Suicidios de trabajadores, recortes laborales y "gestión tóxica": qué está pasando en el Banco de Francia
Si bien el Banco de Francia acepta su política interna de austeridad, no ha tomado en consideración su impacto, muy fuerte, sobre sus empleados. Ni siquiera ha negado su sufrimiento. Esta es la cruda conclusión de la investigación independiente sobre los «Riesgos psicosociales», presentada el 23 de abril al Comité social y económico de la entidad.
El informe de quinientas páginas, al que ha tenido acceso Mediapart, presenta un panorama aterrador. Muestra a una entidad financiera que ha reducido su plantilla en un 27% desde 2015 y que parece preocupada sobre todo «por alcanzar sus objetivos estratégicos», mientras lleva a cabo transformaciones «a velocidad de vértigo» que arrasan con todo: el bienestar en el trabajo, el clima social y la confianza.
Una confianza que parece seriamente minada: «Hoy, la credibilidad del gobierno del banco es cuestionada por el personal, y sus acciones para mejorar las condiciones de trabajo les parecen bastante tardías e irrisorias».
En sus «observaciones» en respuesta a la investigación, el Banco de Francia se defiende enérgicamente. Señala que es un informe carente de «verificación factual» de ciertas declaraciones de los funcionarios, lo que «da la impresión de parcialidad y de un informe incriminatorio».
El día anterior a la presentación de este informe, realizado por el despachoTechnologia, otra investigación interna paritaria (llevada a cabo conjuntamente por representantes de los trabajadores y de la patronal) arrojó otros resultados, igualmente irreflutables para el Banco de Francia.
La investigación, encargada tras el suicidio de un empleado en junio de 2023, concluyó que existía un vínculo entre su acto y «su contexto profesional» e identificó varias «causas que no han podido prevenir el hecho», entre ellas «la ausencia de prevención activa de riesgos psicosociales».
El hombre había dejado una carta en la que acusaba a su empleador: «Dejo constancia contra el Banco de Francia [...]. Pido a quien pueda que demande al banco por malos tratos y riesgos psicosociales».
El banco reconoció que había «identificado la posible influencia de ciertos factores profesionales en la situación psicológica» del empleado, pero se negó a admitir la conclusión del informe, alegando que no se había celebrado ninguna «reunión de revisión final», lo que fue rebatido por la CGT.
En junio y octubre de 2023 se produjeron otros dos suicidios de empleados. En este contexto, Technologia recibió el encargo de realizar la encuesta RPS (riesgos psicosociales). En el curso de su investigación, esta consultora –muy reconocida por su experiencia en este ámbito– constató sufrimiento a todos los niveles: entre el personal, exprimido como consecuencia de la reducción masiva de efectivos, así como entre «la línea de dirección [que] se ha dedicado por completo a la transformación, sin asumirla nunca plenamente».
Menos personal pero más tareas
Esta transformación se amplificó en 2015, con la llegada del nuevo gobernador François Villeroy de Galhau. Este alto funcionario fue jefe de gabinete de Dominique Strauss-Kahn, ministro francés de Economía, entre 1997 y 2000, y después dirigió varias sucursales de BNP, donde fue consejero delegado desde finales de 2011 hasta 2015.
«Llegó con un mandato claro: hacer recortes masivos de plantilla y reducir la masa salarial», comenta Hugo Coldeboeuf, secretario general de la CGT en el Banco de Francia. El banco, cuyas tres misiones principales son la política monetaria, «garantizar la solidez del sector financiero» y los servicios a la economía y la sociedad, cuenta actualmente con algo más de 8.900 empleados. En diez años, el gobernador ha puesto en marcha dos planes estratégicos, ha reducido los gastos netos de funcionamiento en un 15% y ha suprimido más de 3.200 puestos de trabajo, principalmente mediante jubilaciones no reemplazables. Está cura de adelgazamiento han afectado sobre todo a trabajadores manuales y administrativos.
«La reducción de plantilla es el quid de la cuestión», dice Hugo Coldeboeuf. «Al mismo tiempo, el volumen de trabajo aumenta, lo que provoca un enorme deterioro de las condiciones laborales y un aumento del sufrimiento en el lugar de trabajo.» «Es una novedad que el banco hable de eficacia y productividad», comenta Esther (nombre ficticio), empleada de la sede central. «Es la primera vez que un gobernador viene del sector privado con ambiciones de lo privado. Ha venido a racionalizar los costes».
En su último informe anual, la institución se felicita por su «gestión ejemplar de los gastos» y afirma ser «rigurosa en la gestión de sus recursos». Enviamos una serie de preguntas a la Banco de Francia, pero declinó contestar, limitándose a decir: «No podremos facilitarle ninguna información sobre las cuestiones planteadas».
