Portada de mañana
Ver
Los pactos y los vetos se adueñan de la campaña catalana sin suma a la vista para la gobernabilidad

Librepensadores

¿Hay alguna esperanza?

Librepensadores

Luisa Vicente Santiago

España está en recesión y el pronóstico para un futuro inmediato será aún peor. El desplome producido en la economía mundial es similar al que se originó en la Gran Depresión de 1929. Según una encuesta de la OCU del 15 de mayo de 2020, el impacto de la crisis del coronavirus en las familias españolas ha supuesto la pérdida de más de 23.000 millones de euros. El 74% de los hogares ha sufrido una reducción en sus ingresos, y muchos no pueden llegar a final de mes. La pérdida de empleo por cuenta ajena rondará el 40% en los próximos meses. Los padres que socorrian a sus hijos sacrificando una parte de su pensión, ya no lo podrán hacer debido a los nuevos impuestos y al posible recorte en sus pensiones que tendrán que soportar. Los hijos a su vez, tampoco podrán ayudar a sus padres, porque muchos perderán sus empleos. Todo apunta a que ambos, si tenían unos ahorros o una vivienda propia, lo perderán todo durante el transcurso de esta larga crisis, que se prevé severa y complicada. El sueño de que los hijos podrían vivir mejor que sus padres se ha roto por completo, es una historieta de los años 50, un absoluto espejismo. La gente se espanta de las colas del hambre que vemos en las calles, pero la pobreza extrema ya existía mucho antes de la pandemia, solo que estaba camuflada por sueldos de miseria, trabajos en negro, hacinamiento en habitaciones compartidas, ayudas de Caritas, trabajos discontinuos y esclavitud.

El modelo económico actual no sólo es injusto, además es insensato. Se necesita un conjunto de reformas que contribuyan a crear una economía más justa, sólida y estable. La riqueza de los de arriba procede siempre de las rentas de los de abajo. Los mercados por sí solos no son ni eficientes ni estables, tienden a acumular la riqueza en manos de unos pocos, lo que debilita la economía y el sistema político en general.

Las perversiones de nuestro sistema económico son muchas, pero citaré algunas:

1. Es una temeridad no poner límite al excesivo riesgo que asumen los bancos, muchos de ellos demasiado grandes. La banca cree que puede crear recursos de la nada gracias a la magia del endeudamiento y esto no es posible. Lo único que crea la deuda es volatilidad, riesgos y crisis cíclicas.

2. La ley debería exigir a los bancos total transparencia en la comercialización los productos financieros no bursátiles que implican mucho riesgo como los derivados financieros y demás títulos de alto riesgo avalados por el gobierno. Son armas de destrucción masiva de los ahorros de las familias y de la pequeña empresa.

3. La "banca en la sombra", esos chiringuitos que no son bancos, pero que conceden pequeños créditos a la clase media empobrecida, no deberían estar permitidos en nuestro país. Cobran intereses de usura que triplican la deuda, y acaban enajenando todos los bienes del deudor , incluida su vivienda y lo deja arruinado para el resto de su vida. Una absoluta estafa.

4. Se debería poner freno a los préstamos bancarios con intereses abusivos que obligan a contratar seguros no permitidos, como están haciendo con los préstamos ICO. La CNMV, la Comisión Nacional de Valores por sus siglas, debería tomar cartas en el asunto al ser el órgano regulador de la banca y de los mercados y exigir multas y sanciones en estos casos.

5. Los paraísos fiscales deberían ser eliminados, a la vez que sancionar a los bancos que burlan normativas y fomentan el fraude y la evasión fiscal. No tiene explicación que haya tanta actividad financiera en torno a paraísos fiscales y pasen de apoyar la economía de la pequeña empresa y de los autónomos.

6. Los monopolios deberían ser controlados. Favorecer a empresas dominantes que distorsionan los mercados y marcan los precios de bienes y servicios con precios desproporcionados conlleva graves desajustes. Además de resultar peligroso, no lleva aparejado que sus beneficios se destinen a un fin público, todo lo contrario, sólo enriquece a sus monopolistas.

7. No debería dar tanto poder a los Consejos de Administración de dichos monopolios, ya que están representados por políticos destronados puestos a dedo, para asegurarse sueldos suculentos y prebendas, y no por su valía.

8. Se tendría que acabar el conflicto de intereses y el soborno a políticos en activo por parte de dichos monopolios. Todo intercambio de favores acaba por desbalijar las arcas públicas, una constante en todos los Gobiernos.

9. Es primordial que se persiga de una vez la corrupción cronificada que existe desde hace tiempo en todos los partidos e instituciones. El Sepblac ó Comisión de Prevención de blanqueo de capitales e infracciones monetarias que se creó hace 25 años para perseguir estos delitos es sólo una pantalla. Las leyes son laxas con los defraudadores y dejan muchas puertas abiertas a los ricos para evadir impuestos sin que sean fiscalizados ni multados cuando se les descubre.

10. Por último, el Gobierno nunca ha querido abordar la reducción del gasto militar. Un informe del Centro Delás de Estudios por la Paz advierte que, a pesar de la crisis del covid-19, sigue la lluvia de dinero y en este año 2020 llegará a 20.030 millones de euros. Los presupuestos asignaron un total de 10.199 millones de euros al Ministerio de Defensa que, sumados a gastos camuflados en partidas de otros ministerios, alcanza la referida cifra. Si tan solo se hubiera rebajado esta partida un 8%, el Gobierno habría obtenido 410 millones que podrían destinarse a servicos más útiles y necesarias, como sanidad, enseñanza, ayudas a la dependencia y otras. El descuento del 8% representa casi tres veces el préstamo que recibirá España de la UE para afrontar las crisis del covid-19, un préstamo que pagaremos todos con impuestos y recortes.

Los apuros de Pablo Casado

Los apuros de Pablo Casado

Quizá estas medidas no serían suficientes para mitigar toda la pobreza que se cierne sobre nuestras cabezas en este momento, pero al menos mermaría la impunidad de los de arriba para infligir daños económicos a los de abajo.

¿Habrá alguna esperanza?

Luisa Vicente Santiago es socia de infoLibre.

Más sobre este tema
stats