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Género y energía

Las mujeres del sector energético dan un paso al frente para reclamar un modelo sostenible y feminista

Imagen de una mujer trabajando en el medio rural.

Las mujeres quieren dejar de ser invisibles, también en el sector energético. Hablan de ecofeminismo y aspiran a lograr un modelo sostenible que, además, fulmine la desigualdad de género que domina el escenario actual. Así lo expresarán este viernes decenas de organizaciones y colectivos que han organizado en Bilbao el Primer Encuentro de Mujeres sobre Género y Energía. La iniciativa nace con la vocación de tejer una red a lo largo del territorio estatal dispuesta a denunciar "los impactos diferenciados del actual modelo energético en las mujeres y en personas con diversidad sexual, su exclusión de las esferas de poder del sector energético, así como visibilizar a las mujeres que están trabajando por una transición energética justa y sostenible".

La gota que colmó el vaso, dicen las organizadoras, fue "la indignación común generada" tras la creación de la comisión de catorce expertos, todos hombres, seleccionados por Gobierno, oposición, CCOO y UGT a mediados de 2017, destinada a la elaboración de un informe que el Ejecutivo utilizará para diseñar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Alba del Campo pertenece a la Mesa de Transición Energética de Cádiz, y explica en conversación con infoLibre que la idea del encuentro es estructurar una "red de colaboración y apoyo" que tenga por objeto "visibilizar las desigualdades y el machismo en el sector energético". El actual modelo, relata la activista, "basado en el lucro de unas pocas empresas", afecta especialmente a las mujeres como responsables de los cuidados y la gestión doméstica. Además, añade, es necesario "visibilizar a las mujeres que están trabajando en un modelo energético más democrático" en todos los sentidos. "Hay un pequeñísimo grupo de personas tomando decisiones en materia energética", denuncia, y de ese grupo las mujeres han sido tradicionalmente excluidas. Se trata "de hombres en los órganos decisivos, con una perspectiva aplastantemente neoliberal" que obvia "las necesidades de las personas".

Mónica Guiteras, activista en la Xarxa per la Sobirania Energètica, añade que el evento surge de "una necesidad muy fuerte de compartir diagnóstico con una mirada feminista". En este sentido, reivindica el ecofeminismo como "el derecho de las mujeres a tomar decisiones propias en el mundo de las energías teniendo en cuenta los derechos de otros pueblos y comunidades".

El impacto energético sobre las mujeres

"Si no tenemos en cuenta la perspectiva de género cuando hablamos de ecologismo, podemos hacer un modelo mucho más sostenible, más respetuoso, pero vamos a seguir manteniendo y reproduciendo las desigualdades, con lo cual no será 100% justo". Habla Rosa Martínez, diputada de Equo por Bizkaia. La ecologista explica en declaraciones a este diario que de ahí parte la visión ecofeminista: "Tenemos que ir a un modelo sostenible, pero sólo será viable si somos capaces de superar las desigualdades de género, que tienen mucho que ver con ese sistema explotador de recursos y personas".

El actual modelo, analiza, tiene un impacto negativo que perjudica de forma particular a las mujeres. En los países empobrecidos esto se materializa "en el día a día de ellas, directamente ligado a la tierra y al clima", especialmente a través de fenómenos como la deforestación, los megaproyectos, la sequía o las catástrofes naturales. Pero en países como España las consecuencias para las mujeres no menguan. El cambio climático o la pobreza energética tienen impacto directo en el ámbito doméstico, principalmente gestionado por las mujeres. La pobreza, además, tiene rostro femenino porque la precariedad en el empleo o la brecha en las pensiones son producto de "cómo está articulado el sistema de estado de bienestar, que no reconoce los cuidados y repercute en la pobreza de las mujeres". 

