Librepensadores

La prueba del nueve

Antonio García Gómez

“Un parto dura entre tres o cuatro horas. Hay tiempo para el desplazamiento”.

Xunta de Galicia.

El mundo mañana no será como hoy. Aseguran que no lo reconoceríamos. Los avances se atropellan y nadie puede asegurar el futuro. De momento, continuamos ¿a la zozobra, a pique o a la deriva?

La polarización de las ideologías compite por continuar a flote por encima incluso de la viabilidad vital, razonable y humana de los habitantes de este mundo.

Nadie, con algún poder y responsabilidad, dará su brazo a torcer mientras que lo que se juegue sea el pesebre que lo alimente sobradamente.

Las risas endulzarán la incapacidad, el desprecio y el maximalismo disfrazarán la incompetencia y la absoluta falta de humanidad.

La propaganda se alzará sobre la información y la desigualdad se enseñoreará sobre los derechos de los seres humanos, puestos a la cola de sus necesidades no cubiertas.

Y la rebelión propuesta y asumida será la huida hacia adelante, la ira, el miedo y el odio, mientras se erijan las banderas, se enciendan las soflamas y se incite al “a por ellos”, al tiempo que se acuse, se mienta, se aferren los líderes a proteger sus privilegios, sus existencias fútiles y evanescentes sobre las necesidades reales, urgentes, desesperadas de la… gente corriente, la misma que se da por vencida, no quiere saber nada y cae en la celada una y otra vez.

Mi compañera tuvo el paritorio donde alumbró a nuestra hija a 40 kilómetros y puedo asegurar que la angustia presidió su último mes de gestación por si no fuera a llegar a tiempo.

Y estoy hablando de hace más de 30 años.

Actualmente la Xunta de Galicia, la misma que gobierna desde un mismo color político desde hace mucho tiempo, ha decidido “suprimir las urgencias pediátricas y cerrar el único paritorio existente en la región de Verín, en Ourense”.

De manera que a partir de ahora las mujeres que vayan a parir necesitarán recorrer entre 70 y 110 kilómetros para poder ser atendidas en condiciones.

La prueba del nueve no debe ser muy exacta si, en el mundo en que vivimos, se permite que la angustia real, el desamparo de las zonas rurales, más que “vaciadas”, abandonadas, sin paliativos muestre la España real, la España que aseguran algunos “se va a romper en mil pedazos”, mientras el señor Feijóo continuará presidiendo con “grave apostura y sereno talante” una autonomía, una región, en la que en pleno siglo XXI se suprimen las urgencias pediátricas y se cierran los paritorios.

Recuerdo que, por ejemplo, en la cercana Vigo, para (¿promoción visual, al menos, de la ciudad?) se han gastado un millón de euros en dotar de luminosidad navideña… ¿en consonancia con los compromisos de ahorro energético que tal vez exigiría la emergencia climática?

Cuando en este país, según algunos, que camina sobre el abismo, los únicos que han de sobrevivir en emergencia son los paisanos y las paisanas de a pie.

En mi Andalucía las provincias del interior, Córdoba y Jaén, las más rurales por cierto, pierden y pierden anualmente población. ¿Por qué será? ¿En virtud de qué prueba del nueve volverán a salirles las cuentas cuadradas?

Mientras se vanaglorien “las masivas bajadas de impuestos”, naturalmente ¿en aras de la insolidaridad?, al mismo tiempo que los impuestos absolutamente intocables seguirán siendo los de los más ricos, acostumbrados a burlar su débito fiscal. ¿En nombre de la patria?  Será por eso.

Y en Verín, sin paritorio. Y ¡viva España!

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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