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Shireen Abu Akleh, el rostro del miedo del periodismo palestino

Un mural para la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh en Gaza.

Alice Froussard (Mediapart)

Ramala (Cisjordania ocupada) —

“El Ejército israelí está invadiendo Yenín, rodea una casa en el barrio de Al-Jaberiyat. Voy de camino, os mantendré informados para una conexión en directo tan pronto como tenga más detalles”.

Son las 6.13 de la mañana del miércoles y Shireen Abu Akleh –periodista palestino-estadounidense de Al-Jazeera– no sabe que este es el último correo electrónico que enviará a su redacción. Un francotirador israelí la mató 20 minutos después en Yenín, una gran ciudad del norte de la Cisjordania ocupada, según los testigos del lugar, la cadena y el Ministerio de Sanidad palestino. 

La periodista de 51 años, que comenzó a trabajar para Al-Jazeera en 1997, era una figura palestina. Esa mañana, estaba cubriendo una operación del Ejército israelí en el campo de refugiados de Yenín –su tarea casi diaria durante los últimos dos meses– y llevaba casco y chaleco antibalas azul donde podía leerse “prensa”.

“En cuanto salió del coche, la identificaron claramente como periodista”, dijo Mujahed al-Saadi, un camarógrafo palestino que estaba con ella en ese momento. En un vídeo difundido pocos minutos después de la muerte de su colega, relata cómo su pequeño grupo -siete periodistas- se cruzó con los soldados israelíes para asegurarse de que se habían percatado de su presencia.

“Dispararon una ráfaga de tiros en nuestra dirección. Dispararon a un compañero, oí a Shireen gritar para avisar de que le habían dado. Hubo otro disparo, giré la cabeza y la vi en el suelo. Le habían dado en la cabeza, debajo de la oreja, por un disparo extremadamente preciso; un lugar que no protegía el casco”, continúa. 

A partir de ahí, las imágenes son insoportables. La imagen de Shireen tumbada en el suelo cerca de un árbol, la imagen de Shatha Hanaysheh, su colega, agachada junto a ella, con el rostro congelado por el shock y el dolor. Los disparos continúan de fondo y entonces un joven del pueblo consigue saltar una valla para ayudar a los periodistas a poner a Shireen a salvo.

La traslada, ensangrentada, a un coche. La llevan al hospital y muere a causa de sus heridas, ante los gritos de sus compañeros. Al-Jazeera denuncia lo que califica de un “crimen atroz, que viola por completo el derecho internacional, destinado a impedir que los periodistas realicen su trabajo” y responsabilizó a “las fuerzas de ocupación israelíes del asesinato a sangre fría” de su periodista.

Por su parte, el Ejército israelí sólo mencionó inicialmente una hipótesis, “la posibilidad de que los periodistas fueran alcanzados por fuego palestino”, sin mencionar siquiera la posibilidad de que fueran ellos los responsables. El primer ministro israelí, Naftali Bennett, publicó unos minutos después en las redes sociales un vídeo en el que se ve a los palestinos disparando en los callejones de Yenín, donde aseguran haber disparado a un soldado. 

Según su argumentario, el hecho de que ninguna fuerza israelí resultara herida el miércoles, sugiere “que palestinos armados pudieron haber disparado indiscriminadamente contra una periodista en el lugar”. A última hora de la tarde, el teniente general Aviv Kochavi declaró que “no estaba claro quién efectuó el disparo que mató a Abu Akleh”.

Estados Unidos pidió una investigación “transparente”, preferiblemente conjunta entre israelíes y palestinos, mientras que la ONU y la Unión Europea instaron a una investigación “independiente”. Los países árabes presentes en la ONU pidió “una investigación internacional independiente”.

Una investigación de la organización israelí B'Tselem demuestra que el vídeo difundido por los israelíes no coincide con los disparos que mataron a la periodista palestina. “No hubo enfrentamientos en ese momento”, dijo Ali al-Samodi, productor del canal Al-Jazeera, presente en el lugar de los hechos con Shireen Abu Akleh, que habló desde el hospital Ibn Sina de Yenín tras haber sido también herido por las balas. “Las fuerzas israelíes abrieron fuego. Primero hacia mí, me dispararon por la espalda. Luego siguieron con Shireen”.

Último homenaje 

Para los palestinos/as –y gran parte del mundo árabe– que se despertaron con la noticia de su muerte, supone un shock. En Ramala, el miércoles por la mañana, todos los televisores de cafeterías y restaurantes sintonizaban Al-Jazeera, que rindió homenaje a su periodista. Mucha gente no quiere creerlo.

