El largo historial de complicidad con los clanes presidenciales de Gabón y los dos Congos del BGFI, el mayor banco de África central

Alain Lallemand, Louis Colart (Le Soir) / Daniel Balint-Kurti (PPLAAF)

Con 3.500 millones de euros en depósitos y 2.200 empleados repartidos en 11 países, BGFIBank es el grupo bancario más importante de África central. Pero esta entidad financiera también está tan estrechamente vinculada al poder y a los clanes familiares presidenciales de algunos Estados africanos productores de petróleo que se convirtió en un pilar institucional en Gabón, República del Congo –capital Brazzaville– y República Democrática del Congo –capital Kinsasa–. En su página web, el BGFI reivindica su ascendencia franco-gabonesa: creado como filial gabonesa del Banque de Paris et des Pays-Bas, nacionalizado en 1982 y rebautizado como Paribas Gabon, el banco ha visto crecer al Estado gabonés como su principal accionista a lo largo de los años 90. Esta nueva participación justificó su cambio de nombre en 1996: Banque Gabonaise et Française internationale (BGFI).

La red European Investigative Collaborations (EIC), de la que forma parte infoLibre, y sus socios –Bloomberg, RFI-Radio France Internationale, L'Orient le Jour, BBC Africa Eye, KvF, The NamibianThe Continent y The Wire– junto con la Plataforma para la Protección de los Denunciantes de Corrupción en África (PPLAAF), Public Eye, The Sentry, Resource Matters y Congo Research Group, han investigado 3,5 millones de documentos del BGFI, que se revela como el centro de operaciones utilizado por la familia del expresidente congoleño Joseph Kabilia para enriquecerse saqueando las arcas de uno de los países más pobres del mundo. El resultado de nueve meses de trabajo es la crónica detallada del Congo Hold-Up (El expolio del Congo).

Bajo la sombra de la FIBA

En cambio, el BGFI no es tan elocuente cuando se trata de otro antecesor clave. En 1999, cuando la petrolera francesa Elf Aquitaine se fusionó con Total, la nueva entidad tuvo que desembarazarse de un banco sospechoso dedicado a los intereses petroleros franceses en África, lo que se dio en llamar Francáfrica, la relación neocolonial de Francia con sus antiguos territorios en el continente: Banque Française Intercontinentale (FIBA) era conocido como “el banco de Elf”, la entidad que Elf utilizaba para pagar a los Estados productores de petróleo la renta que les correspondía. Con sede únicamente en Gabón y República del Congo, este banco era propiedad –hasta el 51% de sus acciones– del entonces presidente Omar Bongo y de tres de sus numerosos hijos.

A través del FIBA, discreto cajero automático del presidente de turno, Elf permitía la prefinanciación del petróleo (anticipos sobre futuros beneficios petroleros) mientras llegaba a verse en situaciones tan difíciles como la de tener que pagar facturas de traficantes de armas. Cuando se disolvió, este banco no encontró comprador, pero parte de sus oficinas y sus clientes fueron asumidos por el grupo BGFIBank. Esta doble ascendencia –Fiba y BGFI– permite comprender por qué, hoy en día, los diferentes holdings familiares de la familia Bongo como Delta Synergie poseen el 10,75% de la sociedad matriz BGFI Holding Corporation.

Dinero y poder

Esta doble ascendencia también permite comprender la complejidad de los relevos de poder en el banco. Pascaline Bongo, hija del difunto presidente Omar Bongo y hermana del actual presidente, Ali Bongo, no es la única administradora que representa el primer círculo de poder gabonés dentro del consejo de administración del holding. El ex ministro de Finanzas de Gabón, Emile Doumba, también formó parte, hasta julio de 2020, del consejo de administración del holding. No habría nada que decir si, 20 años antes, cuando dirigía el Banco Internacional de Comercio e Industria de Gabón (Bicig), Emile Doumba no hubiera creado un departamento dedicado a las cuentas numeradas.

