El 70% de los españoles ya sufre un aumento de más de 1,5 grados en las temperaturas desde 1960

Ola de calor en Zaragoza en el verano de 2020.

Lo llevan diciendo los científicos años: el cambio climático en España ya está aquí, no es una cuestión de futuro. Las peores consecuencias aún están por llegar (y seguimos con margen para evitarlas), pero el fenómeno impacta en el presente. Un nuevo informe del Observatorio de la Sostenibilidad asegura que un 70% de la población española y un 50% de los municipios ya ha sufrido un aumento de temperaturas superior a los 1,5 grados, desde los 60 hasta la actualidad. "Es necesario iniciar de una vez planes detallados, dotar de presupuestos y llevar a cabo de una vez los planes de adaptación al cambio climático a escala estatal, por comunidades autónomas y de cada ayuntamiento para encarar el cambio climático", declara uno de los autores, el doctor en Ecología Fernando Prieto.

El estudio ha cruzado las mediciones de temperatura del satélite europeo Copernicus con los datos de la población española. Así, la mitad de la superficie española y el 30% de la población ha experimentado, en los últimos 60 años, aumentos del mercurio de entre 0 y 1,5 grados de media; y el 70% de la población y la otra mitad del territorio ha sufrido crecimientos de entre 1,5º y 3 grados. Apenas nueve kilómetros de la península han visto cómo las temperaturas medias subían más de 3 grados de media: se trata de pequeños pueblos del Pirineo oriental. "En toda la cordillera se alternan áreas de fuerte y bajo incremento térmico, probablemente determinados por la orografía de la montaña que determinan situaciones microclimáticas muy particulares muy próximas y diferentes entre sí", matiza la organización.

Los territorios que han sufrido mayores incrementos, no necesariamente los más cálidos, se sitúan "principalmente en áreas elevadas de las mesetas interiores, en áreas de baja montaña literal en la cornisa cantábrica, y en Galicia". La Comunidad de Madrid es una de las zonas en las que más ha subido el mercurio, probablemente por la intensa urbanización de los últimos años que fomenta el fenómeno isla de calor, con el asfalto y el hormigón absorbiendo el calor durante el día y provocando noches tropicales al ocaso. El valle del Ebro también se ha visto fuertemente afectado, así como las Islas Baleares a merced de un Mediterráneo recalentado, y las provincias andaluzas de Sevilla y Cádiz.

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1,5 grados parece poco. Y a quién no le gusta un invierno de temperaturas agradables. Sin embargo, las consecuencias ya se notan. En la agricultura, con el cambio en los ciclos de maduración y floración; en los ecosistemas, desatando reacciones en cadena que ponen en peligro la biodiversidad; y en nuestro propio confort térmico, con olas de calor durante el verano cada vez más intensas que se llevan la vida de cada vez más personas. Más calor durante todo el año tiene, también, efectos en el agua con el que contamos, aumentando la evapotranspiración.

1,5 grados de media es el objetivo a alcanzar por el mundo como máximo a finales de siglo, según el Acuerdo de París; lo que muestra que, en España, ya hemos llegado a ese punto y que el impacto será mucho peor en la Península Ibérica y las islas aún en el mejor de los escenarios, como ya muestran todos los escenarios a futuro. Precisamente estos días España está bajo el impacto de un anticiclón que no solo sube el mercurio, sino que evita unas precipitaciones valiosísimas para evitar la sequía y llenar unos embalses bajo mínimos. Probablemente no lloverá esta primavera, por lo que a partir de este verano vienen las curvas. "Si no llueve en marzo y en abril de una forma muy importante, es muy probable que empecemos un ciclo seco", donde este crecimiento de las temperaturas ya registrado empeorará la situación.

Este viernes, el termómetro rozó los 29 grados en Xàtiva (Valencia), la temperatura más alta en todo el continente durante ese día. Numerosos municipios de todo el país están rompiendo récords históricos de calor durante este febrero. Sin embargo, aunque se disfrute la ausencia de frío, el mensaje que está mandando la atmósfera está claro: la crisis climática ya está aquí, es solo el principio y puede ir a mucho peor sin estrategias contundentes de mitigación y adaptación.

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