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IGUALDAD Movimiento LGTBI

Jóvenes, bisexuales y de grandes ciudades: así son las personas no binarias según el primer gran estudio

Varias personas con banderas del género no binario durante la manifestación del Orgullo Crítico.

Se quedaron fuera de la ley trans –al menos si los grupos parlamentarios no cambian el rumbo del texto a través de sus enmiendas–, pero están en boca de todo el mundo. Son las personas no binarias, a veces las grandes desconocidas del colectivo LGTBI. O al menos, las que más interrogantes suscitan. El Ministerio de Igualdad, a través de su Dirección General de Diversidad de Género, acaba de publicar el primer gran estudio que aproxima la realidad de las personas no binarias, sus condiciones, demandas y necesidades.

El estudio bebe de un contexto previo. La incidencia de personas no binarias, según los últimos análisis a nivel internacional, oscila entre el 7% y el 14%. Algunos estudios describen un aumento de la población no binaria en los últimos años: por ejemplo, el incremento escala hasta el 87% desde 2015 en el caso de Australia. En la Unión Europea, un 51% de las personas trans se identifica con géneros no binarios.

¿Y cuál es su situación en España? Para empezar, conviene detenerse en las etiquetas. El 84% de las personas que han participado en el estudio se identifica con la etiqueta de género no binario. ¿Y el resto? Un 3% hace lo propio con género fluido y otro 3% se siente más cómodo en la categoría de agénero. Además, el 64% se considera trans y el 3% intersex. La mayoría de las personas encuestadas, el 75%, nacieron como mujeres. Al margen de la identidad o expresión de género, las personas no binarias también respondieron sobre su orientación sexual: el 48% se identifica como bisexual, el 16% como homosexual, el 10% asexual y el 2% heterosexual.

Pero las categorías no son sólidas ni estancas. El 78% de las personas interpeladas para el estudio reconoce haber cambiado de etiqueta, al menos una vez en la vida. Un 48% razona el cambio apelando a reflexiones internas sobre su propia identidad y el 30% habla de otras etiquetas que le han definido mejor. Respecto al uso de los pronombres, un 35% de las personas indica que hacen un uso indiferente de ellos, mientras que un 19% alterna entre "ella" y "elle". El 15% combina "él" y "elle", mientras que el 9% se identifica como "elle" en exclusiva.

El 37% se siente conforme con su aspecto físico, pero no son mayoría: un 45% habla de la necesidad de hacer modificaciones físicas concretas. ¿Los motivos? El 31% menciona el cambio estético, habitualmente hacia la androginia, como una necesidad personal de ajustar su físico a su identidad de género, mientras que el 14% habla de "visibilizar y legitimar su experiencia" ante el resto.

Las personas no binarias son eminentemente jóvenes: el 95% tiene menos de 35 años. Más concretamente, el 57% tiene entre 18 y 24 años y el 25% entre 25 y 35 años. Un 13% tiene menos de 17 años. Los grupos más reducidos están en las edades más avanzadas: el 3% tiene entre 35 y 44 años y solo un 2% más de 44. Además, un 74% declara que tenía entre 15 y 25 años cuando encontró por vez primera la etiqueta relativa al género no binario. 

¿Dónde se encuentran las personas no binarias? Sobre todo, en las grandes urbes. El 45% reside en municipios de más de 200.000 habitantes y el 32% en territorios de entre 20.000 y 200.000. Entre las personas que participaron en el estudio, el 42% residían en Madrid y Cataluña. Son las comunidades más representadas. 

Una moda, una fase o una chorrada

La investigación, pilotada por Isabel López Gómez y Gorka Tobalina Pardo, recuerda que "el fenómeno social de personas identificándose o entendiendo su experiencia de género como no binaria, empieza a hacerse visible" en torno a la "segunda década de los 2000". Los autores identifican un "aumento significativo de la tendencia en los últimos ocho años", según han acreditado los profesionales del ámbito de la atención y acompañamiento a la diversidad sexual y de género.

¿Cómo viven las personas no binarias? Los encuestados hablan de las respuestas sociales con las que se topan al explicitar su identidad de género. El 38% refiere comentarios de desconocimiento y el 21% dice toparse a menudo con preguntas incómodas. El 16% reseña actitudes de desprecio. En el extremo opuesto, el 21% habla de interés respetuoso.

Que es una moda, una chorrada, una fase o una necesidad de llamar la atención son los principales comentarios que reciben las personas no binarias. 

Las reacciones contrarias tienen efectos en el plano material. Así, el 28% reconoce trabas a la hora de acceder a espacios o servicios públicos, el 25% admite ser reacio a conocer gente, el 19% prefiere esquivar los eventos familiares y el 16% descarta recurrir a la policía cuando se topa con problemas. "En la realidad de muchas personas no binarias que participan en este estudio, la invisibilización, el desconocimiento y las respuestas de odio se traducen en alejarse de ciertas actividades cotidianas, distanciarse de personas cercanas y dejar de lado intereses de la vida social", dicen los autores del estudio.

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Esta dinámica, presente en la mayoría de las personas no binarias, tiene un impacto determinante sobre sus vidas. Un 55% indica haber rechazado o pospuesto su derecho a acceder a la sanidad, por inseguridad respecto al trato de los sanitarios (27%), desconfianza (21%), falta de formación de los profesionales (19%) o malas experiencias previas (17%). 

En el caso de los espacios públicos, un 81% hace passing, es decir, performa su físico para adaptarlo a los estereotipos de género y encajar así como hombre o mujer. Sin preguntas, ni miradas. "A pesar de los elevados niveles de 'passing', más de seis de cada diez personas (65%) han experimentado discriminación en el acceso a espacios públicos", señalan los investigadores. 

El 87% recurre a esta misma técnica de pasar desapercibido en el ámbito familiar, el 84% en terreno educativo y el 41% en sus relaciones sexo afectivas. El 12% afirma haberse distanciado de sus familiares y haber perdido el contacto con ellos. 

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