VIOLENCIA DE GÉNERO

Sánchez critica la falta de formación en género de los jueces: "Hay interrogatorios que aumentan el dolor"

Foto de familia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la vicepresidenta Sara Aagesen y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, tras el acto conmemorativo del 20º aniversario de la Ley contra la Violencia de Género.

Pedro Sánchez no pronunció ante los micrófonos el nombre del juez Adolfo Carretero, pero sí cargó contra los "operadores de derecho" que deberían "revisar" la formación especializada en violencia de género que reciben. El presidente no hizo mención a ningún caso particular, ni citó ningún episodio polémico, pero sí apostilló que a la vista de lo sucedido "en las últimas semanas", a algunos jueces "no les vendría mal" poner más empeño en el trato que dan a las víctimas. "Hay interrogatorios que no despejan dudas, las aumentan; que no mitigan el dolor, lo hacen más profundo", señaló. Lo hizo ante un auditorio repleto que enseguida estallaba en aplausos, en el acto celebrado este lunes en el Museo Reina Sofía con motivo del XX aniversario de la Ley contra la violencia de género.

Es en los tribunales, abundó el líder socialista, donde "menos sesgos machistas deberían existir", pero también donde más necesario se hace poner el foco. "No permitamos que una mala praxis o la falta de empatía lleven a una sola mujer a preguntarse si mereció la pena denunciar", lanzó. Sánchez se encargó de poner el broche final a una jornada en la que también participaron la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. El jefe del Ejecutivo elogió el consenso en torno a la puesta en marcha de la ley, aprobada hace dos décadas por unanimidad. "Entonces fuimos todos a una", recordó, para enseguida lamentar que "un consenso tan amplio no parece posible" actualmente.

Sánchez destacó los avances labrados gracias a la aprobación de la norma y puso el acento en el "negacionismo de la ultraderecha" que utiliza hoy sus "tribunas de poder" para aumentar el "dolor de las víctimas e infundir miedo a golpe de mentiras", expresadas en falacias como las residuales denuncias falsas. "El mecanismo es muy burdo pero es eficaz", recalcó.

En ese punto, el presidente hizo referencia al intento de la ultraderecha de "seducir" a toda una generación de jóvenes "con un burdo y violento anacronismo". "No hay nostalgia que pueda edulcorar ese mundo de ayer que ya no existe", insistió. "Quieren llevarnos medio siglo atrás. Les diremos que no podrán porque los demócratas somos más, las mujeres y los hombres orgullosamente feministas somos muchos más".

"Volvemos al abismo"

El avance del negacionismo y la ola reaccionaria sobrevoló el conjunto del acto, conducido por la periodista Sandra Sabatés. "Hoy tenemos una especie de cansancio de los valores", advirtió el expresidente socialista, "volvemos al abismo" y por eso hay que "insistir en la pedagogía". En ese punto, el encargado de haber sacado la Ley contra la violencia de género en en año 2004 puso el acento en el papel de los varones: "El feminismo, esa propuesta valerosa, como decía Clara Campoamor, hace mejor a los hombres. Tenemos que superar ese machismo casi genético", porque veinte años después "somos mejores como sociedad". El feminismo, insistió, "nos enseña que ante los avances hay siempre un intento de reacción, pero la igualdad es lo que nos da esperanza".

Con la mirada puesta en el hito que supuso la ley, la actual ministra de Igualdad concedió espacio a los retos futuros. "Hace veinte años se produjo un acontecimiento de primera magnitud. Un contrato social en el que las asociaciones se pusieron de acuerdo con los representantes públicos para fijar lo que era prioritario. Estamos obligados a renovar ese contrato, solo detrás del consenso han venido los grandes avances", asintió, dejando clara la necesidad de renovar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en manos de los grupos parlamentarios.

Orantes, la memoria y la esperanza

Entre los espacios de memoria que emergieron el lunes en el auditorio, uno especialmente simbólico: el reservado para Ana Orantes. El 4 de diciembre de 1997, la andaluza acudía a la televisión para denunciar públicamente cuarenta años de maltrato a manos de su marido. Dos semanas después, su agresor terminaba con su vida. Raquel Orantes, una de las hijas de la víctima, se reconoce incapaz de contener la emoción cuando alguien pronuncia el nombre de su madre. "Tu madre me salvó. Aquella entrevista me salvó", le dicen hoy.

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"Mi madre es un símbolo, un referente" que representa a "todas esas Ana Orantes" que convivían en su misma calle, recuperó su hija, pero también de las que "hoy siguen siendo asesinadas y las que siguen siendo valientes cuando realmente lo que deberían ser es libres".

Orantes contrapuso el empuje social a la regresión ultra, el compromiso colectivo a las tesis negacionistas. "Tenemos que aprender a ser responsables", enfatizó, recordando que ayer mismo "fallamos como sociedad" con el asesinato de una mujer en Benalmádena (Málaga), a quien los jueces habían denegado protección. "No debemos permitir que no hagan de menos, debemos estar alerta ante todos esos mensajes políticos que están haciendo un daño terrible, especialmente a toda la gente joven. No nos podemos permitir el lujo de dar ni un paso atrás".

Orantes fue una de las invitadas a la mesa No es una ley, es una demanda social, conducida por la periodista Violeta Molina. Junto a ella, Mariví Monteserín, ponente de la ley en el Congreso, y María Durán, vocal de la asociación Themis Mujeres Juristas. "Había una demanda urgente para afrontar la violencia. Las organizaciones nos unimos frente a un reto enorme: incorporar la centralidad de la mujer", enfatizó la abogada. Monteserín insistió en la necesidad de trasladar el mandato estampado en la legislación, al plano de lo real: "Sin una implicación activa, se producen fallos". Pero también reivindicó la necesidad de alimentar la esperanza, apelando a todo el camino "recorrido para que muchas mujeres hayan recuperado su vida, la hayan podido volver a goberner y estén libres de violencia".

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