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El nuevo Gobierno

La crisis de Venezuela le estalla al Gobierno mientras la derecha jalea a Guaidó en Madrid

El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, habla con un grupo de periodistas en A Coruña.

La crisis política venezolana le ha estallado en las manos al nuevo Gobierno de coalición en el momento menos esperado y sin que la situación política en el país caribeño haya sufrido ningún cambio relevante en los últimos días. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y las explicaciones que ofreció este viernes después de que Vox revelase hace tres días un encuentro secreto en Barajas protagonizado por él con altos cargos del Gobierno de Venezuela, sirvieron a los partidos de la derecha para acusar al nuevo Gobierno de connivencia con el régimen de Nicolás Maduro.

El peculiar episodio se ha conocido además justo cuando PP, Vox y Ciudadanos están movilizando a sus partidarios para arropar al autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, que este sábado será recibido en Madrid con honores de jefe de Estado por la Comunidad y el Ayuntamiento y que será el centro de una concentración de opositores venezolanos en la Puerta del Sol a partir de las siete de la tarde. En los municipios madrileños viven en estos momentos, según cálculos aproximados, unos 100.000 venezolanos, la mayoría refugiados económicos y políticos. Son además el colectivo de extranjeros que más aumenta anualmente en la Comunidad de Madrid.

Con su cierre de filas en torno al principal dirigente opositor venezolano, las tres derechas buscan poner en evidencia a Pedro Sánchez, que no ha querido recibir a Guaidó durante su visita a España, a diferencia de los que han hecho otros mandatarios europeos como Angela Merkel, Emmanuel Macron o Boris Johnson, a pesar de que él encabezó la decisión de reconocerle como presidente interino hace justamente un año. En su lugar será la nueva ministra de Exteriores, Arancha González Laya, quien le dé la bienvenida “en nombre de un Gobierno que le reconoce como presidente encargado" de Venezuela, según informó este viernes su departamento.

La reunión será fuera del ministerio, en la Casa de América, y en ella la ministra le pedirá que contribuya a “que se celebren elecciones libres, transparentes, y democráticas lo antes posible en Venezuela" y a que haya “un arreglo entre venezolanos”. España se ha ofrecido para acoger una reunión del Grupo Internacional de Contacto, que lleva meses paralizado, pero “no sólo para verse o para hacerse una foto”, sino para “discutir cómo puede España concretamente en el marco de la UE ayudar a resolver las diferencias entre venezolanos”. De él forman parte España, Francia, Alemania, Italia, Portugal, Suecia, Países Bajos, Reino Unido, Ecuador, Costa Rica, Uruguay y Bolivia.

La reunión entre la ministra y Guaidó abrirá la agenda del dirigente venezolano en Madrid, prologada este viernes por la polémica desatada en torno al contacto fuera de agenda que mantuvo en Barajas el ministro Ábalos con la número dos de Nicolás Maduro, sobre la que durante todo el día circularon versiones imprecisas citando fuente próximas al ministro. No fue hasta última hora de la tarde, en A Coruña, cuando el propio Ábalos dio explicaciones en primera persona.

El ministro admitió haber acudido en la madrugada del lunes al aeropuerto de Barajas pero, indicó, lo hizo para “recoger” al ministro de Turismo de Venezuela, Félix Plasencia, que llegaba a Madrid para participar durante varios días en la promoción de su país como destino turístico en Fitur y de quien, según su entorno, es “amigo personal”.

Según él, allí vio a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, pero se negó a calificar el encuentro de “reunión”. “Yo entiendo por reunión cuando se convoca” como tal y los que participan debaten e intercambian posiciones, “aunque sean simplemente puntos de vista”. “Y en ese sentido le digo que no: siempre he dicho que no hubo reunión a la pregunta de si hubo reunión”, enfatizó.

