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Crisis del coronavirus

De la descongestión de hospitales a comidas por encima del coste: luces y sombras de la 'joya de la corona' de Ayuso

Isabel Díaz Ayuso en el acto de cierre del hospital de campaña de Ifema.

Ya hace un mes que se dejaron de escuchar los aplausos tras la salida de cada paciente frente al Parque Juan Carlos I de Madrid. Con el pico de contagios superados, el hospital de campaña de Ifema es ahora un recuerdo más del duro azote de la pandemia en la región. Sin embargo, su cierre no ha impedido que el proyecto salga a relucir en cada debate político sobre la crisis sanitaria. Es la joya de la corona del Gobierno regional. Todo un símbolo del que saca pecho siempre que puede la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. No importa el momento. Si se le recrimina la gestión en las residencias de ancianos, ella pone sobre la mesa la importancia de Ifema. Si se le abre una crisis en el Ejecutivo, hacia allí mira para tratar de cerrarla. Un hospital de campaña con un papel relevante en los momentos más críticos de la pandemia convertido, a ojos de la oposición, en una “pantalla propagandística” para el Gobierno madrileño. Y con una gestión que a partidos como Más Madrid genera algunas dudas: “La cuantía de los contratos adjudicados ha sido desproporcionada”.

La idea de poner en marcha un proyecto de estas características venía rumiándose desde los primeros compases de la crisis sanitaria, cuando médicos, directores y gerentes de hospitales ya mostraban su inquietud por el incremento de los niveles de contagio. Sin embargo, el montaje no empezó a ser una realidad hasta la tarde del 20 de marzo, seis días después de que el Gobierno central activase el estado de alarma. En algo menos de treinta horas, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento y Unidad Militar de Emergencias (UME), dependiente del Ministerio de Defensa, lo tenían todo listo. Los primeros pacientes con covid-19 derivados de varios centros sanitarios de la región comenzaron a entrar en las instalaciones a última hora del 22 de marzo. El hospital de campaña había echado a andar. Y el Ejecutivo regional no tardó en empezar a colgarse las primeras medallas comparando la rapidez de Madrid con la de Wuhan.

Para Juan González Armengol, jefe de Sección del Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos y presidente de la Semes, es “admirable” que gracias a la “implicación” de varias administraciones se consiguiese “montar un hospital así en tan poco tiempo”. “Si me lo dicen hace cuatro meses, no me lo hubiera creído”, comenta en conversación con infoLibre. Al otro lado del teléfono, el médico no duda en resaltar la relevancia de Ifema en un momento en el que los centros regionales estaban desbordados –algunas UCI estaban ya por aquellas fechas al doble de su capacidad–. Primero, explica, porque su puesta en marcha alivió la presión que había sobre el sistema sanitario madrileño. “Nos permitió desahogar las urgencias de los hospitales cuando la situación era mala. Y, además, derivando pacientes hacia allí en grupos grandes, de entre veinte o treinta personas”, apunta. Por eso, cree que “todos podemos presumir” de un hospital de campaña en el que la UME jugó un papel “muy importante” gracias a su experiencia. Por la rapidez en la que se puso en pie y por su eficacia.

¿Un 'hospital milagro'?

Pero más allá de la relevancia a nivel sanitario, Ifema también ha adquirido una enorme importancia política. Desde el minuto uno, Díaz Ayuso ha intentado capitalizar políticamente el éxito de un proyecto nacido de la colaboración a varios niveles. En utilizarlo como escaparate de cara a la opinión pública. En presentarlo como la joya de la corona de su gestión frente a la pandemia. Es algo que se pudo ver el Primero de Mayo. En el acto de clausura de las instalaciones estuvieron representados tanto el Gobierno regional como el local. Sin embargo, se dejó fuera al Ejecutivo central. Los únicos discursos frente a las cámaras, los de Ayuso y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. “Como la Puerta de Alcalá, El Escorial o el Dos de Mayo, Ifema es un símbolo más de los madrileños. Ha funcionado porque ha contado con todos los medios materiales y humanos. Es el hospital de los hospitales”, se encargó de señalar la presidenta regional antes de empezar a repartir comida a los asistentes desde un puesto de bocadillos.

Tal es la importancia del ahora dormido proyecto, que Ayuso no duda en ponerlo sobre la mesa siempre que tiene oportunidad de hacerlo. Da igual el tema que se esté tratando. Ifema siempre está ahí. Y lo mismo le vale para tapar los agujeros de su gestión de la pandemia que para intentar resolver una crisis en su gabinete. Si le preguntan por los miles de muertos en las residencias de ancianos y por los criterios de exclusión enviados a algunas de estos centros y desvelados por este diario, ella responde que su Ejecutivo ha hecho todo lo que tenía en su mano, como comprar material sanitario o poner en marcha el hospital de campaña. Y si le dimite la directora de Salud Pública por estar en contra de solicitar el paso a Fase I, ella busca su recambio allí. La salida de Yolanda Fuentes fue cubierta, precisamente, con la llegada de Antonio Zapatero, quien estuviera al frente de las instalaciones frente al Parque Juan Carlos I. “Ha sanado al 99% de los pacientes que pasaron por Ifema”, ha llegado a decir la presidenta regional en alguna entrevista.

