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La derecha francesa inicia su dolorosa reconstrucción

El ex primer ministro francés, François Fillon.

Apenas acaba de amainar el temporal electoral temporaly la derecha empieza a medir, tocada, la magnitud de los daños ocasionados. ¿Qué le queda después de la OPA de Emmanuel Macron? El Ejecutivo inicia la reforma laboral que siempre soñó, anuncia una vuelta de tuerca en el gasto público que incluye bajada de impuesto a las empresas... Son todos aquellos puntos que la derecha lleva años defendiendo; en materia de seguridad, el nuevo Gobierno, con el proyecto legislativo sobre el terrorismo que terminará por incluir en el derecho común la mayoría de las medidas previstas por el Estado de emergencia, no deja mucho margen para denunciar permisividad; el nuevo ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, ha anuncio su intención de estudiar las reformas de los horarios escolares, cuestión peliaguda del quinquenio de Hollande y contra la que la derecha ha arremetido siempre... De modo que, a la derecha, le resulta difícil atacar la hoja de ruta presentada por este primer ministro salido de sus filas.

La paradoja es que esta victoria ideológica es sinónimo, para la derecha francesa, de derrotas electorales sin precedentes. Tras el fracaso de 2012, en esta ocasión, su candidato ni siquiera pasó a la segunda vuelta de las presidenciales. En la Asamblea Nacional, el número de diputados republicanos se ha reducido a la mitad y los supervivientes del tsunami En Marchasupervivientestsunami apenas han tardado unos días en dividirse en dos, los LR canal histórico y los Constructivos, deseosos de trabajar en armonía con el Gobierno. Señal de que la conmoción reina incluso entre los cargos electos del LR canal histórico, sólo 23 de ellos votaron en contra de la confianza, mientras que la amplia mayoría se abstenía. En cuanto a los electores de toda la vida, en buena medida han plegado velas y se han enrolado con Macronhan plegado velashanenrolado; los jóvenes y las clases populares le han dado la espalda masivamente.

“¿Qué quiere decir a día de hoy ser de derechas? ¿Qué propone la derecha y el centro a una sociedad nueva, con un nuevo escenario político?”, se preguntaba recientemente Xavier Bertrand en una entrevista al JDD, donde consideraba que su “familia política” se había “desconectado de la sociedad [...], alejado”. Valérie Pécresse, que anunciaba este domingo que retiraba su candidatura a la Presidencia de LR, fue muy dura en France 2 la noche de la derrota en las legislativas. “Es más que una derrota, es el fin de una época. Desde la derrota de 2012, no habíamos cambiado de software”, espetó la presidenta de Île-de-France que añadió que la derecha debía reconstruirse “de arriba a abajo”.

Así las cosas, una derecha azorada lanzaba el 5 de julio sus “Talleres de la refundación”, pensados para iniciar una reflexión de fondo antes de que empiece la lucha por el liderazgo, de cara al congreso de diciembre. “Conviene analizar, más allá de los hechos excepcionales que han influido en los resultados de las elecciones, las debilidades estructurales de un partido que ha evolucionado poco con el paso del tiempo, cuando incluso la sociedad francesa conocía importantes perturbaciones”, explicaba, a modo de introducción, el secretario general Bernard Accoyer, que estimaba que “la verdad es siempre menos violenta que la negación”. Por si quedaba alguna duda, el primer taller llevaba por título: “¿Cuáles son las razones de nuestro fracaso? ¿Cuáles son los retos para recuperar la confianza de los franceses?”.

“Sería un error creer que podríamos atribuir nuestra derrota a la prensa, a los jueces o a nuestro candidato”, dice el joven Guillaume Labbez, otrora integrante del equipo de Juppé y que participa activamente en la organización de estas sesiones de reflexión en el seno del partido. “Después de derrotas simulares, hay que hacer un verdadero trabajo de diagnóstico y trabajar en las ideas abriendo todas las puertas”, explica. “Nuestro objetivo es dejar que se exprese la diversidad al máximo. En nuestras filas tiene cabida gente más conservadora, más liberal, más europea, más mundialista, más soberanista... Todo el mundo debe participar”. Divisiones que, por miedo a la explosión del partido, se han metido debajo la alfombra pueden resurgir. “Si no hacemos este trabajo el año que viene estamos muertos”, dice Camille Bedin, derrotada en Altos de Sena por una candidata macronista. Es el precio que hay que pagar, dicen desde la dirección del partido, para volver a empezar sobre bases sólidas.

