La legislatura, bloqueada

Iglesias rechaza volver al inicio de la negociación como propone Sánchez e insiste en retomarla donde se atascó

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, durante sus respectivas intervenciones en la investidura.

Fernando Varela

La profundidad del desencuentro entre PSOE y Unidas Podemos (UP) que la semana pasada impidió un acuerdo de la izquierda para investir de Pedro Sánchez y desbloquear de la legislatura no se ha reducido. Cinco días después de la votación, en la que la abstención de los 42 diputados de UP resultó decisiva —Sánchez acabó sumando sólo 124 votos a favor, insuficientes para superar los 155 de la derecha—, los contactos entre las direcciones de ambos partidos se reducen a un intercambio de declaraciones a través de los medios de comunicación.

De momento, nadie se ha movido. El Gobierno y el PSOE mantienen la posición expresada el jueves, tras la votación, por Pedro Sánchez: la posibilidad de un Gobierno de coalición ya no está sobre la mesa ni volverá a ella. Si Unidas Podemos está interesada en impedir una repetición electoral, los socialistas ofrecen un acuerdo programático —negociado a partir de cero— a cambio de su apoyo. Nada más.

Del lado contrario, UP insiste en la necesidad de volver a sentarse con el PSOE para alcanzar un acuerdo que garantice un Gobierno de coalición. Y no desde la casilla de salida, advierten a infoLibre fuentes próximas a Pablo Iglesias, sino retomando las negociaciones en el punto en que se rompieron el pasado miércoles, lo que significa poner encima de la mesa la última propuesta de reparto de ministerios del PSOE y la de última de Unidos Podemos. Y negociar a partir de ahí.

Las dos propuestas coinciden en el número de departamentos que quedarían bajo la responsabilidad de UP, una vicepresidencia y tres ministerios, pero no en su denominación y competencias.

El PSOE proponía proponíaa UP una Vicepresidencia —que ocuparía su actual portavoz parlamentaria, Irene Montero— dedicada a Asuntos Sociales que tendría el control de la comisión delegada para coordinar todas las políticas sociales del Gobierno, así como los contenidos de todas las áreas de Bienestar Social y Dependencia (hoy en manos de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales), además del actual comisionado para la Pobreza Infantil.

La formación morada aceptaba este departamento, bajo la denominación de Vicepresidencia de Derechos Sociales, pero reclamaba sumarle las competencias de Igualdad, incluida la capacidad de reformar el sistema de cuidados (educación de 0 a 3 años) y dependencia y de asegurar la igualdad retributiva entre hombres y mujeres y los permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles. Bajo su responsabilidad estarían también los temas de memoria democrática.

Los ministerios que los socialistas ofrecieron a UP eran los de Vivienda y Economía Social (incluyendo la actual Secretaría General de Vivienda), el de Sanidad, Asuntos Sociales y Consumo (incluida la actual Secretaría General de Sanidad y Consumo) y el de Igualdad, que UP aceptaba asumir pero dentro de la Vicepresidencia.

Cruce de ofertas

La última propuesta de UP aceptaba Sanidad y Consumo, “con competencias para asegurar una sanidad universal real y frenar las privatizaciones del sistema sanitario, así como garantizar el derecho a la eutanasia”, según un documento divulgado el jueves por la formación morada, y reclamaba otros dos ministerios: Ciencia y Universidades y Trabajo, aunque el propio Pablo Iglesias, desde la tribunal de oradores y poco antes de la votación de investidura, se mostró dispuesto a rebajar esta oferta cuando propuso renunciar a Trabajo a cambio de asumir la gestión de las políticas activas de empleo.

Iglesias todavía no ha trasladado a Sánchez la idea de partir de ahí para buscar un acuerdo y el presidente en funciones tampoco se ha dirigido aún a él como anunció la semana pasada que haría, para proponerle un acuerdo programático en el que el PSOE se comprometería a desarrollar propuestas concretas de UP a cambio de su respaldo en el Congreso pero sin entrar en el Consejo de Ministros.

Nadie ha hablado aparentemente con nadie. Así que los discursos públicos siguen anclados en el jueves 25,el día en el que encalló la investidura. La vicepresidenta en funciones Carmen Calvo, responsable de la fracasada negociación por parte del PSOE, insistió este martes en el planteamiento de Sánchez en una entrevista en RNE. “La fórmula de apoyar al gobierno con objetivos concretos es una buena fórmula, con mucha historia en Europa”, defendió. “El intento que hemos procurado y no ha salido es muy novedoso, es la primera vez que se planteaba en nuestro país y si no ha salido adelante hay que buscar otras vías”.