Traslados mal llevados
La actividad “red” del banco es la que más ha sufrido las consecuencias de los planes estratégicos, ya que absorbe el 41% de los recortes de personal. La red incluye servicios a clientes particulares, con sucursales de sobreendeudamiento y mediación crediticia, así como el servicio de cotización de empresas.
Un plan de reestructuración también ha afectado al sector de efectivo y a las cajas del Banco de Francia, que son principalmente regionales y donde se almacenan, clasifican, reciclan y vuelven a poner en circulación los billetes. Este plan, iniciado en 2021, ha provocado el cierre de trece de las treinta y siete sucursales y otras nueve más podrían correr la misma suerte de aquí a 2025, según documentos internos que hemos consultado.
Para cerrar las sucursales, el Banco de Francia no ha recurrido a un plan de despidos, sino que ha ofrecido un «plan de movilidad interna y de jubilaciones voluntarias». El empleado que se quitó la vida y dejó una carta trabajaba en ese departamento fiduciario. Se incorporó al banco en 1993, había vivido tres cierres de sucursales de clasificación de billetes y se había convertido en controlador interno. La investigación interna destaca el «contexto institucional, que le obligó a trasladarse o ser trasladado» y lamenta la ausencia de «programas de prevención» que deberían haber acompañado a los cierres de sedes.
El informe de Technologia señala también que estos traslados forzosos han «dejado amargos recuerdos de periodos muy estresantes», ya que algunos agentes «han visto como su movilidad geográfica repercutía en movilidades funcionales» y a veces tener que «aceptar un puesto que no les gusta [...], lo que les deja en dificultades, años después de la reorganización».
Amandine (ficticio), empleada desde hace más de veinte años en el oeste de Francia, cuenta a Mediapart la suerte de colegas que «se fueron a trabajar lejos de casa, luego fueron destinados por segunda vez a otra sucursal, sin saber si será permanente»: «No soportan no saber qué va a ser de ellos.»
La actitud del gobernador ha abierto la puerta a la permisividad del maltrato».
La unidad de Amandine desapareció literalmente desde el primer plan de reestructuración. La plantilla se ha dividido por seis debido a jubilaciones no reemplazables o traslados. «El contexto es muy angustioso. Todos estamos convencidos de que no acabaremos nuestra carrera aquí", añade la empleada.
También describe «una actividad bajo presión» y unos servicios deteriorados por la política de austeridad. «En las sedes abiertas al público, el mostrador está regularmente cerrado porque no hay suficientes empleados. Y sin embargo, las personas que acuden son más bien gente desfavorecida que se enfrenta a situaciones problemáticas».
Amandine describe también cómo la dirección de la entidad se ha vuelto brutal, como consecuencia de los planes de austeridad. Es como si se hubiera desatado la mala fe", suspira. La actitud del gobernador ha abierto la puerta a la permisividad para maltratar a la gente. Ya no hay consideración y los compañeros lloran en el despacho. Eso no es posible, ¡así no deberían ser las cosas en el trabajo!»
La investigación independiente también ha identificado «prácticas de dirección tóxicas por parte de algunos responsables, que no han sido sancionadas adecuadamente». Y continúa: «Oyendo al personal, parece que la alta dirección del banco tiene hoy dos caras. Una de prestigio, pericia y pedagógica [...] de cara al exterior. Y otra cara carente de empatía, insensible a las dificultades del personal, que permite que persistan comportamientos problemáticos [...] de puertas adentro».
En sus respuestas escritas incluidas en el informe, la institución rechaza con firmeza este comentario, que considera «inaceptable», sobre todo para «los directivos que tratan a sus equipos con total benevolencia».
En 2019, el entonces director general de Recursos Humanos cuestionó abiertamente la pertinencia de la «gestión benevolente». En una conferencia sobre el tema, cuya grabación hemos conseguido, se planteaba esta cuestión: «Podríamos preguntarnos si este tipo de benevolencia, que puede ser excesiva con [...] los fallos de ciertos empleados, no conduce a un bajo rendimiento». Y añadió: «¿No es la falta de expectativas una de las peores formas de malicia?»
Una cultura de gestión «arcaica»
Ahora de baja por enfermedad, Esther, empleada de la sede central, cuenta a Mediapart que pagó el precio de un estilo de gestión que la «quebró», y dice haber sido «menospreciada» por una alta directiva de la institución. Asegura haber contactado en vano con todas las instancias de la entidad, incluida la unidad de acoso y la «persona de apoyo», cuya función fue creada por un acuerdo de empresa en 2021 para prevenir riesgos psicosociales.
