Qué hay debajo de la tierra batida sobre la que Nadal ha ganado su 14 Roland Garros

Rafa Nadal celebra este domingo su triunfo.

Andrés Pérez (Mediapart)

Tradicionalmente, Roland Garros abre sus puertas a mediodía a los fans de Rafael Nadal o de Coco Gauff. Pero este domingo 5 de junio, último día de la edición 2022 del célebre torneo de tenis parisino, al igual que en los 20 días anteriores, cientos de trabajadores temporales comenzaron a invadir los pasillos del complejo a las 5 de la mañana, para dirigirse a las pistas Philippe-Chatrier y Suzanne-Lenglen.

A esta hora tan temprana, los trabajadores corren a la lavandería para recoger su ropa de cocina o de venta, antes de correr al vestuario para vestirse y luego situarse en sus puestos, a veces a cientos de metros en otra dirección. Todo el mundo tiene que fichar para registrar el inicio de su jornada laboral. Sin embargo, durante las dos primeras semanas del torneo, la máquina no siempre funcionó.

Estos empleados temporales trabajan en la cocina, de friegaplatos o en las líneas de producción de bocadillos, a veces en locales bajo la pista de tierra batida. Son los invisibles de Roland Garros. Trabajan para el gigante del empleo temporal Adecco, que dice gestionar a unas 900 personas en las instalaciones.

Los temporales tienen contratos de una jornada, enviados día a día a través de la app Adecco&Moi, normalmente unas horas antes de empezar a trabajar: a veces a medianoche o incluso más tarde. Estos contratos prevén horas de trabajo que se superan de forma habitual en la realidad, sin que les paguen siempre las horas extraordinarias.

Desde el inicio del torneo, Adecco estableció un sistema de toma de decisiones y órdenes al personal que, de facto, permitía a los trabajadores temporales trabajar más allá de las horas establecidas en los horarios durante varios días. Esto se hacía sin llevar un registro de las horas exactas trabajadas, el lugar exacto donde trabajaba el trabajador temporal y, a veces, ni tan siquiera su nombre.

Los organizadores del torneo, la dirección de Roland Garros, la Federación Francesa de Tenis y su principal proveedor de catering, Sodexo, parecían estar cómodos con este sistema, al menos durante la primera semana del torneo. Ninguno de los protagonistas del caso respondió a las peticiones de explicaciones de Mediapart (socio editorial de infoLibre), a pesar de nuestros reiterados recordatorios por correo electrónico, sms y teléfono.

La organización de Roland Garros se parece mucho a una orquesta de cientos de músicos dirigidos por un pelotón de directores cuyo objetivo no es la sinfonía sino la cacofonía deliberada.

Para una responsable de Adecco en las instalaciones –que se presenta al trabajador más obstinado con las palabras: "¡Soy la directora!–, “es la máquina de fichar la que da fe” de las horas trabajadas. Cierto. Pero hay muchos testimonios, la mayoría de ellos de trabajadores temporales, que dicen que durante al menos diez días al comienzo del torneo fue imposible fichar. A veces porque la máquina no funcionaba, la pantalla táctil estaba bloqueada, a veces porque el número de identificación del trabajador no se reconocía o porque su contraseña no era válida. O porque la máquina se estaba reiniciando.

Sin prueba de la llegada al puesto, y bajo la presión de los horarios de trabajo y el trabajo intenso, el trabajador tenía que presentarse ante su jefe directo. Es este último el que está en contacto con cada equipo –lavado de platos, cocina, servicio, ventas, producción de ensaladas, producción de sándwiches, manipulación, etc.– y quien da las órdenes. Sin embargo, este responsable no tiene la facultad de registrar las horas trabajadas. Y ni siquiera tiene una lista de los apellidos de los trabajadores a sus órdenes en un día determinado.

“No sé, yo también obedezco. Tienes que ir a ver a Jojo, el responsable de zona”, explicó Louis, un jefe de equipo que a su vez es trabajador temporal, a un empleado también que se quejaba de que no había registro del número de horas trabajadas el día anterior. Así que hay un Jojo en algún lugar del sector del lavado de platos, bajo los pasillos de la pista Philippe-Chatrier. En este caso, el empleado había sido enviado a trabajar el día anterior, fuera de su horario previsto, lejos del lugar al que estaba oficialmente adscrito.

Este “responsable de área” tiene capacidad de llevar el control de las horas. Pero vaya por delante que 200 bandejas de comida sucias deben limpiarlas los tres compañeros de la zona de lavado, mientras que el jefe de cocina exige que se atienda también la “zona de lavado en batería”, saturada de ollas y gigantescas placas de cocción que hay que lavar con urgencia.