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, rompió a su vez el silencio que mantenía desde el jueves y aprovechó un monólogo grabado el viernes por la noche en el programa de televisión Fort Apache, que dirige y presenta para la cadena HispanTV. En su intevención fue muy crítico con la formación con la que quiere negociar una coalición de Gobierno, hasta el punto de asegurar que Sánchez carece de “proyecto para el país”. “No quieren subir lo salarios”, reprochó a los socialistas, como tampoco desean, acusó, garantizar las pensiones ni defender el “sistema industrial” del país.

Para las políticas públicas del PSOE, acusó, la izquierda “no significa nada” y sólo la utiliza como un elemento “identitario y cultural durante las campañas”.

Pese a dibujar un retrato tan negativo de los socialistas, Iglesias se mostró optimista. Cree que hasta el 23 de septiembre, último día para elegir presidente antes de que la repetición de elecciones sea inevitable, se abre un periodo de tiempo “más racional” que se debe utilizar para abrir conversaciones y salir así de “la dinámica del no hacer nada y ya ocurrirá algo” en la que, dijo, está Sánchez. Esa actitud de “me quedo quieto y ya se moverán los demás” es algo “suicida en política”.

Tanto Iglesias como Sánchez manejan los tiempos y la estrategia mirando de reojo hacia sus propias filas, donde no todo el mundo está por condicionar el diálogo a la línea roja de formar un Gobierno de coalición o limitar el posible acuerdo a un pacto de legislatura.

La disidencia es más visible estos días en las filas de Unidas Podemos, donde el sector anticapitalista ha vuelto a rechazar la entrada en el gobierno que defiende Iglesias y apuesta por negociar y firmar un programa. “Seguir con la mente puesta en un acuerdo sobre la formación de un gobierno mediante el reparto de ministerios sería incurrir de nuevo en una estrategia fracasada y nociva para la mayoría social y desde luego para el propio futuro de la izquierda política”, argumentaron el lunes. Lo correcto, defienden, sería “condicionar con los votos la acción legislativa y gubernamental, organizar y movilizar a la sociedad y levantar pacientemente la alternativa a la hegemonía social liberal”.

Izquierda Unida tiene una posición más matizada, porque apoya el Gobierno de coalición. Pero da por bueno un acuerdo programático si la negociación para entrar en el Consejo de Ministros fracasa. Y ese es el escenario del que ya parte el PSOE.

Una posición firme

La dirección de UP, en cambio, se mantiene firme. “El problema de eso es que ya lo hemos probado y fracasó. Cuando se produjo la moción de censura en la que le dimos a Sánchez la Presidencia del Gobierno a cambio de nada, le dijimos que si no formaba un Gobierno de coalición iba a ser un gobierno muy inestable. No nos equivocamos, duró ocho meses, fue inestable y los acuerdos programáticos no se cumplieron", reiteró el martes por la tarde Pablo Echenique, a quien Iglesias puso al frente de las negociaciones.

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A medio camino entre ambas posturas se sitúan los siete diputados de En Comú Podem (ECP), los que fueron elegidos en representación de Cataluña, que no obedecen a una plataforma común sino a sus organizaciones de origen, Podemos o Catalunya en Comú, según los casos. Fuentes de ECP consultadas por infoLibre señalaron que para este grupo de parlamentarios la prioridad, al menos de momento, es que haya acuerdo, no que tenga forma de coalición de Gobierno o de programa común. Y que sea posible utilizar la nueva legislatura para buscar una solución al conflicto catalán, muy en la línea del manifiesto Un prólogo necesario difundido hace unos días por un variopinto grupo de intelectuales de izquierdas favorables a un acuerdo PSOE-Unidas Podemos entre los que están Raimon Obiols, Joan Coscubiela, Victoria Camps, Jordi Amat, Joan Subirats y Lluís Rabell, y que este martes firmaron un artículo en el diario El País en ese sentido.

Del lado socialista, aunque el discurso oficial sigue siendo el de Sánchez —negociación sí, pero sólo si es para cerrar un acuerdo programático y, si no se consigue, elecciones—, no faltan quienes temen una convocatoria electoral. Nadie lo dice abiertamente, a la espera de ver qué posibilidades hay de resolver las diferencias con Unidas Podemos, pero algunos dirigentes temen en privado que el juicio de los ciudadanos en una eventual repetición de elecciones les acabe perjudicando tanto como a los de Pablo Iglesias.

Con todas las reservas, porque puede haber cambios, fuentes próximas a la Moncloa consultadas por infoLibre consideraron poco probable que Sánchez haga ningún movimiento hasta la semana que viene a la espera de una reflexión por parte de UP que los de Iglesias confían acabe produciéndose del lado socialista. De paso, habrá dado tiempo a completar la investidura en Navarra, donde la candidata del PSN, María Chivite, está a punto de hacerse con la Presidencia Foral gracias a la abstención de EH Bildu, una circunstancia que PP y Ciudadanos consideran producto de un pacto secreto y vergonzoso de Sánchez con la izquierda abertzale.

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