El cambio climático se ceba con el Mediterráneo: una ola de calor como la de abril es ya 100 veces más probable

Una niña y un hombre descansan en el césped frente a la playa de Madrid Río, a 28 de abril de 2023.

El verano adelantado que vivió España la semana pasada preocupa a científicos de todo el mundo. Hace un siglo era estadísticamente imposible registrar temperaturas entre 10 y 15 grados por encima de la media durante tres días, pero el cambio climático impulsa los eventos extremos, especialmente alrededor de la península ibérica. Un informe presentado este viernes por la iniciativa World Weather Attribution calcula que la ola de calor de abril habría ocurrido una vez cada 40.000 años, pero ahora ocurre cada 400. Esta probabilidad se recorta rápidamente a medida que aumentan las emisiones de efecto invernadero, según los expertos. 

"Vemos que las olas de calor, los incendios y la sequía ocurren con mucha mayor intensidad [en el Mediterráneo occidental]. Y la combinación de estas tres cosas convierten a esta región en un foco de riesgo", explicó en una rueda de prensa Roop Singh, asesora de riesgos climáticos de Cruz Roja. 

El estudio ha sido llevado a cabo por una organización que aúna expertos de grandes entidades como el Imperial College London o la Princeton University de Estados Unidos, que analizan los eventos climáticos extremos de todo el planeta. Decidieron estudiar con urgencia el evento ocurrido en España y el norte de África por su dureza y rareza, ya que dejó un récord de temperatura en abril de 38,8 grados en el aeropuerto de Córdoba y, según un recuento de eltiempo.es, se superaron más de un centenar de máximas en 15 comunidades autónomas. En Marruecos llegaron a registrarse termómetros 20 grados por encima de la media y varias ciudades superaron los 41 grados. 

"Nuestra estimación es que la probabilidad de que ocurran es una entre 400 años en el clima actual (con un mínimo de 60 años entre cada ocasión) en el clima actual, lo que significa que hay una probabilidad del 0,25%", se lee en el informe. Esta cifra es en el escenario actual, ya inmersos en el cambio climático y con una temperatura 1,2 grados frente a la época preindustrial. Pero si se calcula en un mundo sin cambio climático, las posibilidades de registrar una ola de calor similar es cien veces mayor, de una entre 40.000 años. "Estadísticamente imposible", según los autores. 

Además, de haberse dado la ola de calor de abril en un planeta sin emisiones, habría sido 2 grados más fría. Y si la Tierra fuese 0,8 grados más cálida —cuando alcance los 2 grados de calentamiento a lo largo de este siglo—, el evento habría sido 1 grado más cálido, en el escenario más optimista.

Dominic Royé, experto de datos de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC) afirma que el estudio es de "altísima calidad" pese a que se ha elaborado en unos pocos días. "Hay que decir que son estimaciones muy conservadoras". Por eso dicen los autores que, en el futuro, podríamos estar ante un evento con temperaturas todavía más altas de, al menos, 1 grado", opina en una publicación de Science Media Centre. 

Los meteorólogos que han liderado la investigación advierten del impacto en la salud de estas olas tempranas de calor, ya que el cuerpo no está aclimatado a estos shocks incluso en países acostumbrados al calor, como España y Marruecos. "Las estadísticas muestran que las olas de calor son más mortíferas que cualquier otro tipo de desastre natural", señaló Roop Singh, de Cruz Roja. Según la Organización Mundial de la Salud, casi 4.000 personas murieron el año pasado durante los 42 días con ola de calor que asolaron España, y en Portugal otras 1.000.  

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"Ponemos atención a estos sucesos porque afectan a la vida de la gente y es importante ver cómo afectarán a su futuro. Ni las sequías severas ni las olas de calor desaparecerán en el futuro mientras sigamos expulsando gases de efecto invernadero", añadió Friederike Otto, física del Grantham Institute for Climate Change. 

En este sentido, los autores alertan de la necesidad de adaptar urgentemente las ciudades, donde se concentra la población y donde el calor es más intenso porque se queda atrapado entre los edificios y el asfalto. De hecho, citan un estudio para España que asegura que el calor seis veces más intenso en las zonas urbanas que en las rurales. Entre las soluciones, proponen una planificación de la ciudad centrada en el cambio climático y un servicio de alerta a la población para advertir sobre episodios peligrosos. 

De cara al verano, los investigadores aún no son capaces de predecir qué escenario sufrirá la península, pero sí creen que será duro. "Lo que nos dice este estudio y otros similares es que con el cambio climático la probabilidad de que haya olas de calor aumenta de manera dramática", resumió Friederike Otto.

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