En un correo electrónico enviado a Esther antes de que dejara de trabajar, esta última admitía a medias su impotencia ante los hechos denunciados por la empleada, pareciendo tener muy poco margen de maniobra una vez que la información se había transmitido a los superiores.
Según Technologia, el malestar de los empleados se esconde con demasiada frecuencia bajo la alfombra por no «causar oleaje» dentro de la institución. El informe afirma que «aunque los empleados han estado siempre avisando de sus problemas [...], su mensaje parece haberse perdido en los niveles jerárquicos, poblados por directivos preocupados sobre todo por complacer al gobierno del banco y preocupados por la buena marcha de sus carreras». «Ya es hora de poner fin a esta cultura arcaica en el seno de la dirección del banco», recomienda encarecidamente.
En sus comentarios de respuesta, el banco se muestra ofendido y cuestiona la metodología usada por el consultor independiente: «Se pone especial cuidado en resaltar, a lo largo de decenas de páginas, los sentimientos negativos –y a veces exagerados o incluso falsos– mezclando sutilmente las valoraciones de los expertos en el mismo sentido». «Esto contribuye a dar crédito a la idea de que el «punto de vista del agente» es la única realidad.»
Numerosas señales de alarma
Una tercera investigación interna conjunta ha socavado algunos de los argumentos de la institución. Se trata de una empleada que intentó suicidarse en dos ocasiones, por problemas laborales en su opinión. La investigación, finalizada a principios de febrero de 2024, siguió a una alerta «por peligro grave e inminente» emitida cuatro meses antes por dos miembros electos del comité de empresa, que habían recibido un mensaje de texto preocupante de la empleada.
Los representantes de los trabajadores afirman que los mensajes enviados a sus superiores en 2022 «no provocaron ninguna reacción por parte del empleador para comprender la causa del sufrimiento de la empleada, y menos aún para resolver la situación».
En su opinión, no fue hasta que la empleada escribió un largo texto a principios de 2023, en el que describía su angustia, cuando las cosas finalmente se movieron. A continuación notaron «la rápida gestión de la situación [...] por parte del sector médico-social (psicólogo, persona de apoyo, trabajador social, médico del trabajo)». Según los representantes de la dirección, ya las advertencias iniciales de la empleada habían desencadenado la adopción de medidas, porque fue entrevistada dos veces en 2022.
Pero más allá de los casos individuales, se acusa al Banco de Francia de ignorar un problema general. «El gobierno del banco parece no haber escuchado las señales de alarma que han ido apareciendo», señala la investigación de Technologia.
Los numerosos documentos consultados por Mediapart así lo prueban. A finales de 2017, una investigación solicitada por los representantes de los trabajadores reveló «un nuevo deterioro de la salud mental del personal» y llevó a los representantes a encargar a una empresa independiente una «evaluación de riesgo grave».
Su informe, presentado en 2018, hace referencia a los «efectos negativos» de las «transformaciones en la red» y subraya un punto muy preocupante: «El suicidio fue mencionado varias veces durante nuestras entrevistas», advierte el informe, que pide a Banco de Francia que «aborde esta cuestión de frente» y le recomienda «detener las reorganizaciones y cualquier cambio que pueda tener un impacto en las condiciones de trabajo».
Es legítimo preguntarse si el gobierno del banco ha interpretado todas las señales de alarma como buenas noticias.
Pero el plan estratégico conocido como «Ambición 2020» sigue su curso, y con él el malestar entre el personal, que sigue documentándose, incluso internamente. En 2019, la «persona de apoyo» adscrita al departamento de Recursos Humanos denunció «altos niveles de tensión» y un «aumento del malestar» causados por «reestructuraciones [...], fusiones de departamentos y traslados de actividades».
Dos años más tarde, una investigación interna confirmó la realidad de estas advertencias. A lo largo de los años se ha constatado un cuadro de «factores de riesgo» vinculados a «percepciones sobre el trabajo y los cambios». En 2013, antes de la llegada del actual gobernador y de los planes estratégicos, solo dos indicadores de diecinueve estaban en rojo, que indicaban un «riesgo importante, prioridad de acción muy alta». Todos los demás estaban en verde. En 2021, ocho indicadores habían pasado a rojo y cuatro a naranja, por «alto riesgo».
Tres años después, Technologia hacía un comentario mordaz: «Es legítimo que el experto se pregunte si el gobierno del banco interpretó todas las señales de alarma como buenas noticias, ya que indicaban que la transformación estaba en marcha, que las cosas se estaban “moviendo”.»