En la República Democrática del Congo, donde se sabe que el banco es el favorito de la familia Kabila, el 40% del capital de la filial BGFIBank RDC pertenecía a la hermana menor del expresidente Kabila, Gloria Mteyu, y hasta mayo de 2018 su director general era Francis Selemani Mtwale, hermano adoptivo de Joseph Kabila. Por último, en Congo-Brazzaville, el presidente del BGFIBank Congo es Jean-Dominique Okemba, sobrino del presidente Denis Sassou Nguesso y durante mucho tiempo su consejero especial, además de secretario general desde 2002 del Consejo de Seguridad Nacional, lo que le convirtió en el jefe de los servicios de la inteligencia congoleña.

BNP PARIBAS, acusado de blanqueo y corrupción

Esta promiscuidad entre el dinero y el poder dio lugar a varias investigaciones judiciales en Europa y Estados Unidos. La más reveladora es la conocida como Ganancias ilícitas, abierta en 2010 por la división financiera del Tribunal de París. Entre 1996 y 2008, a través del BGFIBank Gabón y del banco francés BNP Paribas, la familia Bongo adquirió 12 propiedades en París y Niza por un importe total de al menos 35 millones de euros. Familiares de la familia Bongo depositaron cantidades en efectivo en una cuenta del BGFI, el dinero volvió al BNP Paribas –se habla de un total de 52 millones de euros– y se utilizó para adquirir inmuebles al amparo de una empresa de decoración de interiores “en relación casi exclusiva” con el presidente Omar Bongo. El origen sospechoso de los fondos era tan visible –el volumen de dinero en efectivo “no guarda relación con los emolumentos” del presidente de Gabón, concluía la investigación–, que BNP Paribas fue acusado en mayo de 2021 de “blanqueo de dinero, corrupción y malversación de fondos públicos”.

Otro dato esclarecedor: la investigación llevada a cabo por los agentes federales estadounidense a raíz de la compra de un ático de lujo en Bahía Vizcaína, en Miami (Florida), para el hijo del presidente de Congo-Brazzaville, Denis Christel Sassou Nguesso. Sasssou Nguesso hijo es sospechoso de haber malversado entre 2011 y 2014 millones de dólares de la Société Nationale des Pétroles du Congo (SNPC), de la que era subdirector general. Esos fondos se canalizaron presuntamente a través de las cuentas de empresas ficticias alojadas en una filial del BGFIBank y luego a cuentas bancarias en Florida para comprar el ático, que tenía un valor de mercado de tres millones de dólares.

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Otra investigación, esta vez relativa a la República Democrática del Congo, se publicó en las páginas del periódico belga Le Soir en octubre de 2016: en una confirmación de lo que aparecía en varios documentos, el exjefe del departamento de Seguimiento del BGFIBank RDC, Jean-Jacques Lumumba, denunció “retiradas dudosas de efectivo”, cheques injustificados, pagos sorprendentes realizados por el Banco Central del Congo en la cuenta del BGFIBank de una empresa privada propiedad de un pariente cercano de Kabila. También denunciaba un préstamo ilícito de 25 millones de dólares concedido por el BGFIBank RDC a la Comisión Electoral Nacional e Independiente (CENI), que organiza las elecciones nacionales, pese a que la CENI estaba en la lista de morosos del Banco Central del Congo. La sospecha aireada por Jean-Jacques Lumumba era que el dinero destinado a las elecciones –que fueron aplazadas por falta de recursos– se dilapidó en desembolsos irregulares.

Estos Lumumba Papers publicados por Le Soir, en cuya investigación profundizaron después las ONG PPLAAF y The Sentry y la revista Jeune Afrique en 2017 y 2018, desencadenaron una serie de auditorías internas en BGFI Congo. Auditorías a la vez devastadoras para el banco e insuficientemente investigadas, o incluso dirigidas por la altos ejecutivos del banco. Estas auditorías, a las que EIC ha tenido acceso, condujeron a la discreta salida de Francis Selemani del banco, en mayo de 2018. Supusieron la caída del hermano adoptivo del expresidente.

Las revelaciones de Congo Hold-Up (El expolio del Congo) permiten observar de cerca el alcance de la malversación efectuada a través del BGFI Congo. Interrogado recientemente por los colaboradores de esta investigación, el jefe de la Inspección General de Finanzas (IGF) del Congo, Jules Alingete, fue muy claro: “Para mí, el BGFI es un banco mafioso. Es un inspector general quien habla después de haber hecho sus investigaciones. Es inaceptable lo que ha ocurrido”.

