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Benjamín Serra: “Sabemos lo que queremos, así que no estamos perdidos”

Benjamín Serra, uno de los tantos españoles que residen en Londres.

17 de abril de 2013. "Es verdad que muchos jóvenes, y no tan jóvenes, han salido de España en busca de oportunidades por la crisis; eso se llama movilidad exterior”.

Fátima Báñez, ministra de Empleo, desde el Congreso de los Diputados.

27 de septiembre de 2013. “Hola. Me llamo Benjamín Serra, tengo dos carreras y un máster y limpio WCs”.

Benjamín Serra, licenciado en periodismo, desde Londres.

Entre las primeras declaraciones y las segundas, emitidas a través de un tuit que fue reenviado más de 31.000 veces, media un abismo, que no tiene tanto que ver con lo generacional, sino con lo mental. El de la comprensión -o aceptación pública- de lo que está sucediendo en este país, en el que hasta 700.000 ciudadanos se han visto forzados emigrar en los últimos años. Y forzados es –al menos en buena parte de los casos, sería imposible generalizar- la palabra adecuada: “Aunque la experiencia termine resultando positiva y aprendas, no nos vamos porque queremos”.

Lo cuenta el propio Benjamín Serra, que pasó un año de su exilio londinense trabajando en una cafetería en la que, como él mismo ilustraba, tenía que limpiar hasta los baños. Algo que él mismo calificó como “digno”, cualquier trabajo lo es, pero no por ello menos penoso. Después de haber estudiado Periodismo y Publicidad y Relaciones Públicas y haber cursado un máster en Community Management, no esperaba que ese acabara siendo su destino.

Todo ese tiempo después, no obstante, las tornas se han volteado: Serra trabaja ahora en una agencia de publicidad, en Londres, claro, (en la que ha entrado tras haber pasado por otra compañía similar, una verdadera movilidad que, dice, sí se da en el mercado laboral de Inglaterra) y acaba de publicar un libro en el que relata su experiencia como joven emigrante: Sobradamente preparado para limpiar váteres en Londres.

De la "sorpresa" inicial por la repercusión de su mensaje, por el que recibió tantas alabanzas como críticas, el por entonces barista se dio cuenta de que, a diferencia de la ministra Báñez, muchos otros jóvenes como él se sentían identificados con su historia. Y no solo ellos: también padres de chavales en la misma coyuntura o casi cualquiera, dado que no faltan quienes conocen a alguien que ha tenido que marcharse de España. "Creo que sirvió para abrir los ojos con respecto al hecho de que somos la generación más preparada pero no estamos aprovechados en el país donde nos hemos formado". 

Contado con humor e ironía, “porque la situación ya es lo suficientemente dramática”, el relato de este chaval valenciano nacido en 1987 quiere ser, dice, un muestrario de lo que verdaderamente hay. Sin victimismos ni rencores. “Va dirigido a todos los sectores de la sociedad”, explica. “A los que han vivido o viven la situación, a los padres de la gente joven que se va, a la gente que desconocía esa situación y también a los responsables”.

Porque culpas, las hay. Aunque solo sea por inacción, puesto que aquellos que se llenan la boca con eufemismos como la mencionada “movilidad exterior”, “no lo están tratando, no están haciendo nada”. De ahí que ya se hayan acuñado términos como la Generación Podemos, la de jóvenes con estudios y ambiciones pero sin trabajo ni aspiraciones, dispuestos a dar un giro al curso de la sociedad. “España necesita un cambio, ya venga de Podemos o de cualquier otro lado”, dice Serra. “Nuestra generación lo está reclamando”.

De la otra generación en la que también se le inserta, la Perdida, el joven dice no sentirse cómodo con el término, por derrotista. “Sabemos lo que queremos, así que no estamos perdidos”, afirma. “Estamos intentando no rendirnos para trabajar en lo que nos habíamos preparado”. Algo que, agrega, no tiene que ser necesariamente un objetivo, pero que duele no poder hacer por las muchas promesas de futuro que se habían hecho a esta hornada de españoles. “Pero es la situación que nos ha tocado vivir”.

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