Las recientes protestas durante la Vuelta Ciclista a España a raíz de la participación del equipo Israel Premier-Tech han vuelto a abrir el debate sobre si deporte y política van de la mano. Lo cierto es que no hay debate porque el deporte es, desde hace mucho tiempo, una herramienta muy prolífica para la política. Muchos gobiernos totalitarios utilizan el deporte para ‘lavar’ la imagen de su país y blanquear políticas que van en contra de los derechos humanos. Y de este tipo de prácticas nace el término sportswashing.
Sylvan Adams e Israel Premier Tech
El equipo ciclista Israel Premier-Tech participa en la actual edición de la Vuelta Ciclista mientras el Gobierno del país al que representa con la estrella de David en el pecho lleva ya más de 63.000 palestinos asesinados a sus espaldas. Pero, ¿quién está detrás del equipo israelí?
La Cycling Academy, que luego pasó a llamarse Israel Start-Up Nation y ahora Israel Premier-Tech, se fundó en 2014 para promocionar el ciclismo en Israel. Es un equipo privado, pero no por ello sus lazos con el Gobierno israelí dejan de ser estrechos. Su dueño y principal inversor, el empresario canadiense-israelí Sylvan Adams, se ha autoproclamado “embajador de Israel”, es amigo personal de Netanyahu, presidente del Congreso Judío Munidal (CJM) en Israel y declarado abiertamente sionista.
Hijo de un superviviente del Holocausto, tras heredar una de las empresas inmobiliarias más importantes de Canadá, se ha dedicado a invertir su fortuna en realizar propaganda de Israel a nivel internacional. Según Forbes, Adams cuenta con un patrimonio de 2.800 millones de dólares.
Con esta fortuna, el multimillonario nacido en Quebec ha realizado donaciones de grandes sumas de dinero a Israel como por ejemplo cuando el año pasado donó 100 millones a la Universidad Ben Guiron, o cuando donó unos 20,5 millones para que, en 2015, el Giro de Italia comenzara en Israel. También financió en 2019 la actuación de Madonna en la edición de Eurovisión celebrada en Tel Aviv.
¿Qué es el sportswashing?
Todos estos millones de inversión están destinados a un objetivo muy claro: blanquear al Gobierno de Netanyahu y proyectar una imagen amable, moderna y abierta del país a nivel mundial.
Según Amnistía Internacional, esta práctica trata de “ocultar las atrocidades que se cometen en los países a base de patrocinar o comprar equipos limpiadores de imagen en el extranjero utilizando la fascinación que provocan los macroeventos deportivos”. Todo esto contando con la colaboración de organismos internacionales que auspician la participación y el patrocinio de estos países en eventos deportivos a nivel mundial.
El último caso sonado se vivió en el pasado Mundial de Fútbol de Qatar. El organismo internacional de la FIFA presidido en aquel entonces por Joseph Blatter (ahora por Gianni Infantino), designó en 2010 a Qatar como sede mundialista para 2022 con el argumento de expandir el fútbol al mundo. Sin embargo, hizo la vista gorda ante un país en el que aplicar la pena de muerte a los homosexuales es una posibilidad legal debido a la sharía. También ignoró las más de 6.000 muertes, según The Guardian, de trabajadores que realizaban la construcción de los estadios. Tampoco fue sorpresa cuando una investigación del FBI conocida como ‘FIFA Gate’ demostró que varios miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA recibieron sobornos para votar a favor del designio del país árabe y de Rusia (en 2018) como sedes mundialistas.
Pero Israel o Qatar no son los únicos países que realizan este tipo de prácticas.
¿Qué países lo practican y cómo influye?
Según un informe de Amnistía Internacional, muchos otros países han recurrido a la técnica del sportswashing a parte de los ya mencionados Israel, Qatar o Rusia.
