Un año y tres meses después de que el BBVA diera comienzo al largo proceso de la adquisición del banco Sabadell con una oferta valorada en 12.000 millones, la operación sigue dilatándose. En su ejecución siguen cumpliéndose escenarios que al principio parecían poco probables, como la reciente venta, por parte del Sabadell, de su filial británica TSB al Banco Santander por un importe de 3.000 millones. De estos, 2.500 irán a parar a los accionistas, que son quienes, en última instancia, deben decidir con su voto si la fusión se consuma. Así, la última imagen que deja este proceso son accionistas sonrientes abandonando la junta del Sabadell tras el anuncio del dividendo. En el otro extremo, un BBVA que ha elevado su estimación de los riesgos sobre la opa.
Hasta el momento, nada había hecho desistir al BBVA de culminar la operación, pero la venta de TSB podría dar lugar a otro giro de guion. Hasta ahora el banco vasco no parecía haberse planteado desistir, ni siquiera ante las resistencias del Sabadell, ni ante las condiciones del Gobierno, que impuso un plazo de tres años en el que ambas entidades tendrán que mantener su independencia, es decir, no fusionarse. Sin embargo, en una comunicación remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el BBVA señala que “no puede asegurar que se alcancen algunos o todos los beneficios esperados con la operación” tras la venta de TSB, y contempla como “riesgo” los retrasos en la fusión que se darían por las condiciones del Ejecutivo. Por ello, apunta que este proceso, una vez cumplidos los plazos estipulados, debería hacerse “tan pronto como sea posible”. En el documento también planea la posibilidad de desistir: “En este sentido, conforme a lo previsto en el artículo 33.1.d) del Real Decreto 1066/2007, BBVA con la conformidad de la CNMV, podrá desistir de la Oferta o mantenerla”, recoge.
Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director de la consultora financiera Eurocofín, explicaba a infoLibre que, tras las condiciones impuestas desde Economía, las opciones del BBVA eran interponer un recurso, desistir o continuar. En aquel momento, la opa siguió adelante y la entidad aceptó las condiciones del ministerio. Pero la venta de TSB complica un poco más esa decisión. Según recoge Reuters, tras las cláusulas que le impuso el Gobierno, el BBVA aún veía factible generar los 850 millones de euros en sinergias —el ahorro o beneficio económico esperado— que había estimado en un principio, pero en este último comunicado (tras conocerse la venta de TSB) esa estimación había desaparecido, lo que podría indicar, señalan, “que la cifra está siendo reevaluada”.
TSB, con sede en Edimburgo, ha formado parte del grupo Sabadell desde 2015. La entidad tenía un peso significativo en las cuentas del grupo catalán y en 2024 aportó casi el 14% del beneficio total del banco. Por eso, el movimiento del Sabadell, orientado sobre todo a detener la opa, es para los expertos una jugada arriesgada. En opinión de Balado, a pesar de apuntarse el tanto frente a sus accionistas, el Sabadell sería ahora “más pequeño” y, por tanto, también sería menos probable que el BBVA mejorase su oferta.
Para el Sabadell la oferta siempre ha estado por debajo de lo que esperaban y, de hecho, las acciones del banco catalán cotizan por encima de la oferta del BBVA. Es decir, los accionistas ganan menos vendiendo, que quedándose como están. En cuanto a la cotización de ambas entidades, el mar revuelto de la opa no parece afectarles en bolsa y ambos cierran la semana en positivo. El BBVA crece un 9% en el acumulado de la semana, hasta 15,8 euros por título, y el Sabadell lo hace un 4,7%, a 3,3 euros.
A falta de lo que diga el BBVA, el proceso parece tener aún más aristas que limar que al principio. De hecho, antes de que se cerrase la venta, el número dos de BBVA, Onur Genç, ya anticipó que si en algún momento la operación perdía valor, retirarían una oferta que calificaba de "excelente". También insistió en que el valor en bolsa de los títulos del banco de Josep Oliu habrían aumentado por el interés del BBVA y que, de retirar la oferta, este bajaría. Sin embargo, las sensaciones tras la junta de accionistas del Sabadell, que aprobó la venta de TSB con el respaldo del 99,6% de los socios, no hace pensar a los analistas que los accionistas del banco catalán vaya a acercarse más al BBVA.
Otra posibilidad que descartan de plano es rebajar el umbral de aceptación, es decir, el porcentaje de acciones por debajo del cual no se consideraría válida la oferta, que se encuentra actualmente en el 49,3%, según cálculos de Reuters. “La oferta es la oferta. Lo hemos dicho múltiples veces”, concluía Genç en la última junta de la compañía.
Plazos que se alargan en un proceso "inusual"
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La intención de la entidad presidida por Carlos Torres era que el proceso culminase en septiembre, aunque los nuevos acontecimientos lo hacen poco probable. Lo primero que tendrá que hacer el BBVA es presentar su oferta a la CNMV y esperar a que ésta dé el conforme e inicie el plazo de aceptación. Aquí entrarían ya en juego los accionistas del Sabadell, quienes deben decidir en un proceso que puede durar entre 30 y 70 días.
Si los accionistas estuviesen de acuerdo, aún quedaría por delante un proceso de fusión que tendría que adaptarse al los plazos fijados desde el Ministerio de Economía y que estipulan tres años hasta que las dos firmas se integren en un solo banco.
Para Balado, el proceso de opa está siendo, cuanto menos, "inusual" y a ello ha contribuido también la intervención del Gobierno. De hecho, Bruselas expedientó a España por las condiciones a la operación impuestas desde el Ejecutivo, que junto con los sindicatos, las asociaciones de consumidores y su socio de Gobierno, Sumar, no se mostraban favorables. Aunque el reproche iba dirigido a la regulación que existe en el país y que permite que el Ejecutivo intervenga en operaciones empresariales de este tipo.
Un año y tres meses después de que el BBVA diera comienzo al largo proceso de la adquisición del banco Sabadell con una oferta valorada en 12.000 millones, la operación sigue dilatándose. En su ejecución siguen cumpliéndose escenarios que al principio parecían poco probables, como la reciente venta, por parte del Sabadell, de su filial británica TSB al Banco Santander por un importe de 3.000 millones. De estos, 2.500 irán a parar a los accionistas, que son quienes, en última instancia, deben decidir con su voto si la fusión se consuma. Así, la última imagen que deja este proceso son accionistas sonrientes abandonando la junta del Sabadell tras el anuncio del dividendo. En el otro extremo, un BBVA que ha elevado su estimación de los riesgos sobre la opa.