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Ley Violencia Género

La verdadera condena (firme y por prevaricación) del juez de Vox

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"Lo mío es el caso Dreyfus del siglo XXI"caso Dreyfus, decía en junio de este año, en declaraciones a Actuall, el ex juez de familia de Sevilla Francisco Serrano, que desde su inhabilitación por prevaricación en 2011 se proclama víctima de una persecución política por su oposición frontal a la Ley contra la Violencia de Género y al feminismo. "Prefiero ser un abogado libre que un juez esclavo", suele decir, una frase que ha convertido en su divisa a raíz de sus condenas, primero en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y después en el Supremo. Frases como éstas, así como su oposición a lo que llama "la ideología de género" y a las corruptelas de la judicatura, hacen de Serrano (Madrid, 1965) un ídolo entre sectores de la derecha especialmente beligerantes, a los que ahora el magistrado ha dado una alegría al anunciarles su "rehabilitación". Pero, ¿se ha producido esa rehabilitación? El relato del heroico magistrado conservador perseguido por defender sus ideas y que al fin logra resarcirse obvia que su condena por prevaricación acaba de declararse firme y que no se debe en absoluto a sus principios políticos.

El Tribunal Constitucional, en una sentencia de 17 de octubre, ha anulado una condena de junio de 2012 del Supremo que castigó a Serrano a diez años de inhabilitación por un delito de prevaricación cometido cuando era juez de Familia de Sevilla. Con dicha sentencia bajo el brazo, Serrano ya anunció el miércoles su "rehabilitación", término que fue recogido y amplificado en titulares por numerosos medios de comunicación. Este jueves convocó a los medios en un hotel de Sevilla para anunciar sus próximos pasos y valorar su caso. "Yo era un juez molesto que se atrevió a criticar la ideología de género", dijo de sí mismo el magistrado, que anunció que reclamará su reingreso en la carrera judicial para "recuperar la toga" y obtener su victoria moral, pero que luego pedirá la excedencia para continuar dedicándose a la abogacía. "Yo quiero ser un juez independiente y crítico. Y no puede ser [con este sistema]. Volver a la carrera judicial me pondría en una situación de riesgo total y absoluto", señaló a infoLibre tras el encuentro con los medios.

Tiene razón Serrano en que ya se había señalado políticamente antes de ser condenado. Sus ideas estaban claras. Por ejemplo, en 2010 afirmó que las denuncias falsas al amparo de la Ley contra la Violencia de Género estaban provocando un "genocidio" de hombres, tal era el número de suicidios. Las teorías sobre la proliferación de denuncias falsas han sido reiteradamente desmentidas con datos. No obstante, tienen cierto arraigo como creencia popular.

Condena por prevaricación en 2011

Serrano nunca ha ocultado sus opiniones. Pero no fue por eso por lo que fue condenado. Lo fue originalmente el 13 de octubre de 2011 por el TSJA por prevaricación culposa. Concretamente, y siempre según la sentencia del TSJA, por alterar indebidamente el régimen de custodia de un niño de 11 años a favor de su padre y en detrimento de su madre, sorteando la competencia que sobre la decisión tenía un juzgado de violencia contra la mujer (donde se seguía el procedimiento de divorcio).

El proceso estuvo plagado de irregularidades, según la sentencia. La condena fue de dos años de inhabilitación, aunque el propio TSJA acordó solicitar al Gobierno el indulto parcial y dejarla en seis meses.

Consultado por infoLibre sobre estos hechos declarados firmes, Serrano afirma que obró limpiamente, recuerda que el fallo tuvo un voto particular y subraya que en su momento recibió el respaldo de la Audiencia Provincial de Sevilla. "A efectos prácticos [esa sentencia condenatoria] ya no tiene ninguna repercusión para mí [al haber cumplido ya sobradamente los dos años de inhabilitación que establecía]. Pero sí a efectos de mi dignidad. Por eso voy a recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y también voy a solicitar el indulto", afirma Serrano, que critica la "rumorología" alrededor de su actuación en aquel caso y, ciñéndose a los hechos, sostiene que se trató de un cambio de custodia realizado pensando en el interés de menor. "Un juez de lo mercantil que decide sobre un caso de miles de millones puede tener un interés quizás... Pero en un caso así, ¿qué interés podía tener yo?", dice, calificando todo lo ocurrido como "inaudito".