Con 3.500 millones de euros en depósitos y 2.200 empleados repartidos en 11 países, BGFIBank es el grupo bancario más importante de África central. Pero esta entidad financiera también está tan estrechamente vinculada al poder y a los clanes familiares presidenciales de algunos Estados africanos productores de petróleo que se convirtió en un pilar institucional en Gabón, República del Congo –capital Brazzaville– y República Democrática del Congo –capital Kinsasa–. En su página web, el BGFI reivindica su ascendencia franco-gabonesa: creado como filial gabonesa del Banque de Paris et des Pays-Bas, nacionalizado en 1982 y rebautizado como Paribas Gabon, el banco ha visto crecer al Estado gabonés como su principal accionista a lo largo de los años 90. Esta nueva participación justificó su cambio de nombre en 1996: Banque Gabonaise et Française internationale (BGFI).

EL EXPOLIO DEL CONGO, LA MAYOR FILTRACIÓN DE DOCUMENTOS DE ÁFRICA

Congo Hold-up (El expolio del Congo) es la mayor filtración de documentos de África hasta la fecha. Revela cómo el banco gabonés BGFI ha sido utilizado para saquear los fondos públicos y los recursos naturales de la República Democrática del Congo, en gran parte para el enriquecimiento del círculo íntimo del ex presidente Joseph Kabila.

El grupo bancario, que posee un turbulento historial por amparar acuerdos corruptos de autócratas africanos y empresas europeas, sirvió de centro de operaciones a quienes buscaban influir en el entonces presidente, incluidas compañías estatales chinas interesadas en las enormes explotaciones mineras en la República Democrática del Congo. Además, el BGFIBank dio acceso al sistema bancario internacional a oscuras redes de empresarios, políticos, presuntos financiadores de Hezbolá y otros.

En una alianza sin precedentes para la investigación de interés público, la red de medios de comunicación European Investigative Collaborations (EIC), de la que forma parte infoLibre, y sus socios –Bloomberg (EEUU), RFI-Radio France Internationale (Francia), L'Orient le Jour (Líbano), BBC Africa Eye (Reino Unido), KvF (Islas Féroe), The Namibian (Namibia), The Continent (Sudáfrica) y The Wire (India) – se han unido a un grupo de organizaciones de investigación sin ánimo de lucro lideradas por PPLAAF (Plataforma para la Protección de los Denunciantes de Corrupción en África), junto con Public Eye (Suiza), The Sentry (EEUU), Resource Matters (Bélgica) y Congo Research Group (EEUU). Todos ellos han investigado los documentos de Congo Hold-up (El expolio del Congo) durante seis meses. Después, los medios de comunicación y las ONG han verificado y contrastado los hechos, y escrito sus informaciones de forma independiente.

Congo Hold-up (El expolio del Congo) se compone de más de 3,5 millones de documentos del BGFIBank, incluidos extractos bancarios, correos electrónicos, contratos, facturas y registros corporativos. Los documentos también incluyen detalles de millones de transacciones bancarias. 

Los medios que participan en Congo Hold-up (El expolio del Congo) publicarán durante las próximas semanas historias que exponen con todo detalle los ardides utilizados por el BGFIBank y sus clientes para encubrir la corrupción endémica y la malversación de dinero del Estado en la República Democrática del Congo, además de cómo los bancos internacionales no consiguieron impedir esos sospechosos flujos de dinero.

EIC se constituyó a finales de 2015 y publicó su primera investigación a principios de 2016, sobre las Armas del Terror. Otras investigaciones de EIC se han centrado en el funcionamiento de Malta como paraíso para la evasión fiscal dentro de la UE (los Malta Files) y en los acuerdos secretos de Ocampo en la Corte Penal Internacional (puedes leerlo en español aquí y aquí). infoLibre es el único medio de comunicación español en la red. La semana pasada publicó otra filtración de documentos, sobre el Código de Conducta, el vigilante fiscal de la UE (puedes leerlo aquí y aquí).

El modelo de EIC es único en el panorama del periodismo de investigación: se trata de una red financiada por los propios medios que la componen, sin ninguna organización interpuesta y que desde su nacimiento hace seis años ha publicado más de 1.500 historias en más de 20 países e idiomas.

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