Cuando el banco no cumplía la ley
Por ello, el informe pide cambios profundos «para restaurar la coherencia [y] restablecer el diálogo, en particular el diálogo social». En cuanto a las relaciones con los sindicatos, Hugo Coldeboeuf, representante de la CGT en el comité de empresa, señala que la dirección no está «a la caza de sindicalistas», pero menciona no obstante «trabas cada vez más frecuentes a los derechos sindicales» y recuerda que su sindicato ha obligado al banco «a cumplir la ley en varias ocasiones».
En efecto, el pasado mes de junio, el Consejo de Estado (el más alto tribunal en materia administrativa, ndt) ordenó al banco que cumpliera la ley de 2006 sobre la reincorporación tras la baja por maternidad, que permite a las mujeres afectadas beneficiarse de las mismas promociones individuales y colectivas obtenidas por sus colegas en su ausencia. El Banco de Francia se negó a aplicar la ley, alegando que los estatutos permitían a las mujeres beneficiarse de un permiso de maternidad dos veces más largo.
Denunciada por la CGT, la institución fue desautorizada por el Consejo de Estado, como se detalla en este artículo de la web l'Informé. «Desde hace diecisiete años, las mujeres que regresan de su permiso de maternidad reciben en el Banco de Francia un trato injusto en materia retributiva», afirma la CGT, que pide la aplicación retroactiva de la ley. Interrogada al respecto por Mediapart, el Banco de Francia no respondió.
Un representante del sindicato también llevó el caso ante la magistratura de trabajo, ganado en abril de 2023, para defender a una empleada discriminada por su embarazo. «La empleada había estado tres veces de baja por maternidad y estaba claramente retrasada en su desarrollo profesional», recuerda Hugo Coldeboeuf. «Cuando se remitió el asunto al deontólogo del banco, éste llegó a la conclusión de que había habido discriminación. Pero luego no pasó nada.»
Según Coldeboeuf, la empleada «tuvo que recurrir a la Comisión de acceso a los documentos administrativos para conseguir los resultados de esa investigación, porque el empleador se negaba a facilitárselos». Basándose en este documento, la magistratura de trabajo reconoció la discriminación y ordenó al banco que recolocara al empleado en un nivel superior. La CGT no descarta emprender acciones legales.
El gobernador reacciona con retraso a los suicidios
En la actualidad, el Banco de Francia informa de los resultados de su propia investigación sobre el bienestar de los empleados, que fue presentado el pasado enero. El 79% de los encuestados se declaran satisfechos o muy satisfechos con su entorno de trabajo, pero el 53% de los empleados, e incluso el 70% de los directivos, consideran que su carga de trabajo es excesiva. «Esta encuesta, que está en manos de la patronal, confirma que el sufrimiento en el trabajo se debe a los recortes de plantilla derivados de los planes estratégicos», afirma Hugo Coldeboeuf.
Según el sindicalista de la CGT, la dirección encargó esa encuesta para intentar «boicotear» la petición de un peritaje a Technologia. El propio gobernador calificó la alerta sindical sobre el conjunto del banco de «ni plenamente justificada, ni suficientemente eficaz, porque no estaba orientada a la búsqueda de soluciones».
François Villeroy de Galhau hizo estas declaraciones el 11 de octubre de 2023, durante una reunión del comité social y económico central, cuyo texto literal ha conseguido Mediapart. Era la primera vez desde los dos suicidios de junio que el gobernador comparecía ante los representantes del personal. Un mes antes, no había asistido a una reunión extraordinaria de ese comité. «Es la prueba del desprecio abismal del gobernador por el personal», dice un Coldeboeuf indignado. «Acabó acudiendo en octubre porque los suicidios habían aparecido en la prensa.»
Ese día, François Villeroy de Galhau señaló que «un suicidio es siempre una tragedia» y reconoció que en el Banco de Francia existen «situaciones de sufrimiento, estrés y sobrecarga mental». Pero afirma que la institución «ya hace mucho para prevenirlas, bastante más que muchas empresas».
En respuesta a las peticiones sindicales de «hacer un alto en las reformas» y «poner fin a la inestabilidad permanente», el Gobernador respondió: «La solución no puede ser “dar un paso atrás” en nuestra transformación», y aseguraba que «en términos de plantilla [...], ya hemos hecho la mayor parte del esfuerzo» y se felicitaba por tener «un Banco de Francia que presta mejores servicios a menor coste».
Esto es más o menos lo que dijo en France Info en julio de 2023: «Modestamente, en el Banco de Francia hemos aumentado nuestros servicios [...] y reducido nuestros costes. No digo que sea fácil. Pero los hombres y mujeres del Banco de Francia pueden atestiguar que es posible.» ¿Pero a qué precio?
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Traducción de Miguel López