TSJA: "Completo desinterés" por la realidad

Esta sentencia firme que aún indigna a Serrano no sólo sigue vigente, sino que el mismo fallo del Tribunal Constitucional que Serrano invoca para anunciar su "rehabilitación" la convierte en firme. Y es una sentencia muy dura para Serrano, cuya popularidad lo llevó a ser candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía del partido católico y socialmente ultraconservador Vox en las elecciones autonómicas de 2015.

El fallo detalla cómo Serrano, con "completo desinterés por el conocimiento exacto de la real dimensión del conflicto", prolongó la custodia del menor con el padre para que pudiera salir en procesión como paje en la Hermandad del Silencio en la Semana Santa de Sevilla, pese a que su entrega a la madre debía producirse antes de la madrugada del jueves al viernes, la conocida como madrugá, la noche más importante de esta festividad. El problema era que el padre quería quedarse al menor hasta que hubiera salido la procesión, pero la madre se oponía. Por ello el abuelo, supuestamente con la complicidad del padre, acudió al juzgado de Serrano a alterar el régimen de visitas mediante una solicitud de medidas cautelares. De tener que entregar el niño el miércoles se pasó a tener que entregarlo el viernes.

"Argucia procesal"

Serrano hizo este cambio de custodia, siempre según el TSJA, "sin trámite procesal alguno, sin dar traslado ni pedir informe al ministerio fiscal, sin oír previamente tampoco a ninguno de los progenitores del menor". No obstante, el padre sí había acudido al juzgado, aunque se mantuvo formalmente el margen de la petición de solicitud de medidas cautelares que debía servir para que el chaval pudiera salir en procesión. La sentencia no acredita que el juez estuviera compinchado con el padre o el abogado de éste para realizar una maquinación. Lo que sí recoge es que habló informalmente con el letrado. "El señor Serrano no evitó ni se cuidó en absoluto de no poner su función judicial al servicio de intereses o pretensiones de parte, validando la argucia procesal tramada", dice la sentencia, que le atribuye una resolución manifiestamente injusta.

El caso llegó en recurso al Supremo. Y allí Serrano escapó aún peor. La inhabilitación pasó de dos a diez años porque el TS consideró que, además de imprudentemente, el juez había obrado con mala intención. El Supremo estableció que el magistrado conocía los hechos "en su total dimensión", lo que agrava su conducta indebida. Es la condena que se deriva de esta sentencia la que el Constitucional ha tumbado ahora al considerar que el Supremo incurrió en un "exceso de jurisdicción". La condena se establece, dice el TC, "sobre la base de la revalorización probatoria de la conducta del recurrente". Es decir, los mismos hechos adquieren mayor gravedad examinados de nuevo. La mera presencia del acusado en el estrado no es "garantía suficiente" para esta "revalorización". El Supremo, según el Constitucional, vulneró las garantías procesales de Serrano.

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Solicitud de reingreso y luego excedencia

Ahora el excandidato de Vox –que no obtuvo ni de lejos representación en el Parlamento de Andalucía– puede solicitar su reingreso en la judicatura a través del Consejo General del Poder Judicial, según fuentes judiciales. Las mismas fuentes aseguran que una "rehabilitación", en rigor, implicaría devolverle su plaza. Pero Serrano tendrá que esperar a que se abra un concurso y optar a las plazas existentes. Es decir, la plaza que perdió con la inhabilitación no le está esperando.

Serrano volverá ser juez. Está deseando, afirma, que se le vuelva a ver con la "toga". Ese día habrá fotos para el recuerdo. Y después se la volverá a quitar. "Me he tenido que reinventar como abogado. Ahora mismo me interesa más profesionalmente. Soy más fuerte que antes y creo que puedo aportar más desde aquí", señala. Serrano niega que su militancia en Vox, que ahora mismo mantiene, le frene. "Yo no soy político. No tengo ninguna aspiración política. Colaboro con un partido liberal conservador porque creo en sus ideas. Mi problema no es la incompatibilidad", afirma.

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