Energía
La fiebre del 'fracking' dispara las solicitudes para buscar recursos en España
La polémica fiebre del fracking o Fractura Hidráulica o lo que es lo mismo, la búsqueda de recursos de gas y de petróleo que hasta ahora parecían fuera del radar de los negocios por carestía o dificultad técnica aumenta. En cinco años, según los datos del Ministerio de Industria que manejan las empresas, el número de permisos de investigación solicitados en España ha crecido un 80%. Hay 70 permisos de exploración concedidos y 75 en espera.
La concesión de un permiso no significa que se puedan hacer pozos. Solamente da exclusividad al titular del permiso sobre una zona geográfica para hacer investigación. Para perforar cada pozo hay que hacer previamente un Estudio de Impacto Ambiental. Las empresas más avanzadas están en esta fase. Por el trámite que llevan no podrán realizar sondeos antes de 2015/2016, según precisa Enrique Aracil, Profesor de Prospección Geofísica y director de la empresa Análisis y Gestión del Subsuelo.
El objeto de deseo es el gas escondido en los huecos de formaciones rocosas (especialmente en la cuenca vasco-cantábrica) que los más optimistas cuantifican en más de 2.000 bcm (miles de millones de metros cúbicos), suficientes para cubrir la demanda de energía del país de medio siglo pero a costa de una factura medioambiental disparatada, según las organizaciones que se oponen al negocio.
Voces de alerta
Las voces de alerta pueden estar justificadas. La técnica del fracking tiene efectos sísmicos y en España, pese a la existencia de un parque nuclear notable, todavía no ha acabado un mapa de riesgos fiable. El presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Martí, sólo pudo explicar en el Congreso que se está trabajando para detallarlo.
Pese a las críticas, el lobby de empresas Shale Gas España, del que forman parte las compañías Shesa, BNK Petroleum, Heyco, R2 Energy y San Leon Energy, destaca que "nunca antes había habido tal interés por la exploración de los recursos en España". No hay una cifra fiable sobre las inversiones realizadas en exploración de shale gas en España. Fuentes empresariales estiman que rondan entre 1.500 y 2000 millones de euros.
La crisis de Ucrania, con la amenaza de posibles restricciones en el suministro de gas ruso hacia Europa no ha hecho sino alimentar las presiones de los que aspiran a reproducir en Europa un modelo de negocio que ha convertido a EE UU en un país que camina hacia la autosuficiencia energética apoyada en las grandes reservas de gas no convencional y en una legislación más laxa que la Europea.
La Fractura Hidráulica o fracking consiste, en trazo grueso, en romper estructuras rocosas en las que se almacena gas y petróleo mediante agua a presión, explosivos, arena y productos químicos, para extraer recursos (denominados no convencionales, gas de esquisto o gas de pizarra) que hasta ahora parecían inalcanzables o no rentables.
Método polémico
Es un método muy polémico. En EE UU, un tribunal ha condenado a la empresa Aruba Petroleum a indemnizar con 2,9 millones de dólares (2,1 millones de euros) a una familia porque considera que sus dolencias están relacionadas con las operaciones de fracking de los pozos de Aruba.frackin
Porque el fracking no es, precisamente, un método fino. Colectivos ecologistas y de defensa del medioambiente han dado la voz de alarma por el impacto de la Fractura Hidráulica en el paísaje y el subsuelo, especialmente por la elevada utilización de agua en el proceso y la contaminación de los acuíferos.
En enero, 300 organizaciones de 22 países advirtieron a la Comisión Europea de que "el funcionamiento de la industria extractiva implica un enorme sistema de tuberías, instalaciones reguladoras de presión y centros de transporte. Esto supone inevitablemente fugas de metano, estimadas por diferentes estudios entre un 4% y un 11% del total del volumen de metano producido. En un plazo de 20 años, el metano es 86 veces más potente como gas invernadero que el CO2.."
Expertos como el exdirector del IDAE Javier García Breva, cree que la posibilidad de que Europa copie a EE UU el sistema de explotación de gas no convencional es remota. "Imposible en una sociedad urbanita como la europea" apunta García Breva. Incluso las proyecciones más optimistas de la Comision Europea, señala el especialista, indican que si se utilizaran al máximo las reservas de gas no convencional de Europa, la dependencia del exterior en materia energética todavía sería del 60%.
Riesgo de contaminación
"Por tecnología, operatividad y medios no tengo duda de que se puede hacer (las perforaciones de fracking) sin peligro de contaminación fracking para los acuíferos" señala Enrique Aracil. Pero se necesita mucho rigor. "Para poder garantizar todo esto" asegura "es imprescindible que la Administración exija que haya una reconstrucción tridimensional del subsuelo y de las características de los materiales y de los acuíferos".
De momento, queda camino por recorrer. Industria, sensible a las presiones de quienes abogan por apurar todas las posibilidades que brinda el llamado shale gas ha recurrido ante el Tribunal Constitucional las leyes de Cantabria y La Rioja que prohibían el fracking. Para ello se basa en un informe del Consejo de Estado que dictamina que las leyes son inconstitucionales. Como consecuencia, las leyes están suspendidas hasta que el TC dictamine.
Con el ejemplo de EE UU convertido en argumento a favor del fracking, Europa se ha situado en terreno de nadie y ha renunciado a regular la actividad. El texto aprobado por la Comisión Europea sobre el fracking se limita a recomendar a los Gobiernos unos principios generales con frases como “planear los desarrollos y evaluar los posibles efectos antes de conceder las licencias”, “evaluar cuidadosamente el impacto medioambiental y los riesgos” o “comprobar la calidad del agua, aire y suelo antes de empezar las operaciones”.
División en la UE
Tales generalidades revelan la renuncia a regular una práctica que divide a los miembros de la Unión Europea: Francia y Bulgaria han prohíbido el fracking mientras Reino Unido y Polonia lo defienden ardorosamente. Alemania, por su parte, mantiene una actitud escéptica ante la fieble del gas no convencional, de "esperar y ver" en qué acaba y cuánto dura el milagro energético que se atribuye a EE UU. Así lo manifestó en una reciente intervención la consejera de Medio Ambiente de la Embajada de Alemania, Carolina Probst.
Pero pese a las reticencias europeas, EE UU sigue atrayendo miradas. No sólo por el fracking, pero también por él, según la Casa Blanca, la producción nacional de petróleo alcanzó en 2012 su nivel más alto en 15 años, la de gas natural llegó a su récord histórico y la dependencia de petróleo extranjero llegó a su punto más bajo en dos décadas.
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Por supuesto, las condiciones en EE UU son muy distintas a las de Europa. En EE UU, el fracking se ha beneficiado de varias lagunas en las leyes, como explica Scott A. Eliasfracking , profesor de Ciencia Cuaternaria de la University of London en la revista Earth and Environmental Science.
El fracking es la excepción en dos importantes leyes federales (la de agua potable y la de agua limpia) al permitir la inyección de productos químicos tóxicos en los pozos y la falta de tratamiento del agua sobrante que se almacena. Además, las empresas, según recuerda Elias, no están obligadas a revelar el cóctel de sustancias que usan, por considerarse secreto industrial.
Pero todo parece justificado ante el hecho de que el gas no convencional ha permitido reducir la factura energética, abaratar los procesos industriales por la caída de precios de la energñia y, algo también importante, afrontar las relaciones internacionales con el punto de vista de quien tiene el suministro energético asegurado.