Mónica Guiteras coincide en que la división sexual del trabajo y la situación de precariedad de las mujeres siguen siendo cuestiones clave a la hora de medir los efectos. "La feminización de la pobreza es consecuencia de que todavía no hemos conseguido frenar el modelo capitalista y patriarcal", de modo que "la vulnerabilidad ha aumentado muchísimo y son las mujeres las que la han acogido". El ecofeminismo, estima, debe "asumir las diferentes vulnerabilidades, tenerlas presentes en el análisis, en el diagnóstico y en las propuestas".

A juicio de Elvira Cámara, activista de Ecologistas en Acción, el ecofeminismo plantea que "de la misma manera que el capitalismo explota a la naturaleza para seguir haciendo girar la rueda, está también explotando con la inestimable ayuda de su amigo el patriarcado a las mujeres para que de una forma invisible sostengan la vida a base de los cuidados". Es por ello que "el modelo energético es muy buen ejemplo para explicar por qué el ecofeminismo debe ser el foco que ilumine cuando se plantean otras opciones".

El nuevo sistema que se dibuje como alternativa del actual no sólo tiene que "combatir los efectos del cambio climático o hacer que el acceso a la energía sea democrático", sino que debe contemplar también una visión feminista que lo defina en base a principios de igualdad y que sirva para "explicar y entender desde una perspectiva de género lo que está ocurriendo ahora para evitar que se cometan las mismas injusticias" en el futuro.

La misma Cumbre sobre el Cambio Climático (COP23), celebrada en noviembre del pasado año, ha entendido la importancia de dicho planteamiento. Por primera vez, los países firmantes acordaron la puesta en marcha de un Plan de Acción de Género en materia climática. Un paso lleno de simbolismo que evidencia lo urgente de una mirada de género en todas las esferas de la vida.

Mujeres sin voz

El actual modelo energético, dicen las organizadoras del encuentro en su manifiesto, "además de contaminante, inseguro, oligopólico, ecocida e injusto, es machista y falocrático". Sin embargo, denuncian, "esto último no se discute, y, en consecuencia, tanto los espacios de poder del sector energético tradicional como aquellos en los que se están articulando las propuestas de cambio de modelo reproducen comportamientos y situaciones que profundizan las desigualdades y suponen una barrera a la participación de las mujeres".

Las mujeres, entiende Alba del Campo, deben estar presentes primero por derecho: "Es injusto que las mujeres no participen en algo que va a definir su futuro", señala. En el momento en que son apartadas de los espacios de poder y decisiones, "se excluyen visiones, propuestas y necesidades". Es importante entender, relata la activista, que "quienes están sosteniendo a las familias, sosteniendo la vida y cuidando el territorio, porque dependen de él, son las mujeres".

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Marta Castro, miembro de Ekologiak Martxan, critica que el actual modelo "mira lo de hoy pero no tiene en cuenta a generaciones futuras" y ellas, señala, lo están mirando "de otra manera". La presencia de mujeres en los órganos decisivos se torna fundamental en la medida en que son ellas "las que están en el día a día de la gestión alimentaria, energética y doméstica", de modo que su óptica es manifiestamente distinta. Las mujeres, dice, son "más conscientes no sólo a corto plazo, sino también respecto al futuro de estos impactos".

Castro insiste en recordar que las mujeres, pese a encontrarse infrarrepresentadas, sí están trabajando por un cambio de paradigma, especialmente en las bases. De hecho, recalca, son muchas, llevan muchos años investigando y sin embargo tienen muy pocas posibilidades de formar parte en la toma de decisiones. "Sabemos cómo hacerlo bien, no tenemos un problema técnico, sino político", zanja.

Con ella coincide Ruth Pérez, miembro de la Oficina Europarlamentaria de Podemos en Bilbao, quien denuncia el "poco peso de las mujeres en las estructuras de decisión". El sector energético es "una materia tradicionalmente ligada a los hombres" y eso se refleja también en los expertos que acuden a las mesas y conferencias para abordar las diferentes aristas de la cuestión. El Primer Encuentro de Mujeres sobre Género y Energía busca, a través del contacto y el impulso de perspectivas comunes, revertir la situación y poner punto final a una dinámica empeñada en apagar sus voces.

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