En la plaza Al-Manara, la enorme valla publicitaria –que suele ser publicitaria– mostró rápidamente su retrato con la leyenda: “Adiós Shireen”, visible desde la terraza de los locales de la cadena de televisión catarí, donde se izaron banderas negras. En el acto, sus colegas precisan que no están dispuestos a hablar de ella en pasado. “Hoy no”. Algunos, inconsolables, no quieren confiarse ni lo más mínimo.

Frente a los locales, cientos de palestinos se dieron cita para presentar sus últimos respetos a Shireen Abu Akleh. Se suceden los cantos, sollozos, discursos, y luego llegan sus restos -envueltos en una bandera palestina, cubierta con una corona de flores- para presentar sus últimos respetos.

Este jueves estaba prevista una ceremonia oficial en Ramala, en la sede de la Autoridad Palestina, en presencia del presidente Mahmud Abbas y de representantes de la prensa, antes de su funeral este viernes en una iglesia de Jerusalén, la ciudad donde creció.

Shireen Abu Akleh nunca dejó de trabajar sobre el terreno. Nacida en una familia cristiana de la Ciudad Santa, dividía su tiempo entre Beit Hanina, en Jerusalén Este, y Ramala. Un colega, Mohammed Najib, dice que al acercarse las elecciones legislativas, inicialmente previstas para mayo de 2021 y luego canceladas, altos cargos de Al Fatah le habían sugerido que se presentara a un escaño reservado a los cristianos en Jerusalén. En vano. “Vivía para su trabajo”, confiesa.

“Fue el icono del periodismo durante más de 25 años, un modelo”, cuenta Dia al-Adam, vestido de negro, presentador de Palestine TV. “Su voz nunca ha salido de nuestras cabezas: se la podía escuchar todo el tiempo. Cubrió multitud de acontecimientos históricos palestinos: la batalla de Yenín, la Segunda Intifada, las múltiples incursiones israelíes. Nunca se echó atrás, recopiló pruebas, reunió pistas, destapó crímenes. Aquí, todos los callejones de los campos de refugiados de Palestina la vieron pasar, todos los barrios de las ciudades... Ella fue la que dio voz a los sin voz, la que fue a ver a las familias de los mártires, a los heridos, a los prisioneros”.

 Un mensaje para los periodistas palestinos

Toda una generación de palestinos -todos menores de 30 años- creció con su rostro en la televisión, sus reportajes y su firma: “Shireen Abu Akleh, Aljazeeeera, Filasteen”. Jalal Abu Khater cuenta que en 2002, durante la Segunda Intifada, cuando sólo tenía 7 años, pudo ver los tanques en las calles, los helicópteros sobrevolando y las ventanas rompiéndose tras los ataques israelíes.

“No podía salir, así que la televisión era la única ventana al mundo exterior. Shireen aparecía constantemente en la pantalla, la admiraba tanto que empecé a hacer álbumes. Encontré una pequeña foto de Shireen en una revista y la pegué en la primera página: era una heroína para mí”.

“Todos queremos ser como ella”, dice Salma Abu Zhra, de 18 años, que sueña con ser periodista. “La conocí hace unos años y le conté mi pasión por el periodismo y mi deseo de decantarme por esta profesión. Me dijo que fuese ‘a por ello’. Ha sido trágico enterarse de su muerte, saber que había sido asesinada por las fuerzas de ocupación israelíes”.

“Detrás de su muerte hay un mensaje para todos los periodistas palestinos”, continúa Dia al-Adam. “Como para disuadirnos de hacer nuestro trabajo, como para decirnos ‘No vayas a cubrir cerca de estos lugares, podrías pagarlo con tu vida’, para silenciarnos y para que los israelíes puedan continuar con sus crímenes impunemente, fuera de la vista de las cámaras”.

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No es la primera vez que Israel ataca a periodistas de Al-Jazeera. Hace casi un año, la policía israelí le rompió la mano a Givara Budeiri, otra reportera y estrecha colaboradora de Shireen Abu Akleh, y luego fue detenida durante un corto espacio de tiempo mientras cubría las protestas en el barrio de Sheikh-Jarrah, en Jerusalén Este. El 15 de mayo de 2021, la torre de Al-Jala, en Gaza, que albergaba las oficinas del canal catarí en el enclave costero bajo bloqueo israelí, fue blanco de un ataque israelí y se derrumbó, en directo, en la televisión.

Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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