¡A la escucha!

El ejemplo de Holanda

Helena Resano nueva.

Supongo que cuando se trata de la Corona, hay que contemplar todos los supuestos, los probables y los imposibles. Nada puede quedar a la improvisación, nada puede pillarles con el pie cambiado. Tienen que estar preparados, con un plan A, B, C y lo que haga falta. Se entiende, es lógico, pero lo de la corona holandesa ha superado con mucho el “estar preparado para lo que pueda pasar”.

Allí se ha abierto todo un debate político y social ante la posibilidad de que su heredera, la princesa Amalia, se pueda casar con otra mujer. La chica tiene 17 años, tiene toda la vida por delante y, es más, no ha dicho nada sobre su orientación sexual, no hay ninguna evidencia sobre su vida privada o posibles relaciones, hetero u homosexuales, pero el debate ahí está. Ha llegado incluso al Parlamento y ha obligado al Gobierno de Países Bajos a pronunciarse sobre esta posibilidad. ¿Qué pasaría si su reina fuera homosexual? ¿Quién la sucedería? ¿Qué ocurriría con sus hijos? ¿Serían legítimos herederos?

Es la paradoja de intentar adaptar una institución con una tradición medieval al siglo XXI y a un mundo en el que todo cambia. Allí, al menos, lo han conseguido. La heredera podrá casarse con quien quiera, eso no la invalidará como reina. Y es curioso, porque todo esto se ha hecho sin preguntarle nada a la involucrada. Condicionando de una forma tremenda cómo quiere vivir su vida, su sexualidad y sus relaciones. Es evidente que poco o nada puede guardar para su privacidad siendo quien es, pero han puesto el foco en un asunto que, a esa edad, abruma. La polémica, el debate, resulta aún más paradójico cuando, en Holanda, el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal. Es decir, que Amalia podría casarse con quien quiera antes de este debate y por supuesto después. Otra cosa es su cargo y su responsabilidad como futura reina.

Sacar a la monarquía del armario es todo un desafío que no sé si todas las casas reales están preparadas para afrontar. Es evidente que en pleno siglo XXI esto es un debate un tanto trasnochado y absurdo. Ahí está Superman, al que acaban de sacar también del armario y lo han convertido en la nueva saga en bisexual, con pareja homo y con una vida diferente a la que tenía su padre (por lo visto éste es hijo de Clark Kent y Loise Lane, discúlpenme los fans de Superman, pero no estoy muy puesta). Este nuevo Superman no deja de ser un superhéroe, salva vidas y también ama de forma apasionada, en este caso a un hombre.

No hay un mensaje más poderoso para esa generación de chavales que siguen viviendo con miedo su orientación sexual. Los superhéroes son sólo un granito más en esa normalización de una realidad que, en muchos lugares, se vive con marginación. Y no hace falta irse muy lejos. Aquí, en su barrio, en su pueblo, en su colegio, hay chicos y chicas que siguen ocultándose, que siguen viviendo con miedo demostrar en público cómo aman y a quién aman.

El ejemplo de la Corona holandesa es otro granito más en esta lucha. Improbable que lo planteemos aquí, seguramente. Aquí todavía tenemos que abrir el melón de la reforma de la Constitución para que Leonor pueda reinar. Como para hablar de con quién podrá casarse y cuáles serán sus herederos legítimos.

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