Ábalos confirmó que Rodríguez se encontraba en el mismo avión privado en el que había llegado Plasencia, pero en su caso en “tránsito” hacia Turquía. “A instancias del ministro de Turismo, que me preguntó si me importaba saludarla, la saludé”. “En esas circunstancias no sé cómo reacciona cada uno, pero en mi caso la saludé. Y ya está, nada más”, zanjó. Durante el encuentro, añadió, se limitó a recordarle que “lamentablemente no podía pisar territorio español” en aplicación de la sanciones aprobadas en su día por la Unión Europea. Así que “ni hubo reunión ni pisó territorio español”, insistió. El encuentro “no fue largo, fue justo lo que digo”. “Mi propósito era recoger al ministro y dada la situación lo que hice fue regresar porque entre otras cosas uno no puede permanecer en esa situación tanto tiempo. Y me fui a casa”.

La versión del ministro del encuentro, cuyo entorno describe como algo “fortuito” y un “saludo forzado por las circunstancias”, contrasta con la ofrecida por el diario Vozpópuli, que fue el que reveló lo sucedido, y que sostiene que Ábalos permaneció durante hora y media con la número dos de Maduro.

“Una circunstancia fortuita”

“Fue una circunstancia muy fortuita, muy casual. Y dentro de mis posibilidades lo resolví como mejor pude, no generando ningún problema. Siento que sea tan vulgar el suceso, por más que se haya querido decir ‘clandestinidad’, ‘oscuridad’, ‘madrugada’… Todo esto está muy bien para recrear una buena novela pero la realidad fue otra”, ironizó.

“Lo que tiene que hacer uno por responsabilidad cuando gobierna es no crear más problemas añadidos en el ámbito diplomático”, prosiguió Ábalos en referencia a la reacción de las tres derechas. “Hay quien piensa que la política es confrontación, enfrentamiento y busca más problemas” mientras “otros tratamos de que haya menos problemas”.

Lo que ni Ábalos ni su entorno han explicado es por qué acudió de madrugada a ver a Plasencia en Barajas cuando el ministro venezolano tenía previsto quedarse en Madrid durante varios días para participar en la promoción de su país como destino turístico en la feria internacional Fitur. Ni qué hizo la número dos de Maduro las casi 14 horas que su avión permaneció en Barajas antes de partir hacia Turquía.

El diario El País, citando fuentes policiales, difundió a media tarde otra versión según la cual Ábalos se vio con la vicepresidenta venezolana a bordo del avión pero no para saludarla sino para convencerla de que desistiese de su intención de pisar suelo español y evitar así un grave incidente diplomático. Según este periódico, la policía había advertido a Rodríguez de que si abandonaba el avión sería detenida en aplicación de las sanciones dictadas por la Unión Europea. El País no precisa si fue el ministro venezolano de Turismo el que pidió la mediación de Ábalos para convencer a la número dos del Gobierno de Maduro, pero sí afirma que fue alguien que había llegado en el mismo vuelo.

Ábalos aseguró que la vicepresidenta de Venezuela no llegó a bajar del avión, al menos mientras él estuvo allí. Recordó no obstante, que en todo momento estuvieron presentes efectivos de la Policía Nacional y de la Guardia Cvil, encabezados por el comisario de fronteras del aeropuerto. “Porque ya desde la tarde se sabía que en ese vuelo también iba la vicepresidenta y por tanto desde Interior se tomaron todas las medidas. En todas las gestiones estuvo presente el comisario oportuno de fronteras”.

En todo caso, recordó, en los aeropuertos internacionales hay un espacio de tránsito y nadie entra en ningún país hasta abandonarlo. “Yo no sé si los dirigentes del PP viajan mucho, pero saben que hasta que no se pasa el control de fronteras, y eso lo determina la policía, no se pisa territorio español”. Según fuentes policiales consultadas por Europa Press, la zona internacional de Barajas no se considera espacio Schengen.

