Ir a la cárcel para evitar ser reclutado por el Ejército: la resistencia israelí ante la masacre en Gaza

Archivo - Ataque israelí a la escuela Yaffa en Gaza.

Amélie Poinssot (Mediapart)

“Lo peor que hay en Israel, aparte de ser palestino, es ser traidor”, dice Eviatar Rubin, de 22 años. Cuando el fotógrafo Martin Barzilai lo conoció hace dos años, aún no se habían producido el ataque terrorista de Hamás y la respuesta israelí.

El joven, que vive en Haifa, ya tiene una decisión tomada: no hacer el servicio militar ni “participar en la ocupación sionista, en un régimen de apartheid”. Así que se niega a alistarse en el Ejército. Por ello, va a pasar cuatro meses en prisión. Después, retomará sus actividades militantes: manifestaciones políticas y apoyo a las familias palestinas expulsadas de sus hogares.

Después del 7 de octubre, el impacto es enorme. La izquierda israelí a la que pertenece Eviatar tiene dificultades para encontrar su sitio. El activismo se ha vuelto más difícil, también más arriesgado, pero las convicciones del joven israelí se han agudizado. “La guerra no terminará mientras Netanyahu no quiera”, confiesa dos meses más tarde. “Porque él no tiene ningún objetivo [...] No vamos a restablecer la seguridad. No hay victoria militar al final del camino”.

Miradas serias

Este testimonio y otros quince más componen el nuevo libro de Martin Barzilai, Nous refusons. Dire non à l'armée en Israël (Nos negamos. Decir no al Ejército en Israel), publicado el 25 de abril por la editorial Libertalia, constituye una especie de continuación de una primera obra publicada en 2017, Refuzniks, y continúa un trabajo iniciado hace dieciséis años.

Las personas con las que se ha contactado o reencontrado, hombres y mujeres de entre 18 y 63 años, tienen en común el hecho de no haber cumplido con sus obligaciones militares, ya sea renunciando desde su primera convocatoria, dimitiendo durante la misión o negándose a ser reservistas. Captados por el objetivo del fotógrafo, sus miradas son serias y en ellas se adivinan profundas interrogantes sobre el futuro.

Algunos ya se movían en un entorno politizado, de izquierdas, solidario con los palestinos y crítico con la colonización. Otros tomaron conciencia de lo que estaba pasando en su país con el 7 de octubre, a veces en contra de la corriente de su entorno y su familia.

Es el caso de Itamar Greenberg, que creció en una comunidad ultraortodoxa. Una revelación digna de la caverna de Platón para este joven que, entre la escuela religiosa y su casa, nunca había oído hablar de la ocupación y que, para navegar por Internet, tenía que sortear un filtro religioso instalado por sus padres. Ahora viaja regularmente a Cisjordania para ejercer una “presencia protectora” con el fin de impedir que los colonos avancen en territorio palestino.

Un fenómeno imposible de cuantificar

En un momento en que la ofensiva del Ejército israelí ha causado más de 50.000 muertos en Gaza, la obra de Martin Barzilai es muy oportuna. Demuestra que en Israel hay resistencia frente a esta guerra devastadora, que las voces de la paz —algunas de las cuales fueron brutalmente silenciadas en el ataque de Hamás— nunca han callado, que el pacifismo sigue hablando a las generaciones jóvenes.

Se necesita valor para enfrentarse a una comisión militar para defender tu posición como objetor o objetora de conciencia, o para cuestionar el discurso dominante de un país constantemente amenazado... “El Ejército ya no protege a Israel, sino que defiende el proyecto de colonización”, dice uno de los personajes del libro.

¿Cuántos son ya los que se niegan a tomar las armas en este país donde el servicio militar dura tres años para los hombres y dos para las mujeres? Es imposible saberlo con precisión, ya que el Ejército israelí no comunica el número de personas exentas, desertoras o condenadas a penas de prisión. Pero hay una cifra que atestigua una cierta distancia con respecto a la institución militar: el 50% de los reclutas no termina su servicio.

Desde hace un mes, tres cartas abiertas firmadas por grupos de reservistas y publicadas en la prensa israelí han pedido el fin inmediato de la guerra en Gaza. Una de ellas estaba firmada por cerca de un millar de exmiembros del Ejército del Aire, entre ellos 60 reservistas en servicio... Una señal de que las posiciones están cambiando, de que las justificaciones de la guerra ya no se escuchan de la misma manera que hace año y medio.

“Es difícil saber si el fenómeno de los refuzniks sigue siendo minoritario o si afecta a más gente que los que ya se han expresado públicamente”, explica Martin Barzilai a Mediapart. Porque hay muchos casos de rechazo “gris”, como los que se dieron en Francia en los años 80 y 90, cuando muchos hombres se acogían a la exención P3 o P4 (problemas psiquiátricos o de inadaptación, ndt) para eludir el servicio militar. En los círculos artísticos y progresistas, especialmente en Tel Aviv, muchos alegan problemas psicológicos para evitar el Ejército. Las mujeres suelen salirse con la suya diciendo que son religiosas. En todos estos casos de rechazo, no se puede saber qué proporción de personas lo hacen siendo conscientes de lo que está pasando”.

Exilio por motivos políticos

Einat Gerlitz, por su parte, no quiso ocultar su decisión: la hizo pública y pasó un total de 97 días en prisión. Muchos de sus amigos lograron quedar exentos “por motivos psiquiátricos” y no se atreven, como ella, a convertirlo en un gesto político. “Mi negativa también los representa a ellos", afirma.

El punto en común de los refuzniks con los que se encontró el autor es el sentimiento de cierta soledad, aunque la mayoría la superarán al encontrar a personas afines. Evitar el servicio militar en un país en el que es constitutivo de la ciudadanía no es baladí en la construcción de la identidad y tiene consecuencias para la carrera profesional.

Para Elisha Baskin, esta decisión fue seguida, poco después, por una marcha al extranjero “por motivos políticos”. Muchas personas de su entorno han tomado un camino similar, cuenta esta treintañera que ahora vive en Francia. Ahora forma parte de un grupo que acerca a israelíes y palestinos que, como ella, han llegado al continente, una “misma comunidad” de personas “un poco perdidas en Europa”.

El Ejército israelí movilizará a miles de reservistas para reforzar su ofensiva en Gaza

El Ejército israelí movilizará a miles de reservistas para reforzar su ofensiva en Gaza

Con un matiz importante: “Nosotros, los israelíes, hemos elegido el exilio por motivos políticos, mientras que los palestinos son refugiados”.

 

Traducción de Miguel López

Más sobre este tema
stats