La oposición, sin embargo, rechaza el halo místico que se ha creado alrededor del proyecto. Y desmiente cualquier idea de “hospital milagro”, como ha sido calificado por Ayuso en alguna ocasión. Principalmente, porque la baja mortalidad en las instalaciones de la Feria de Madrid no es fruto de la gestión, sino que juega un papel importantísimo el perfil de los pacientes. “La mayoría de los que se derivaban allí eran enfermos leves. Eso explica por qué han tenido una mortalidad del 0,3% mientras que en los hospitales se nos morían uno de cada cinco de los que entraban por la puerta”, sostiene al otro lado del teléfono Mónica García, diputada de Más Madrid en la Asamblea regional y médica del Hospital 12 de Octubre. Del mismo modo, también rechaza el intento de venderlo como el “hospital más grande del mundo”. La idea original partía de unas 5.500 camas. Finalmente, su capacidad terminó limitándose a 1.300. Son, aproximadamente, las mismas con las que cuentan otros centros como La Paz, 12 de Octubre o Gregorio Marañón.

A ojos de García, desde el primer momento hubo una intencionalidad clara por parte del Gobierno regional de utilizar el proyecto como “una pantalla propagandística”. “Yo estoy de acuerdo en que hacía falta descongestionar de alguna manera los hospitales, pero ya había varios centros que tenían planificados pabellones al lado que no echaron a andar por poner en marcha Ifema. Por ejemplo, en el Hospital 12 de Octubre iban a usar todo el pabellón de consultas y tenían ya listas casi 300 camas, con los circuitos de oxígeno instalados, pero al final eso se quedó en nada por este motivo. Si hubieras hecho una gestión más cercana, hubieras usado espacios hospitalarios, no hubiera hecho falta. Ifema sólo ha tenido 1.000 pacientes durante diez días. El resto, la mayoría de ellos, ha tenido menos de 500. Teniendo en cuenta que tenemos 32 hospitales en la comunidad, se podrían haber repartido perfectamente”, sostiene la diputada de Más Madrid.

La factura: más de 18,5 millones

Ahora, dos meses después de aquellas jornadas críticas en las que se llegaban a registrar en la región tres centenares de muertes diarias, lo único que queda del hospital de campaña son los contratos que el Ejecutivo madrileño va publicando a cuentagotas. En total, la factura de las adjudicaciones recogidas en el portal de contratación supera los 18,5 millones de euros. “Es una cuantía desproporcionada”, señala García. De todas las empresas, la que se ha llevado la licitación más importante ha sido Eurest Colectividades. Cuatro millones de euros por el servicio de restauración, un precio unitario por paciente y día que ronda los 19 euros y que se queda en los 10,56 euros en el caso de la media pensión de profesionales. Cantidades por encima de otras adjudicaciones similares. Para la licitación de este servicio en el Hospital Niño Jesús se fijó en 2017 un precio unitario máximo de 6,79 –tres veces menos– para las raciones de los internos y de 7,71 euros –menos de la mitad– para el personal. Ese mismo año, otra adjudicación similar para el Hospital del Escorial ponía la barrera en los 10,59 euros.

El segundo contrato más potente se lo ha quedado CLECE, filial de ACS: 3,97 millones de euros por el servicio de limpieza. Sociedad Española de Carburos Metálicos, por su parte, se ha embolsado dos millones de euros por otro par de adjudicaciones relacionadas con la instalación de gases medicinales y el suministro de oxígeno. Destacan también Severiano Servicio Móvil –1,46 millones por estanterías y otros accesorios y el servicio de almacén– o Ilunión Lavanderías, que logró la licitación por 1,33 millones de euros por el servicio de lavandería de ropa. Ferrovial, Telefónica Soluciones de Informática o DHL han sido otras de las firmas agraciadas. La primera, con dos contratos por algo más de medio millón por el servicio de montaje y mantenimiento del hospital de campaña. La segunda, por las infraestructuras TIC desplegadas, con 363.000 euros. Y la tercera se ha embolsado 133.826 euros por el transporte de productos sanitarios y equipamiento desde el Aeropuerto de Barajas hasta las instalaciones, a unos 6 kilómetros de distancia.

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Hoteles medicalizados

No han sido, ni mucho menos, los únicos gastos a los que ha tenido que hacer frente el Ejecutivo regional derivados de la pandemia. Además de Ifema, en la estrategia de contención de la crisis sanitaria también jugaron un papel importante los llamados hoteles medicalizados. En total, se pusieron en marcha en la región trece, entre los que destacan los de AC, NH, Ilunion o Room Mate, la cadena del empresario Kike Sarasola que alojaba a precio de saldo hasta hace sólo unos días en dos apartamentos de lujo a la presidenta regional. “También han tenido una importancia enorme a la hora de darnos salida de pacientes a urgencias y a hospitalización. Incluso en número, yo creo que fue mayor que el propio hospital de campaña”, sostiene el jefe de Sección del Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos. Hasta finales de abril, según datos de la propia Comunidad de Madrid, por estas instalaciones habían pasado algo más de 2.700 pacientes infectados por coronavirus.

El portal de contratación del Gobierno regional recoge hasta la fecha algo más de un centenar de licitaciones relacionadas con estas instalaciones. El importe total de todas estas adjudicaciones se sitúa en los 8,65 millones de euros. La compañía más beneficiada ha sido Serunion, con contratos para el servicio de restauración transportado por 3,98 millones. Le siguen Clece e Ilunion Lavanderías, que por la limpieza y la lavandería se han hecho con varias adjudicaciones por un total de 2,48 y 1,1 millones, respectivamente.

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