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El escándalo de las historias falsas publicadas en 'Der Spiegel': “Al principio, nadie quería creerlo”

Portada del especial de 'Der Spiegel', sobre las falsificaciones de artículos, titulado Una pesadilla.

“Soy un mero autor de reportajes para revistas. No soy más inteligente que nadie ni mucho menos soy perfecto... No soy la Madre Teresa. Pregúntale a mi esposa, ella te lo dirá”. Para ser el hombre que acaba de desvelar el mayor escándalo mediático alemán ocurrido en décadas, Juan Moreno es extremadamente modesto.

Este periodista trabaja para Der Spiegel, un prestigioso semanario de noticias cuyo eslogan puede traducirse por Contar lo que sucede (Sagen, was ist) y que lleva con orgullo sus siete décadas de periodismo de gran calidad. Sin embargo, la publicación con sede en Hamburgo tuvo que admitir la semana pasada que uno de sus mejores redactores, Claas Relotius, llevaba varios años incluyendo en sus relatos tanta ficción como realidad.

El escándalo llegó tras varias semanas de trabajo meticuloso por parte de Moreno para dar a conocer lo que la revista, ahora humillada, llama fake news (noticias falsas) “a gran escala”. “Al principio, nadie [en la redacción] quería creerlo”, apunta. Según Moreno, de 46 años, periodista relativamente conocido, sus compañeros pensaron que podría estar celoso de su colega de 33 años, considerado una “superestrella de los artículos extensos”.

Relotius, galardonado con numerosos premios –al Periodista del Año de la CNN y el equivalente alemán del Premio Pulitzer– abandonaba su puesto esta semana antes de que sus fantasías ficticias fueran dadas a conocer al mundo. 

Había adornado la verdad o simplemente inventado historias en sus artículos, como el de la mujer que cruzaba Estados Unidos para asistir a ejecuciones, la estrella del fútbol americano Colin Kaepernick o el adolescente sirio que creyó que podría haber contribuido por inadvertencia a iniciar la guerra civil en su país.

Pero Relotius quedó desenmascarado cuando la revista para la que trabajaba lo envió a cubrir la “caravana de migrantes”, denostada por el presidente Donald Trump, que emprendió rumbo a Estados Unidos cruzando América Central. Su misión era seguir a un grupo de milicianos, desde el lado norteamericano de la frontera, que estaba decidido a impedir el paso de los emigrantes, mientras que Moreno estaría con los migrantes, en el lado mexicano.

Moreno afirmó haber tenido un “presentimiento” –muy malo– sobre Relotius después de leer, unos años antes, uno de sus artículos que le parecía sospechoso, por lo que “no quería trabajar con él” en este tema. A su entender, sus colegas interpretaron esta negativa como miedo a verse superado por su joven y laureado colega. Finalmente, la revista le impuso trabajar con Relotius.

Al leer la parte del artículo cofirmado con su colega le asaltaron dudas sobre la veracidad del contenido, demasiado bueno para ser cierto, y alertó a sus jefes. Se negaron a creerlo. Fue en un nuevo viaje a Estados Unidos, en busca de los protagonistas de la historia de su colega, cuando comprendió que no se equivocaba.

Los protagonistas en cuestión confirmaron que nunca habían conocido a un periodista de Der Spiegel. Y, además de encontrarse en la delicada posición de tener que denunciar a un colega, debía velar por su propia reputación, dado que su nombre figuraba junto al de Relotius en el artículo sobre la caravana de migrantes.

“Imagina que dentro de seis meses, un año, se enteran y dicen: ‘¿Por qué no hiciste nada?’... Pensarían que me callé para defender mi trabajo”, asegura al otro lado del teléfono. Moreno incluyó en sus conclusiones la prueba de que Relotius había falsificado varios correos electrónicos, supuestamente enviados por los protagonistas de sus artículos. Los editores de la revista tuvieron que terminar por aceptar la amarga verdad.

Der Spiegel, que vende 725.000 copias a la semana y cuenta con casi 6,5 millones de lectores en su versión digital, difundía un comunicado de prensa el pasado día 19 en el que admitía sus vergüenzas. El semanario –del que en el pasado la revista Columbia Journalism Review decía que había puesto en marcha “el mayor proceso de comprobación de hechos del mundo”– se ha dedicado desde entonces a la autoflagelación pública y ha prometido investigar las causas de semejante escándalo y esforzarse por no permitir que vuelva a ocurrir.

La revista publicó el día 22 un especial de 23 páginas titulado Una pesadilla (Ein Albtraum), en el que explica cómo Relotius pudo mantener el engaño sin contratiempos durante tanto tiempo. Un día antes, el embajador de Estados Unidos en Alemania reclamaba la apertura de una investigación independiente sobre el escándalo, haciendo hincapié en que muchos de los documentos escritos por Relotius se referían a la sociedad estadounidense.

En los últimos días, el escándalo se ha complicado. El semanario anunciaba el domingo 23 de diciembre que había presentado una denuncia contra Relotius, ante las sospechas de que pudiese haber malversado donaciones recaudadas a favor de los huérfanos sirios, tal y como pedía en uno de sus artículos, cuya credibilidad también está en entredicho. Los lectores que en julio de 2016 habían respondido a la llamada alertaron de los hechos la semana pasada.

Otras publicaciones alemanas como Die Welt y Die Zeit, que en el pasado recurrieron a Relotius como redactor freelance, también han comenzado a investigar artículos que llevan su firma. Por su parte, Moreno se ha erigido en el nuevo líder del periodismo alemán y matachín de fake news... Aunque mantiene que se trata de un papel que no le corresponde.

Moreno explica que ha recibido llamadas de medios de comunicación de todo el mundo y que algunos esperaban comentarios de expertos sobre fake news o sobre cómo la extrema derecha alemana se había adueñado del caso Spiegel para defender su creencia de que los medios de comunicación tradicionales son, en efecto, la Lügenpresse (“prensa mentirosa”, una expresión que alguna vez utilizaron los nazis) que ellos describen.

“Creo que un político podría explotar una situación así... pero yo no soy un político, soy periodista [...] Sinceramente, no creo ser un héroe […]. Nunca he pretendido serlo. No me divierte en absoluto, todo lo contrario”, afirma.

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Ahora sus artículos también están siendo sometidos a un examen minucioso. “En estos momentos, el tema ideal sería ‘Moreno también es un farsante, inventó cosas, bla, bla, bla. Si lees mis artículos, quizás puedes encontrar errores, pero prometo que no encontrarás ni una sola cosa que yo haya inventado”, señala.

Y, a pesar de la enorme presión de las últimas semanas, Moreno no parece haber perdido el sentido del humor. Asegura haber recibido una llamada telefónica de un editor sólo 30 minutos después de que Der Spiegel revelara el escándalo. Quería abordar la posible publicación de un libro, hacer un documental o una película sobre el escándalo... Lo siento, pero “estoy trabajando en Claas Relotius, el musical”, contestó Moreno. ____________

Traducción: Mariola Moreno

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