No obstante, otras fuentes citadas por la misma agencia aseguran que el régimen de sanciones diseñado por la Unión Europea para castigar a altos cargos del régimen venezolano de Nicolás Maduro incluye la prohibición no sólo de “entrada” sino también de “tránsito” para las 25 personas inscritas en la lista de sancionados por su complicidad con la represión, incluida la vicepresidenta Delcy Rodríguez.

Movilización de la derecha

La derecha española, que desde hace varios días prepara movilizaciones para arropar la visita a España del autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela, Juan Guaidó, al que España y otros cincuenta países reconocieron hace un año como “presidente interino” del país caribeño, desplegó una amplia ofensiva contra Ábalos y contra el Gobierno durante toda la jornada que el PP culminó pidiendo su dimisión si se demuestra que la reunión se produjo. Vox sospecha que Ábalos dio instrucciones a la Policía Nacional para que no detuviera a la vicepresidenta venezolana. Ciudadanos, a su vez, sostiene que el ministro debió denunciar la presencia en España de Rodríguez.

Los tres partidos, de nuevo unidos en un acto multitudinario casi un año después de la manifestación de la Plaza de Colón, darán este sábado cobertura a la visita a Madrid de Juan Guaidó que, tras su reunión con la ministra de Exteriores, acudirá al ayuntamiento, donde el alcalde, José Luis Martínez-Almeida (PP), y la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Cs), le entregarán las llaves de oro de la ciudad y ofrecerá una rueda de prensa. Allí estará arropado por el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y otros cargos del partido, así como el ex presidente del Gobierno José María Aznar, quien se verá con Guaidó en un encuentro previo. También estarán presentes el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, y su homóloga de Ciudadanos, Inés Arrimadas. A continuación recibirá la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, que le entregará la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (PP). Y culminará su visita dirigiéndose a sus simpatizantes convocados a una concentración en la Puerta del Sol.

La visita de Guaidó, y el escaso relieve que le ha querido dar el Gobierno, provocó no sólo la ira de la derecha sino un enfrentamiento entre los expresidentes socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Zapatero afirmó primero, en declaraciones a la Cadena SER, que Sánchez “no se equivoca, acierta”, no recibiendo a Guaidó. Y se mostró convencido de que el “enfoque” sobre Venezuela “antes o después tendrá que cambiar en muchas actitudes políticas y cabezas” porque, en su opinión, es un “error” promover sanciones económicas que hacen sufrir a un pueblo “y no llamar al acuerdo”.

Desde su punto de vista, “el principio de la legalidad internacional, la salida pacífica de los conflictos, debe tener más vigencia que nunca después de lo vivido en Oriente Próximo e Irak”. Por eso hace tiempo que piensa que “buena parte de las aproximaciones que se hacen a Venezuela son equivocadas” y pide que la comunidad internacional “no sea parte de una parte” porque “eso es lo que nos ha llevado en muchos sitios al desastre”.

A su juicio, “hay que reconocer a las dos partes porque las dos existen más allá de los títulos y la legitimidad”. En “Naciones Unidas quien está representando a Venezuela es el gobierno de Maduro y resulta que Naciones Unidas es la institución internacional que teóricamente tiene la legitimidad de lo que significa la comunidad internacional”.

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Guaidó, añadió a continuación, tiene su “respeto” porque es “un actor político, lo reconozca como presidente o no”, si bien “no cabe duda de que el chavismo es una fuerza que ha ganado elecciones y que tiene apoyo social”.

Felipe González no tardó en darle la réplica. Lo hizo a través de un comunicado en el que reconoce a Guaidó como “único representante legitimado democráticamente” del país, “de acuerdo con la Constitución de Venezuela”, “frente al poder fáctico representado por la tiranía de Maduro y sus apoyos espurios de la llamada Asamblea Constituyente, del Tribunal Supremo o de la cúpula militar”.

Una reacción a la que el propio Zapatero contestó más tarde: “Moderada no parece”, ironizó.

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