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Submarinos, Golán y cohetes: una campaña electoral israelí con muchos imprevistos

El presidente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, muestran el decreto recién firmado por el que estados Unidos reconoce oficialmente la soberanía israelí sobre los Altos del Golán.

Thomas Cantaloube (Mediapart)

A dos semanas de unas elecciones israelíes particularmente abiertas en las que Benjamín Netanyahu no solo se juega el sillón de primer ministro, sino también su libertad, los acontecimientos susceptibles de dar un vuelco al voto se encadenan aceleradamente y todos son interpretados en función de su posible impacto en el resultado del 9 de abril.

La semana pasada, Netanyahu, que puede ser imputado en tres casos por fraude, corrupción y abuso de confianza, se ha visto obligado a admitir en la televisión que había ganado tres millones de dólares al vender sus acciones (siete veces su precio de compra) de una empresa a la que luego favoreció, como primer ministro, en la venta de submarinos. Ahora bien, se da la circunstancia de que dos de las personas que él había esquivado cuando cerró esa venta son los líderes de la principal lista de oposición que le pisan los talones en los sondeos: Benny Gantz y Moshe Yaalon, del Partido Azul y Blanco.

Por suerte, inmediatamente después de esta revelación, Benjamín Netanyahu voló a Washington, donde fue recibido con gran pompa por Donald Trump y por el AIPAC, el lobby israelí. Ninguna sorpresa por parte de estos últimos, cuyos miembros son parte de sus más fieles apoyos, pero su “amigo” el presidente de los Estados Unidos le ha hecho un buen regalo: oficializando su tuit de la semana anterior, ha reconocido la soberanía de Tel Aviv sobre los altos del Golán, un territorio que pertenece a Siria y que está ocupado desde 1967.

 

Trump, que nunca ha ocultado su apoyo total a Netanyahu ni su lealtad al multimillonario Sheldon Adelson, gran donante a favor de la causa sionista y de los republicanos americanos, ha pisoteado 50 años de diplomacia americana e internacional. No solo ha reconocido la anexión unilateral de un territorio conquistado por la fuerza (como Crimea por Vladimir Putin), sino que ha echado por la borda todos los esfuerzos de Washington desde la época de Ronald Reagan para tratar de que los intercambios de territorios en el conflicto israelí-palestino vayan acompañados de concesiones.

Incluso cuando los Estados Unidos se colocaban del lado de Israel, era a cambio de una retirada militar, de la paralización de construcciones en las colonias o de la moderación en sus políticas (como frente a Irán, por ejemplo). Aquí, Trump no ha pedido nada y todos los israelíes han entendido perfectamente que la Casa Blanca ofrecía un enorme regalo electoral a Netanyahu, que presenta como uno de los argumentos de campaña su proximidad con el “gran hermano” americano que nada le niega.

Hasta hace algunos meses, el primer ministro israelí trataba de negociar la devolución del Golán a Siria a cambio de una protección contra la presencia israelí en la región. Al no haber conseguido sus fines con Bachar el Asad, Netanyahu puede deleitarse de haber obtenido el consentimiento americano para ocupar definitivamente el territorio. Esto lleva a diplomáticos y analistas de la región a preguntarse cuál será la próxima etapa: ¿La reocupación de Gaza? ¿La anexión definitiva de Cisjordania?

Por desgracia para el jefe del Gobierno israelí, esta buena noticia ha sido parcialmente eclipsada por la reanudación de las hostilidades con Gaza. Un cohete lanzado el lunes desde el enclave palestino ha alcanzado una casa israelí (sólo causó heridos) y ha provocado a cambio una serie de bombardeos dirigidos a las estructuras y dirigentes de Hamas, el partido islamista que controla la banda de Gaza. Durante toda la jornada del lunes 25 de marzo, ambos campos han estado intercambiando tiros antes de que comiencen las conversaciones para un alto el fuego.

Aunque ninguna de las partes desea una nueva confrontación duradera, ambas se encuentran en una posición delicada que puede hacer temer algún exceso. Hamas, que reprimió salvajemente una manifestación contra la carestía de la vida hace diez días en Gaza, necesita recuperar su prestigio y hacer olvidar, eventualmente con la guerra, la situación económica catastrófica a la que no ha puesto remedio desde hace más de una década. Sin contar que este viernes 29 es el aniversario de la primera “marcha del retorno”, las manifestaciones gazatíes que acabaron en disturbios el año pasado, escapándose a Hamas en su mayor parte, y que desencadenó una represión israelí que causó más de 200 muertos.

Por parte de Tel Aviv, Netanyahu no puede permitirse mostrarse “débil” en el perverso juego político israelí, el que siempre ha hecho de la seguridad y la intransigencia con los palestinos la base de su ideología. Al mismo tiempo, él sabe muy bien que una guerra contra Gaza no va a ganarla en el sentido convencional del término y que una movilización armada en vísperas de unas elecciones puede volverse contra él en caso de algún error. Sobre todo porque el primer ministro se enfrenta a tres antiguos generales del ejército en los cuatro primeros puestos de la lista Azul y Blanco.

Benny Gantz es uno de ellos y, como pretende llegar a ser jefe del Gobierno, se ha presentado también a la AIPAC en Washington donde, al contrario que con los opositores anteriores, le han puesto buena cara en esta asamblea muy de derechas. Según los corresponsales de la prensa israelí, Gantz, jugando muy bien su papel de soldado duro pero ilustrado, ha mostrado a los judíos americanos que hoy por hoy existe una alternativa conservadora y nacionalista a Netanyahu.

Al ritmo de los eventos de estas últimas semanas y dada la volatilidad de las previsiones de voto, sin olvidar la maniobras electoralistas a las que acostumbra Netanyahu, parece imposible prever quien será el próximo primer ministro de Israel, y sobre todo con qué coalición gobernará: ¿La extrema derecha religiosa y racista en torno a Netanyahu o una combinación heterogénea de ambiciones contrarias en torno a Benny Gantz? ________________

Traducción de Miguel López

Netanyahu anuncia que bautizará con el nombre de Donald Trump "una comunidad o barrio" en los Altos del Golán

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Puedes leer el texto completo en francés aquí:

 

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