A principios de octubre, el grupo de trabajo publicará un informe de síntesis. “No se tratará de un programa, sino de reflexiones a disposición de los candidatos a la Presidencia de nuestro movimiento”, precisaba Bernard Accoyer. Si bien los próximos talleres están previstos para septiembre, hasta entonces, “se escuchará a un plantel muy variado de expertos”: “Politólogos, historiadores, filósofos, sociológos...”, asegura Bernard Accoyer. De momento, al margen de los dos primeros invitados, Jean-Daniel Lévy, director del departamento de Política y Opinión de Harries Interactive y Madani Cheurfa, politólogo, secretario general del Cevipof, LR es bastante discreto en cuanto a las personas consultadas. Según las informaciones a las que hemos tenido acceso, Édouard Balladur, la periodista Élisabeth Lévy, el ensayista liberal Agnès Verdier-Molinié y Laetitia Strauch-Bonart serán los siguientes. Lo que hace pensar sobre la dimensión de la renovación intelectual.

“Algunas personalidades no quieren necesariamente que se haga pública su participación. No estamos en nuestro mejor momento de popularidad”, admite Guillaume Labbez sonriente, quien asegura que le marcó mucho el libro del geógrafo Christophe Guilluy, La France périphérique, que muestra cómo se ha sacrificado a las clases populares y del que, según Labbez, la derecha haría bien en inspirarse.

En el fondo, entre un Gobierno liberal, proeuropeo, abierto a la mundialización y el Frente Nacional, el espacio político de la derecha clásica se ha reducido notablemente. “Hay dos caminos mortíferos para la derecha, el de una derecha unida que ha jurado lealtad al Gobierno enarbolando sus convicciones y sus valores. El otro es el de una derecha replegada sobre sí misma”, dice el diputado Damien Abad, que alude sin mencionarlo expresamente a la línea defendida por Laurent Wauquiez, candidato a la Presidencia del partido.

No está claro que los golpes de mentón identitariosgolpes de mentón consigan que los electores perdidos vuelvan. Entre los diputados más jóvenes, hay mucho que reconocen que ya se trató de exprimir al máximo sin que se impidiese la derrota de Sarkozy en 2012. Para el joven diputado Pierre Henri-Dumont, de Pas-de-Calais, la derecha debe recuperar la confianza de las clases populares, abandanadas por el nuevo poder. “Macron es la Francia de las metrópolis, de los expatriados, de los triunfadores de la mundialización. Como diputado elegido por Pas de Calais, represento a la Francia de las pequeñas localidades, la Francia que no va bien, a los perdedores de la globalización”.

Para ello, algunos están dispuestos a revisar el dogma de la austeridad apostando por la defensa de los servicios públicos en el entorno rural. “Tampoco estamos obligados a darle siempre a los funcionarios y a los beneficiarios de ayudas”, dice una diputada.

Para recuperar la confianza de la juventud, el partido debería renovar también a sus responsables y dejar paso a los jóvenes, creen muchos de la nueva generación. “Alguien como Édouard Philippe, no habríamos tenido que dejar que se fuese”, decía en ese sentido un responsable del partido. “Hay toda una generación que lleva en política desde los años 80 y que va a tener que dejar paso, porque claramente Macron los envejece más. Es un poco lo mismo que sucede con los taxis viejos frente a los coches con conductor. Estamos obligamos a renovarnos para no desaparecer”, dice Guillaume Labbez. Para Camille Bedin, Los Republicanos tienen interés en escuchar a una generación de políticos de la zona que tienen infinidad de ideas nuevas y a quien nadie nunca les ha preguntado nada.

En un partido que no ha sabido contener la hemorragia de sus militantes, reorganizar de arriba a abajo una estructura muy piramidal es, para muchos, urgente. “Debemos repensar completamente nuestra estructura política para ir hacia mucho más colegialidad”, dice Jean-François Copé. El lugar de las mujeres, en el partido que sigue pagando millones de euros en multas por no respetar la paridad, queda patente. Lo mismo que el de la diversidad. Para reconstruirse, la derecha debe, según Florence Portelli, próxima a Valérie Pécresse, posicionarse también sobre asuntos que ha desdeñado durante mucho tiempo como la “cultura, la ecología”. Cuestiones completamente ausentes de la campaña de François Fillon, algo que ya no pasa con las nuevas generaciones mucho más intransigentes en lo que se refiere a la honradez de los responsables políticos. “La gente está cansada de escándalos, es algo que ya no es negociable”, dice Guillaume Labbez.

Aunque el informe debe entregarse en otoño, este responsable habla claro: el verdadero trabajo de reconstrucción será largo. “Tenemos para cinco o diez años”, afirma.

Los Republicanos apoya por unanimidad la candidatura presidencial de Fillon

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Traducción: Mariola Moreno

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