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Gran coalición

El PSOE admite que los empresarios presionan a favor de la gran coalición pero reitera que nunca la aceptará

Pedro Sánchez, durante su intervención en el Foro Cinco Días, este 1 de diciembre de 2014.

El PSOE sabe que basta que se agite la idea de la gran coalición para que se le abra un boquete con sus electores. Ha dicho ya una y mil veces no a la posibilidad de un acuerdo de gobierno con el PP, pero la polémica regresa cada cierto tiempo y siempre se ve obligado a responder. Esta es una de esas veces. Por las palabras del PP y por las declaraciones públicas, y nada veladas, de grandes empresarios. Y la réplica, verbalizada por César Luena, el número dos, ha sido la misma: "No, no y no". La que está asentada en la dirigencia socialista. Todo gran pacto con los conservadores suena absolutamente imposible a ojos de la dirección de Pedro Sánchez y de las federaciones.

El PP "contemplaría" una gran coalición con el PSOE si no tuviera mayoría absoluta en la próxima legislatura, como sucede en Alemania. Lo dijo nada más y nada menos que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, en una entrevista en El programa de Ana Rosa, en Telecinco. Un acuerdo, añadió, que "no se hace para neutralizar a nadie [a Podemos], sino para garantizar la gobernabilidad del país". Horas más tarde, en Génova, en la sede del partido, la misma Cospedal desinfló sus declaraciones: "Es una hipótesis en la que no estamos ni nos planteamos".

Poco importaba ya. La idea ya estaba en circulación. Luena contestó desde Murcia: "No, no y no". "Algunos quieren ser como el PSOE y otros quieren pactar como el PSOE –sostuvo–. El PSOE es el partido de moda, lo asumo, pero cuando no se es el PSOE, no se puede ser el PSOE, y cuando se es de derechas no se puede pactar con el PSOE". 

La perspectiva de un gran pacto fue calentada oportunamente por los empresarios. El diario El Mundo abría su primera página del lunes con la "reclamación" de "consenso" a PSOE y PP por parte del mundo económico. Información que sostenía con sendas entrevistas al presidente de la CEOE, Juan Rosell ("Los pactos políticos siempre son buenos y deben ser con contenido"), y al de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri ("Necesitamos partidos fuertes que compartan los mismos principios; lo importante ahora es la estabilidad"). Y este martes, volvía a replicarse el mismo latiguillo en un foro empresarial organizado por la consultora AT Kearney, y en la que participaron los máximos responsables de Telefónica (César Alierta), Repsol (Antonio Brufau) y Bankia (Goirigolzarri).

"El bipartidismo ha funcionado bien y va a seguir funcionando" en los próximos 20 años. Brufau añadió que es más fácil la estabilidad con PSOE y PP que con múltiples partidos en el Parlamento pero lo mejor, advirtió, es dejarlo a la sociedad. Los tres presidentes pidieron consenso y entendimiento a los partidos políticos. 

El "cambio seguro" frente a PP y Podemos

Esas invocaciones al pacto las ha escuchado Pedro Sánchez de forma directa a través de sus protagonistas, como también las oyó Alfredo Pérez Rubalcaba cuando era secretario general. Fuentes próximas al líder socialista contaban ayer martes a infoLibre que, en sus reuniones con empresarios, el hilo común es su deseo de "estabilidad política", como mejor seguro para la estabilidad económica. "Ellos saben que con un Gobierno de Podemos habría una gran incertidumbre, y piensan que un Gobierno de PSOE o de PP les da garantía de estabilidad. Y no digamos en lo que respecta a la monarquía. Unos piden la gran coalición y otros no llegan a tanto. Y muchos apoyan la reforma constitucional, que nosotros queremos, y esto sí es muy unánime", indicaron.

En el corazón de Ferraz se prevé que esas presiones puedan ir a más en el año que queda de legislatura. "Los periodistas irán pidiendo más opiniones. Y el mundo empresarial, como el sindical, es un lobby, a fin de cuentas". Y por esa razón, remacharon estas fuentes, Sánchez define al PSOE como "el cambio seguro", como la única alternativa viable al PP frente al "populismo" de Podemos. En el círculo más estrecho del secretario general intentaban verle un aspecto positivo a la polémica. En el fondo, argumentaron, se está percibiendo al líder socialista "como el próximo presidente", de modo que "serán otros" los que tendrán que decidir si le apoyan o no. "Está ya instalado que habrá un cambio". 

En el PSOE, hay varias cuestiones que no suscitan controversia alguna. Una, que no habrá ni puede haber gran coalición, porque eso hundiría al partido, rebelaría a las bases y a los cuadros. Dos, que no hay que atender las voces de los empresarios (ni del PP) a favor de una gran coalición. Tres, que el partido de Mariano Rajoy agita el debate porque no tiene competidores a su derecha y, en cambio, sí daña las expectativas de los socialistas, obligados a salir al paso para frenar las especulaciones. 

