Qué ven mis ojos

La democracia es un pastel y tú no tienes una cuchara

Benjamín Prado nueva.

 

“Si hoy te pones en manos del más fuerte, mañana no te quejes de que te tiene en un puño”.

Una noticia dice que los jefes del Ibex 35 ganaron durante la pandemia un ochenta y seis por ciento más que sus empleados. Otra dice que en España uno de cada tres niños está en riesgo de sufrir la pobreza. Un titular anuncia que CaixaBank ha ganado en el primer trimestre del año cuatro mil setecientos ochenta y seis millones de euros, y otro de las mismas fechas, que tiene en marcha un ERE para despedir a siete mil setecientos noventa y un empleados. El ajuste, como ellos definen esa carnicería, se produce tras haberse quedado a precio de saldo Bankia, la entidad de las tarjetas black, el timo de las acciones preferentes, el falseo contable y la salida a Bolsa de la mano de Rato, a la que el Estado rescató con veinticuatro mil sesenta y nueve millones de dinero público, de los que sólo ha recuperado tres mil trescientos tres. Caixabank, la de los SWAPS o permutas financieras de tipos de interés y el blanqueo a través del Grupo Bandenia, definido por los jueces que lo investigan como un banco pantalla, un alias de la familia de ingeniería financiera. Todo les vale, con tal de no llamar a las cosas por su nombre, como si en el diccionario no existiesen las palabras saqueo o estafa.

Una información dice que los banqueros españoles, y entre ellos el consejero delegado de la propia Caixabank, se sitúan entre los mejor remunerados de Europa, superados exclusivamente por los suizos y en Alemania por los jefes del Deutsche Bank. El último informe sobre el sector explica que ganaron más que los directivos de entidades europeas que son más grandes y que obtuvieron mejores resultados en el último ejercicio. Y otro dato dice que esos mismos bancos se encuentran negociando quince mil despidos. Según ellos y sus propagandistas, lo que hace inviable una empresa no son los sueldos astronómicos de los de arriba, sino los salarios mucho más humildes de los de abajo.

Una noticia dice que la luz, que ya es aquí una de las más caras de Europa, volverá a ponerse por las nubes porque van a cambiar el sistema de facturación y eso la encarecerá. La organización de defensa de los consumidores Facua calcula que ya ha subido, en los últimos tiempos, un setenta por ciento, y la Organización Mundial de la Salud y la Asociación de Ciencias Ambientales estiman que causa siete mil cien muertes al año. Otra cuenta que la pobreza energética afecta a cuatro millones y medio de españoles. Y la misma noticia de antes sobre el Ibex 35 recuerda que el presidente de Iberdrola se lleva doce millones doscientos mil euros al año.

Una información dice que el Gobierno indemnizará a las constructoras que hicieron unas autopistas radiales de pago por las que nadie circula porque eran innecesarias, y la siguiente anuncia que nos cobrará por las autovías que utiliza todo el mundo. “Quien las use, que las pague”, enfatiza el director de la DGT, olvidándose, vaya por dios, de que ya se han construido gracias al dinero de nuestros impuestos y que ya nos cobran uno de circulación. Así que lo que en realidad quiere decir ese hombre es: “Quien las use, que las pague tres veces.” Los presidentes y altos mandos de esas firmas también están, por supuesto, entre los que disfrutan de sueldos millonarios. Unos tanto y otros tan poco, es una frase que no habla de un lugar donde impere la justicia ni de un sistema que pueda considerarse inmejorable: lo es, y por eso quienes se benefician de que lo sea se ponen como fieras cuando alguien lo dice. Hay quien no va a los medios de comunicación a decir algo, sino a impedir que otros digan lo que no les conviene a los que defiende.

Podríamos seguir así hasta llenar media docena de artículos, pero con estos ejemplos basta y de todos modos alguien estará ahí para llamarnos comunistas o algo malo a quienes, se pongan como se pongan, recordamos una y otra vez que la democracia consiste en lograr la igualdad de las y los ciudadanos o que nuestra Constitución empieza por afirmar ese principio y sigue por otorgarnos el derecho a tener una vivienda y un trabajo dignos, que hoy por hoy no es algo que abunde. El problema grande es que el dinero lo gobierna todo; el más grande aún es que está en poder de muy pocos, que estos cada vez quieren más y el resto cada vez tiene menos. Pero un gran número de estos últimos, según se ha visto en las recientes elecciones celebradas en Madrid, se fía más de los más fuertes y tira piedras contra sus propios tejados. Y luego pasa lo que pasa. Para celebrar su triunfo espectacular, la presidenta de la Comunidad y su equipo ya han dado su primer indicio de por dónde va la jugada: privatizará, si nadie se lo impide, la gestión de la ayuda financiera que va a llegar de Europa. Ese es el tesoro que buscaban. Ese es el pastel y de lo que se trata es de que ellos tengan todas las cucharas y tú ninguna.

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