El secretario general de
Naciones Unidas, António Guterres, ha alertado de que
la explotación, uso o posesión de los recursos naturales ha provocado
el 40% de las guerras de los últimos sesenta años.
"Los estudios de la ONU muestran que
más del 40% de los conflictos armados internos de los últimos 60 años están vinculados con los recursos naturales", ha asegurado Guterres, que ha participado en la reunión del Consejo de Seguridad sobre el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional: las causas del conflicto, el papel de los recursos naturales, que ha sido convocada por Bolivia, que este mes preside el susodicho órgano.
El secretario general ha indicado que este "terrible" porcentaje puede aumentar debido
al cambio climático y ha señalado que
el crecimiento de la población, el consumismo y la degradación medioambiental también están poniendo una presión insostenible sobre recursos naturales como el petróleo, el agua, la tierra o ciertos minerales.
El titular de la ONU ha afirmado que "con el evidente aumento del impacto de cambio climático en todas las regiones, el riesgo de conflicto van a continuar creciendo". En este sentido, ha explicado que tendencias tales como el crecimiento de la población, el aumento del consumo y la degradación medioambiental "están poniendo
una presión insostenible sobre la disponibilidad de muchos recursos naturales".
Esas presiones sobre los recursos también pueden exacerbar
las divisiones étnicas o de carácter religioso dentro de los países o entre distintas naciones. Entre tales recursos naturales figuran principalmente el petróleo, el agua, el acceso a la tierra y ciertos minerales estratégicos.
La
distribución injusta de los recursos naturales, su mala gestión y la corrupción que emana de ellos son otros vectores que conducen al conflicto, especialmente en los países que tienen instituciones débiles, tal y como ha expresado Guterres.
Además, los recursos naturales también sirven para financiar guerras. Desde 1995,
el 75% de los conflictos en África han sido parcialmente financiados por los recursos obtenidos con aquellos.
Así, la extracción ilegal de minerales, madera, carbón y especies silvestres han servido para
alimentar conflictos. Por ejemplo, en República Democrática del Congo, tales actividades han generado 100.000 millones de dólares para los rebeldes y los grupos criminales.
Mecanismos de distensión
El secretario general ha explicado que existen diferentes medios y herramientas que pueden
ayudar a rebajar el riesgo de conflictos y ha citado cinco formas de hacerlo: regular los recursos, compartirlos, acudir a la mediación, garantizar el derecho a la tierra y empoderar a la mujer.
"Se necesita hacer más para regular
la procedencia, venta y comercio de minerales a través de acuerdos que impliquen a la sociedad civil, los gobiernos y las organizaciones regionales", ha subrayado Guterres.
El secretario general ha añadido que a través de la certificación de la extracción, la producción y el comercio justo, teniendo en cuenta a las comunidades locales, la falta de legalidad puede ser superada y se pueden lograr
beneficios tangibles para las poblaciones afectadas por los conflictos bélicos.
Otra forma de reducir los peligros es
compartiendo los recursos, como demuestran multitud de casos, entre ellos los de la cuenca del río Senegal, en África, del lago Titicaca, en Sudamérica, de las existentes entre España y Portugal, en Europa, entre otros.