Prohibido rechazar las horas extraordinarias

“Verás, Antonio, tengo una excusa preparada: me pagan 8,6 euros la hora y no puedo permitirme una niñera. Así que tengo una excusa para decir que no a las horas no previstas. En cualquier caso, no pagan por ellas, así que no tengo que hacerlas”. Fatoumata lo sabe. Trabajadora temporal desde hace décadas, llega a las instalaciones a las 5 de la mañana desde su barrio de Seine-Saint-Denis.

Está cerca de los 60 años, así que es difícil creer la historia de un bebé y una niñera que le cuenta a Antonio, el joven cocinero peruano. Sobre todo porque admite que tiene cuatro hijos veinteañeros en casa. Por otro lado, su insistencia en “la excusa necesaria para decir no a las horas fuera de horario” es creíble. Porque es indispensable una excusa. De hecho, el contrato de trabajo de un día, que los temporales reciben en sus teléfonos inteligentes, va acompañado de un pequeño aviso en el que se indica que “a menos que exista un motivo legítimo, el empleado no podrá negarse a realizar las horas extraordinarias solicitadas por la empresa usuaria”.

Y es la “directora” quien juzga la legitimidad de las razones. Exigir una prueba de que se registraron las horas extras del día anterior antes de hacer nuevas horas extras no es legítimo. Según nuestras informaciones, al menos un trabajador temporal de este Roland Garros 2022 fue despedido de facto por exigir este trámite desde los primeros días. Su contrato de un día no se renovó.

Pero los trabajadores temporales pueden ser duros de roer. Es posible buscar al jefe de área Jojo para que controle las horas extras. Incluso si esto significa seguirlo fuera de las horas de trabajo. Santos, un congoleño, hizo precisamente eso. Corrió un maratón en el gigantesco recinto de Roland Garros para encontrar finalmente a Jojo, cuyo nombre de pila es en realidad Joseph.

Fue una pérdida de tiempo: la aplicación de la plataforma informática Time Target, necesaria para realizar el trámite, no permitió a Joseph registrar las cuatro horas extras que el trabajador temporal había realizado en su equipo porque estaba oficialmente adscrito a otra zona. Sin embargo, fue por orden del jefe de equipo Louis por lo que cambió de zona. Una cacofonía perfecta.

Un “horario predictivo” de tres semanas, contratos de un día

Tres categorías muy diferentes se cruzan en el hormiguero de los invisibles de Roland Garros. Los temporales experimentados y cansados, que conocen la cantinela. Como Fatoumata. Como Hussein, que sueña con dedicarse a la fabricación de queso de cabra en la montaña y espera que las ayudas públicas les ayuden a financiar su formación. Y al igual que Louis, el jefe del equipo se resigna a la precariedad tras el fracaso de su restaurante en provincias.

Segunda categoría: jóvenes recién llegados a Francia. Algunos de ellos, alojados en albergues para trabajadores, utilizan la tradicional técnica de supervivencia de los indocumentados apoyándose en otros que tienen permiso de residencia: en las dos últimas semanas, al menos dos trabajadores temporales han trabajado para Adecco con nombres falsos. Entre ellos, también, estudiantes de Sociología o Historia del Arte malienses, senegaleses, guineanos, congoleños, recién llegados.

El tercer componente de esta población de trabajadores lo constituyen los jóvenes franceses nacidos en los barrios obreros de Île-de-France. Postadolescentes o adolescentes inocentes o románticos, fascinados por los focos de la fama, algunos de ellos confiesan que no les preocupan sus condiciones de trabajo: “No me importa. No me importa. Lo que me gusta de todos modos es estar en Roland Garros”.

La inmensa mayoría de estos trabajadores fueron contratados por Adecco durante la segunda quincena de abril. La promesa de contratación llegó por correo electrónico. Después, entre finales de abril y principios de mayo, una gran parte de los 900 trabajadores temporales recibió un “calendario de trabajo predictivo”, que cubría todo o casi todo el torneo, del 16 de mayo al 5 de junio.

Sólo mucho más tarde descubrieron que, en realidad, los contratos sólo eran de un día de trabajo, que se renovaban –o no– día a día, y que se enviaban la noche anterior al inicio de la misión, con la etiqueta de “refuerzo”.

