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Portada de 'Realidad', de José Manuel Benítez Ariza.

Realidad

José Manuel Benítez Ariza

La Isla de Siltolá

Sevilla

2020

Antes de abrir la nueva entrega de José Manuel Benítez Ariza (Cádiz, 1963), incansable poeta, creador de ficciones, traductor desde el inglés, aforista, impulsor de páginas autobiográficas, columnista y crítico, recordé que el entorno, sea físico o interior, siempre dispone en su escritura de una habitación con vistas. Es un sitio emblemático, proclive a la descripción y al despliegue perceptivo, un diálogo de confluencias que propicia incisiones en el espacio y el tiempo.

José Manuel Benítez Ariza realiza en el silencio de la temporalidad una acuarela evocadora que trae, desde lo recóndito, el rumor del discurrir hecho amanecida y vislumbre, hecho memoria. Esa sensación atenta a los mínimos desplazamientos de la temporalidad da carta de naturaleza a una escritura en la que se combinan nociones aseverativas —"el mundo es un despliegue puramente auditivo / y es mejor, para ser parte de él, cerrar los ojos" (del poema "Mediodía")— y acercamientos al azar transitorio del contexto como senda de contemplación y sentido. 

El protagonista lírico busca afanosamente el norte de su propia visión, los condicionantes y circunstancias en los que se define la órbita emocional que propician las cosas. Eso permite barajar perspectivas cambiantes como la ironía, tan evidente en los primeros versos del poema "Terraza": "No es solo un pasatiempo: / hemos venido a fundar aquí la Nueva / Icaria, el nuevo Walden, la tercera Utopía…". Son un certero ejemplo de esa naturaleza paradójica que alcanzan las relaciones entre sujeto y entorno.

La realidad abraza el estar cognitivo del yo verbal. Los excelentes versos del poema "Realidad" apuestan por trascender lo aparente para descubrir los elementos primarios que superan la mera epidermis figurativa. Son los reflejos que se integran en el pensamiento y que adquieren la textura maleable de lo subjetivo. Permiten la eclosión del subconsciente. Es el espacio de otra realidad inadvertida, no subordinada a la reflexión sino a un conocimiento interior que fluye desde lo profundo para integrarse en la vida diaria.

Desde la observación como premisa de acercamiento nacen las pinceladas de la sección "Diez acuarelas". En ella, el poema en prosa se convierte en ocasiones en instantánea expresiva para caracterizar los lugares de paso. Cada sitio proyecta la visión de un marco natural animado y propicio a la rememoración inmediata y a la alternancia de planos.

La pluralidad de tramas del poemario invita a una lectura abierta, donde se alternan motivos aparentemente autónomos, dispares en su maleable textura. El aserto "Diagnósticos razonados" sugiere un mayor aporte conceptual, como si el sujeto cerrase los ojos para optar por la indagación en temas universales: el estar transitorio y la finitud de las vivencias que son meros indicios del discurrir; el magma maleable de la realidad; los vínculos sentimentales con enseres domésticos asociados a una etapa vital que se difumina o las incertidumbres de la identidad. En "Waterford (Segunda suite inglesa)" los poemas paseantes recorren itinerarios irlandeses que aglutinan enclaves turísticos como Waterford Crystal, el John’s River, algún museo provinciano donde la soledad incide en buscar sitio al pensamiento y a la conmoción ineludible de lo caduco, también presente en el cierre "Fugaces".

Benítez Ariza por Benítez Ariza

Benítez Ariza por Benítez Ariza

La poesía de José Manuel Benítez Ariza se define por su precisa claridad y el empeño de hilvanar argumentos cerrados que dejan la sensación de mirar más allá.  Sus versos hilan coherencia e intimismo, nos hablan de un yo que desliza sus pasos en el exiguo jardín de lo real, ese sitio hecho de soledad y polvo, que siempre llena las manos de luz.

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José Luis Morante espoeta, crítico y aforista. Su último libro publicado es A punto de ver (Polibea, 2019).José Luis Morante A punto de ver

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