Ferraz ha ido remarcando sus distancias con los conservadores en las últimas semanas. Sánchez negó todo pacto anticorrupción con el PP y, en un giro explícito a la izquierda, para reconquistar a los votantes perdidos, calificó de "error" la reforma del artículo 135 de la Constitución aprobada en el verano de 2011 y anunció el apoyo a una iniciativa de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) y la redacción de una propuesta de redacción alternativa. La excepción fue el acuerdo sobre la publicidad de los viajes de los parlamentarios, criticada por insuficiente por algunos cargos.

El patinazo de González en plena campaña europea

"Estamos peleando para decir que no somos lo mismo que el PP. Sería una falta de coherencia, sería tirar la toalla. Si eso sucediera, habría que echar la persiana y punto", comenta una dirigente de la ejecutiva federal. "Es un tema improbable y tabú. Quitando la reflexión de Felipe González de hace unos meses, no lo verbaliza nadie, de ningún sector", agrega otro compañero. Trae a colación las palabras del expresidente del Gobierno en una entrevista en El objetivo de Ana Pastor, en plena campaña de las europeas, apostando sin ambages por la gran coalición "si el país lo necesita". El PSOE guarda recuerdos funestos de aquel episodio: por lo inoportuno del momento y por el contenido. Rubalcaba tuvo que frenar el rumor interno y externo rápidamente, y la irritación era palpable en todo el partido

En el PSOE, en Ferraz y en federaciones tan poderosas como la andaluza, son conscientes de los "intereses de los grupos económicos y de comunicación, con mucho poder", categoría en la que cabe, lógicamente, El País, diario de referencia para muchos socialistas, que preside Juan Luis Cebrián, uno de los empresarios que más ha abogado por la gran coalición. Son varios los dirigentes, además, que critican las "contradicciones" de algunas compañías, dueñas de medios de comunicación, "que han dado pábulo y han creado el monstruo, el huevo de la serpiente" de Podemos y "ahora se asustan". "El dinero es muy cobarde, y entiende que ante un escenario inestable, la única opción razonable es un Gobierno de PSOE y PP, pero es un escenario irreal. Esto no es Alemania, aquí hay izquierda y derecha", indicaba un miembro de la cúpula federal. "Las reglas de las relaciones de poder están también para cambiarlas", observa un dirigente de primer nivel muy cercano a Susana Díaz, la presidenta andaluza.

No entrar "en el debate de los otros"

El PP, a juicio de los socialistas, anima el "avispero" porque sabe que le conviene y daña al PSOE, aunque también "muestra su debilidad", al evidenciar que es consciente de que no tendrá mayoría absoluta en 2015. Y, analizan, "le hace la campaña a Podemos", al agitar "el miedo". 

Los socialistas se encuentran en una difícil tesitura. Por un lado, haciendo frente al PP y al Gobierno y, por otro, disputando la hegemonía de la izquierda a la formación de Pablo Iglesias. Por eso hay quienes consideran que el partido ha de centrarse en vender su mensaje y no responder a la defensiva a los disparos de los demás. "No hay que volverse loco. No debemos caer en los debates de los otros. Ni el PP ni Podemos deben marcarnos la agenda. Debemos ser nosotros mismos. Hablar de lo nuestro, de la educación, de la igualdad, de la salud, poner en valor las alternativas que está demostrando el Gobierno andaluz –aconseja un alto responsable de la federación de Díaz–. Y ahora toca centrarnos en municipales y autonómicas. Ahí debemos poner toda nuestra energía. Se está hablando de generales cuando no toca. A quien le interesa convertir las elecciones de mayo en una convocatoria nacional es a Podemos, que no se presenta, y el PP". 

Cospedal señala que el PP no está por una gran coalición horas después de sostener lo contrario

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Algunos dirigentes, dentro y fuera de Ferraz, sí consideran igualmente que Sánchez debería ser mucho más tajante y "claro" con el asunto de los pactos, "explicarlos mejor", especialmente en lo que atañe al PP, sabedores del poder corrosivo de la hipótesis de una gran coalición. El secretario general, el lunes, en un desayuno informativo organizado por el Foro Cinco Días, aseguró que lo "sano" en la democracia son "apoyos parlamentarios diversos", y "lo pésimo son las mayorías absolutas". Tal formulación fue interpretada en algunos medios como una puerta abierta a la entente con los conservadores. 

No era así. Su expresión significa, como aclaran en su entorno, que el PSOE, si gobierna, explorará la geometría variable de la que tiró José Luis Rodríguez Zapatero, y lo hará para sacar adelante su programa. El propio Sánchez lo aclaró en su cuenta de Twitter.

Lo que no se descartan son "pactos puntuales", incluso con el PP, para cuestiones "de Estado" o asuntos que el PSOE entiende "estratégicos" para la modernización del país, como la reforma constitucional, la Transición energética, la educación o la Dependencia. "Es una muestra de honestidad y coherencia", defienden. Pero nada tiene que ver los acuerdos en temas concretos, insisten, con la gran coalición. Eso, a día de hoy, es anatema para los socialistas. Un veneno. 

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