La CGT llevó a cabo varias acciones a las puertas de Roland Garros, al frente Ouahiba Brickx, Caroline Gaujard y Galien Mauduit, representantes del personal de Adecco Île-de-France. Los sindicalistas también han denunciado el asunto ante las autoridades, proporcionándoles testimonios que describen la organización en el lugar supervisado por Adecco. Según nuestras informaciones, la Inspección de Trabajo se ha hecho cargo del caso y está investigando las posibles infracciones de la legislación laboral cometidas durante el torneo.

Como reacción a estas acciones y a la intervención de la inspección de trabajo, un alto directivo de Adecco visitó el recinto del torneo el 24 de mayo. Afirma que había puesto orden y que había conseguido rastrear todas las horas trabajadas. Sin embargo, el único fallo que reconoció fue en la máquina de fichar, responsable del desorden general.

Reunión entre la dirección del torneo y un alto directivo de Adecco

La intervención de la responsable de Addeco permitió restablecer, aparentemente al menos, el orden. Según fuentes sindicales, Adecco anunció el viernes 3 de junio la creación de una célula de crisis que garantizaría, a posteriori, el pago de todos los salarios adeudados. Esto equivale a reconocer que no todos los salarios se pagarán automáticamente.

Tras la visita de este funcionario, los testimonios de los trabajadores temporales han desaparecido, sin que esté claro si se han resuelto todos los problemas. Además, el trabajador que fue despedido a causa de sus protestas no fue llamado de nuevo, a pesar de tener una promesa formal de empleo y un “calendario de trabajo predictivo” que suele cubrir más de dos semanas. Puede que no sea el único.

Fuentes cercanas a la organización del torneo informaron de que el viernes 3 de junio se celebró una reunión de urgencia. Al parecer, la dirección de Roland Garros se lo puso difícil a los proveedores de servicios implicados en la gestión de los trabajadores temporales. La dirección del torneo, en su única respuesta a las preguntas de Mediapart, no negó la existencia de una reunión con Sodexo y Adecco, pero no confirmó que se hubiera referido al trabajo de los trabajadores temporales.

Ouahiba Brickx, de la CGT de Adecco, resume la situación de la siguiente manera: “En Roland Garros, el problema de las horas extraordinarias, y más en general del pago de las horas trabajadas a los trabajadores temporales, no es más que la versión concentrada de lo que estos trabajadores viven cada día, año tras año. Cobrar, una vez terminados los eventos o el servicio, es a veces una tortura”.

La sindicalista afirma que los representantes del personal llevan años denunciando esta situación. “Pero es evidente que el problema persiste”, suspira. Para la sindicalista, que es miembro electo del comité social y económico de Adecco Île-de-France, “el uso intensivo y exclusivo de aplicaciones y sistemas informáticos ha empeorado la situación”.

El empleado se va sin un documento que reconozca sus horas trabajadas. Puede escribir lo que quiera -si es que lo consigue- en su espacio en la solicitud, pero siempre es la versión del cliente o de Adecco la que tiene prioridad”, insiste. “La empresa es la que da el visto bueno, no el trabajador temporal. La sorpresa llegará el día después de la paga y los representantes políticos suelen verse abrumados por las quejas”.

Para los temporales de Roland Garros, la próxima etapa de la batalla tendrá lugar a partir del 13 de junio, día en que sus salarios deberían llegar a sus cuentas bancarias. “Célula de crisis o no, veremos si Adecco cumple sus promesas”, anticipa Ouahiba Brickx. 

Caja negra

Este artículo de Andrés Pérez es el resultado de una infiltración, mediante la técnica de la observación participante, realizada en Roland Garros, entre el 15 y el 24 de mayo entre los trabajadores temporales. Forma parte de una investigación iniciada en 2020, sobre los “empleos basura de la vieja economía en la zona euro”.

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Ya se ha infiltrado de incógnito en un almacén de Amazon, en el Salón de la Agricultura como limpiador contratado a través de una aplicación y un instituto de encuestas de alto nivel.

Explica: “Entonces me fijé en los trabajos menores de la comida rápida. Cuando vi que Adecco estaba contratando en masa para Roland Garros, inventé un CV. Con muchos huecos, incluyendo sólo mis escasas actividades como camarero en bares de tercera categoría, como lavaplatos en un albergue juvenil y como trabajador agrícola y viajero, me presentaba como un auténtico inmigrante precario y nómada.

Me contrataron con una facilidad sorprendente. Pasé por una agencia Adecco cerca de La Défense, antes de sumergirme en los subsuelos de las pistas de Suzanne-Lenglen y Philippe-Chatrier, o en el edificio prefabricado llamado Labo Sandwiches, así como en los puestos de venta y manutención.

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