El emperador Akihito de Japón aseguró este lunes que está "
preocupado" por la posibilidad de que el gradual deterioro de su salud termine
impidiéndole continuar cumpliendo con sus deberes de jefe de Estado como ha estado haciendo hasta ahora, informa Europa Press.
"Cuando considero que mi nivel de salud está disminuyendo gradualmente, me preocupa que
pueda llegar a ser difícil para mí cumplir mis deberes como símbolo del Estado con plena capacidad, como he hecho hasta ahora", aseguró el emperador, en un discurso emitido por la cadena de televisión pública NHK.
NHK informó en julio de que Akihito, que
se ha sometido a una operación de corazón y ha recibido tratamiento médico por cáncer de próstata,
podría querer abdicar en los próximos años, una decisión que
no tiene precedentes en la historia de Japón.
La figura del emperador, que
en su día llegó a ser considerada divina, está definida en la Constitución de Japón como un
símbolo del Estado y de la unidad del pueblo nipón y carece de competencias políticas. En su mensaje de este lunes, Akihito
no ha dicho explícitamente que quiera abdicar, un mensaje que podría ser interpretado como una intromisión en las decisiones de los políticos.
La abdicación imperial no está contemplada en la legislación japonesa, de modo que
las autoridades niponas se verían obligadas a improvisar. La base más conservadora del Gobierno de
Shinzo Abe se opone a tal medida.
Akihito, de 82 años de edad,
ha tenido que ser ingresado varias veces en los últimos años por
diversas dolencias, razón que le habría empujado a sopesar la abdicación a favor del
príncipe heredero, Naruhito, de 56 años.
El traspaso de poder
podría reavivar el debate sobre la sucesión imperial. Actualmente solo es posible entre varones, pero
Naruhito solo tiene una hija, así que, con las actuales leyes, tras él el
Trono del Crisantemo pasaría a su hermano, Akishino, y a su sobrino, Hisahito.