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El Ojo Público

'Las Cosas Claras', un estreno interesante, atropellado y lastrado por la polémica interna

Jaime Olmo nueva.
  • A favor: el propio Jesús Cintora, las conversaciones con personajes de interés, las intervenciones de Petrus, el pluralismo de los invitados y el buen ritmo narrativo.
  • En contra: el paso brusco de un tema a otro genera cierto caos, el guirigay entre los tertulianos y la desconexión para la información de proximidad rompen el programa.
  • De fondo: la protesta interna de los trabajadores de RTVE de que se trata de un programa eminentemente informativo con importante participación externa.

 

El estreno de Las Cosas Claras en La 1 de TVE no es el inicio de un programa cualquiera. Es una apuesta arriesgada y valiente de la actual dirección, que viene precedida por el rechazo interno a la importante participación externa en un espacio calificado como "magazine de actualidad", pero con un contenido casi exclusivamente informativo que, por ley debe ser realizado en exclusiva con medios y personal de RTVE.

Presentado y dirigido por el periodista Jesús Cintora entre las 13 y 15 horas, no difiere, por lo visto este lunes, en exceso del espacio que este mismo profesional protagonizó en Cuatro, ni del que su directo competidor Al Rojo Vivo desarrolla en laSexta; cuenta, eso sí, con unos medios técnicos y personales muy por encima de los que dispuso en la cadena privada y, al menos, comparables a los que maneja cada día Antonio Ferreras. Por lo visto en el estreno cuenta a su favor con el propio Cintora, un periodista acreditado, y un profesional con soltura para conducir este tipo de espacios; el ritmo narrativo es alto para mantener el interés del espectador; los tertulianos (en plató y conexiones) son plurales; interesantes las conversaciones con personajes como Fernando Simón, el juez José Castro, instructor del caso Nóos, o el periodista y víctima de la pandemia Ernesto Ekaizer; también parece acertada la incorporación de Jacob Petrus para hablar del tiempo y medio ambiente (por cierto, el único ingrediente que permitiría denominar magazine a un espacio dominado por la información urgente).

No obstante, el programa sufrió algunos desajustes –normales en cualquier estreno– que se han de subsanar: Simón reclama el vídeo que "provocó" la petición de dimisión por parte de la Organización Médica Colegial y, en su lugar, se emite el de la propia denuncia; cuando por fín sale el vídeo reclamado por el entrevistado, este ya no está en antena. En otro momento, y en conversación con Petrus, Cintora se sale del foco central y parte de él desaparece en la realidad virtual, una realidad virtual que conviene usar con cuando aporta imagen sugestiva, no desangelada como la del laboratorio en el que inició el presentador el programa...

Son pequeños errores del debut. Más grave me parece el que la tertulia devenga en un guirigay difícil de entender al pisarse unas intervenciones con otras; nadie pretende que en este tipo de espacios se produzcan intervenciones académicas y regladas; se supone que las apreciaciones han de ser contrapuestas para mantener el interés, pero si el apasionamiento en los argumentos propios impiden la nitidez de la conversación deben ser corregidos por el presentador. Tampoco estuvo especialmente hábil Cintora en el cambio de un asunto a otro; con frecuencia se realizaron de una manera brusca, casi espasmódica. También discrepo de partir conversaciones de interés (como la del juez Castro) en varios momentos; separar así sus declaraciones rompe la coherencia del discurso, un error habitual en las televisiones comerciales, obsesionadas con el pico de audiencia, pero extrañas a un medio público. Con todo, el mayor hándicap para el programa proviene del corte para dar paso a la información de los centros territoriales; suspender el discurso durante veinte minutos en la mayor parte de las autonomías, continuarlo, tras unas promociones, en otras, provoca un problema de difícil encaje. Es razonable que la dirección no se haya atrevido a suprimir la información de proximidad, sobre todo tras las recientes polémicas, pero no lo es menos que partir el nuevo espacio en dos bloques separados lastra la atención de los espectadores.

Un grave problema de audiencia

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Al margen de contenido y forma de Las Cosas Claras, el programa ha llegado a la programación con un fuerte rechazo interno, expresado por organizaciones sindicales como UGT, SI, y USO, Consejo de Informativos de TVE, plataformas como RTVESinPersonal y sobre todo por una mayoría sustantiva de la redacción, que han manifestado su rechazo a que un espacio como este tuviera una importante participación externa, ya que lo consideran parte de los Informativos que, por ley, han de ser de producción propia. Durante las última horas, en redes sociales han parecido múltiples mensajes de trabajadores de TVE que muestran su repulsa a esta participación externa, bajo el lema Lascosasoscurasrtve. CCOO, por su parte, ha destacado su apuesta por la producción interna, aunque recuerda que hay en este momento en la parrilla otros muchos programas externalizados y "no se conoce ninguna acción legal del Comité Intercentros contra ninguna de esas producciones", sólo contra la dirigida por Cintora.

Lo cierto es que La 1 de TVE arrastra un grave problema de audiencia (y lo que es peor, de prestigio) en sus informativos diarios. En el caso concreto del Telediario 1, la situación con que se encontró el actual director de Información y Actualidad, Enric Hernández, cuando llegó hace un año a RTVE, es que las audiencias de los programas que precedían al informativo tenían un amplio margen de mejora. Así nació La Hora de La 1, que abarca desde las 8 a las 13 horas, y que, a día de hoy, está por debajo de las audiencias de Los Desayunos, y supera solo en décimas al antiguo La Mañana. Peor suerte aún han corrido el concurso Bloqueados por el Muro, ya eliminado de la parrilla, y los dos espacios de cocina que se quedan alrededor del 5% de audiencia, y que ahora han cedido su lugar al programa de Cintora.

Nadie en TVE niega a la actual dirección el derecho a intentar ofrecer una plataforma mejor para impulsar el Telediario 1, el problema es que desde las ocho de la mañana hasta las 15 horas la programación está cubierta con dos espacios con fuerte participación externa. Las quejas de la plantilla se dejaron oír contra La Hora de La 1, por contener parte sustantiva de contenido informativo, pero han alcanzado mayor amplitud con el espacio de Cintora, no por la profesionalidad de este periodista, sino por entender que en Las Cosas Claras el contenido prioritario es informativo, y debe ser realizado por personal de la propia RTVE.

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