Emiratos Árabes Unidos con su aerolínea Fly Emirates seguramente sea el caso más reconocido y flagrante. Esta aerolínea es una de las patrocinadoras del torneo de tenis US Open y sponsor principal de equipos de fútbol de talla mundial como el Real Madrid o el A.C Milán o París Saint Germain, cuyo presidente, Nasser Al-Khelaifi, es también ejecutivo de la compañía catarí Qatar Sports Investment y con gran influencia en el fútbol europeo al ser el presidente de la European Club Association (ECA).
La aerolínea Etihad Airways, también con sede en Emiratos Árabes, tiene una estrecha relación de patrocinio con la sociedad City Group, una cartera que gestiona equipos de fútbol como el Manchester City, el New York City, el Melbourne City o el Girona F.C.
Países como China, que acogió los últimos JJOO de invierno o Arabia Saudí, que será sede para el Campeonato Mundial de Fútbol en 2034, realizan este tipo de actos. Con estos eventos deportivos desvían la atención de detenciones y torturas por ejercer el derecho a la libertad de expresión o de hostigamiento a los derechos de las personas LGTBI.
Qatar ha registrado la entrada de cuatro millones de visitantes, superando así la cifra anual de visitantes de los últimos cinco años. Un comunicado de Qatar Tourism subrayó que el notable aumento en el número de visitantes refleja el impulso positivo generado por la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022, coincidiendo con los esfuerzos y las iniciativas continuas del país para impulsar el sector turístico.
De esta manera, estos países no solo impulsan su sector turístico. Qatar, gracias a la construcción de los estadios, vio aumentar su creación de empleo y atracción de extranjeros al país. Esto ha hecho que también aumente la Inversión Extranjera Directa (IED) en un 110% en 2024,según el delegado de la Agencia de Promoción de Inversiones de Qatar. Por todo esto, se indica que eventos como el Mundial de Qatar de 2022 han favorecido el crecimiento económico del país. Así que sí, el sportswashing da sus frutos.
Ya lo hacían Hitler y Mussolini
Esta práctica no es nueva. Existen precedentes históricos de dictaduras que consiguieron ‘convencer’ a todos los organismos internacionales para celebrar competiciones mundiales en sus países pese a sus regímenes autoritarios.
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Los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, durante la Alemania del Tercer Reich, que sirvieron como plataforma de propaganda para Hitler y su intención de lanzar una imagen idílica al mundo del nazismo es uno de los grandes ejemplos, pero existen muchos otros como el Mundial de Fútbol celebrado en Italia en 1934 durante la dictadura de Benito Mussolini y que, cómo no, ganó Italia, o el Mundial también de fútbol que se disputó en Argentina en 1978 durante la dictadura militar de Videla y que, por supuesto, también ganó la selección de ese país.
No solo en el fútbol: golf, tenis… y ciclismo
Según el portal británico The Guardian, tan solo Arabia Saudí ha gastado más de 1.500 millones de euros en participar en eventos deportivos internacionales solo durante el año 2021. Campeonatos de ajedrez, golf, tenis o Fórmula 1. Recientemente vimos como tenistas de la talla de Rafael Nadal, Novak Djokovic, Jannik Sinner o Carlos Alcaraz participaban en el torneo ‘6 Kings Slam’ que se celebró en Arabia Saudita o el nuevo circuito árabe de golf llamado LIV Golf que pretende rivalizar con el PGA Tour estadounidense.
Ahora, el ciclismo tampoco se libra ni del dinero sionista ni del dinero de los Emiratos. Si bien es cierto que el Israel Premier-Tech está financiado por Israel, también en parrilla está el UAE Team Emirates XRG perteneciente a los Emiratos Árabes.
Las recientes protestas durante la Vuelta Ciclista a España a raíz de la participación del equipo Israel Premier-Tech han vuelto a abrir el debate sobre si deporte y política van de la mano. Lo cierto es que no hay debate porque el deporte es, desde hace mucho tiempo, una herramienta muy prolífica para la política. Muchos gobiernos totalitarios utilizan el deporte para ‘lavar’ la imagen de su país y blanquear políticas que van en contra de los derechos humanos. Y de este tipo de prácticas nace el término sportswashing.