsakalotos, impresionó a los asistentes al debate sobre la deuda europea organizado por la Fundación Primero de Mayo en junio de 2013 con su tesis sobre los dos motivos por los que Europa se empecinó en la austeridad y desechó cualquier política económica alternativa. Que existe, dijo Tsakalotos, y habría sido más eficaz y menos lesiva. Según el profesor y parlamentario, hay que buscar en el “instinto de clase de las elites” para proteger sus intereses hasta que apareciese una solución a la crisis, pero también en “la incompetencia estructural” de la Unión Europea. [Tsakalotos, jefe de la delegación negociadora de Grecia con el Eurogrupo, fue designado este lunes como sucesor de Yanis Varufakis como ministro de Finanzas]. 

PREGUNTA.– ¿Cómo han reaccionado los griegos al conocer el informe del FMI en el que admite que cometió graves errores en el rescate a su país?

RESPUESTA.– Las medidas de austeridad no se tomaron para luchar contra la deuda. Si apuestas por la austeridad, los ingresos se reducirán más rápidamente de lo que disminuirá la deuda. Los economistas lo llaman “la trampa de la deuda”. El objetivo real era reducir los salarios, las pensiones, recortar el Estado del Bienestar. La deuda fue la excusa para hacer lo que ellos querían hacer de todos modos.

P.– Después de cuatro años de austeridad brutal, descríbame cómo es el panorama económico y social de Grecia. ¿Las violentas protestas de los primeros meses han dado paso a la resignación?

R.– Ahora nos enfrentamos a una crisis humanitaria. Hay niños que van al colegio sin haber desayunado, miles de familias no tienen ningún tipo de ingreso porque ningún miembro de la familia trabaja… La gente lo ha intentado todo, por lo que ahora hay una cierta decepción: han ocupado plazas, como en Madrid y Barcelona, han hecho huelgas generales y manifestaciones, así que la sensación es de que ha dado todo igual. Ésas son las malas noticias, pero las buenas dicen que muchas personas se están organizando, y no sólo políticamente. También crecen movimientos de solidaridad social y de economía social. Ayudan a quien no tiene comida o no puede ir al médico porque se ha quedado en el paro y pierde su seguro social. Así la gente ve que pueden organizarse, que hay otra manera distinta de hacer las cosas, y eso da mucha confianza. Además, vuelve a hacer atractiva la política, la gente ve que hay resultados, que funciona.

P.– ¿Ha acometido Grecia todas las reformas que se le exigían, todas las reformas que Bruselas también está reclamando a España?

R.– Cuando era joven, en los 70, la palabra reforma tenía una connotación positiva. Significaba aumentar los derechos de los trabajadores, subir las pensiones… Ahora quiere decir exactamente lo contrario: recortar los derechos de los trabajadores. Y es terrible que el partido socialdemócrata esté apoyando esos cambios en Grecia. Antes se daba a los ciudadanos primero los derechos políticos, luego los sociales –pensiones, empleo– y más tarde los económicos. La democracia se extendía desde la esfera política hasta la social y luego la económica. Ahora es al revés: nadie habla ya de democracia económica, se recorta el Estado de Bienestar y las pensiones, el derecho a un trabajo flexible. Y pronto, si no los paramos, incluso los derechos políticos estarán en peligro. En Grecia tenemos problemas con la ultraderecha, que ya suma el 10% de los votos, y, si la izquierda es incapaz de organizarse, una solución fascista es muy posible.

P.– Responda a los políticos, economistas y periodistas que con el estallido de la crisis hablaban de griegos corruptos, que no pagan impuestos, se jubilan a los 50 años y no trabajan lo suficiente.

El humanismo de la Guerra Fría

R.– Antes de 2007 las empresas alemanas ganaban muchísimo exportando y porque los bancos alemanes prestaban dinero a los griegos, los españoles y los portugueses. Eran los buenos tiempos. Pero también en los malos siguen ganando mucho dinero al bajarnos los salarios. Hay un problema de corrupción, como en casi todas las sociedades. Y ellos dicen: “Una vez hayamos reducido el Estado y se lo hayamos dado al sector privado, trataremos la corrupción”. Pero ése no ha sido el caso ni en Estados Unidos, ni en Reino Unido, España o Grecia. Con políticos de centroderecha o de centroizquierda, la corrupción ha regresado. La respuesta a la corrupción no es el mercado, sino el control democrático y la transparencia.

P.– En Europa se teme el resurgir de la ultraderecha, no sólo en Grecia.

R.– Esperemos que la izquierda y los sindicatos se organicen pronto, porque lo que está ocurriendo en el sur de Europa no es sostenible. Grecia, Portugal, España, y probablemente Italia, se enfrentan a años de estancamiento económico en el mejor de los casos. Y ése es el caldo de cultivo para los fascismos. Si la izquierda aparece con algo que sea creíble, práctico, alternativo, que combine justicia social y eficiencia económica, la ultraderecha no tendrá nada que hacer.

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