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Crisis del coronavirus

La 'app' de rastreo que ultima el Gobierno, ante el riesgo que amenaza a las de Alemania, Francia e Italia: su poco uso

Interfaz de RadarCOVID, la aplicación de rastreo que ha desarrollado el Gobierno.

Este lunes, la Secretaría de Estado de Digitalización presentó los resultados de la prueba piloto de la app de rastreo del covid-19. El programa, llamado RadarCOVID y similar a los que ya utilizan países como Alemania, Francia e Italia, identifica cuando un usuario está cerca (más de 15 minutos a menos de metro y medio) de una persona que ha declarado su positivo mediante el uso de la tecnología bluetooth, por lo que puede ayudar a identificar posibles nuevos casos cuando los contactos no se conocen entre sí, o a automatizar el proceso de rastreo, que hasta ahora se hace de manera manual por médicos o por rastreadores contratados a tal efecto. Los resultados del piloto, realizado en La Gomera, fueron muy positivos, aseguró el Gobierno: se la descargaron 3.000 personas, por encima del objetivo, la mayoría siguió utilizándola tras el primer contacto con la interfaz, y la mayoría declaran que el software es entendible, fácil de usar y que lo recomendarían. Sin embargo, las experiencias en los lugares en los que lleva semanas en marcha empañan el optimismo de la administración española: el porcentaje de ciudadanos que han instalado la solución tecnológica es sus smartphones sigue siendo bajo, y la integración en los sistemas sanitarios, opinan expertos en Salud Pública, puede ser complicada. Todos coinciden en que se trata de un apoyo puntual más o menos eficaz, no una varita mágica que mantendrá a raya por sí sola los nuevos brotes. 

"Una primera versión funcional de la herramienta podría estar disponible para una puesta en marcha específica a mediados de agosto" en las comunidades más afectadas por el covid-19 en la nueva normalidad, aseguró el Gobierno. Para el resto, "llegaría a mediados de septiembre". No se ha detectado durante el piloto, explican fuentes de la Secretaría de Digitalización, ningún tipo de inconveniente técnico: la aplicación funciona bien y los usuarios no tienen dudas sobre cómo desenvolverse con la interfaz. El programa, ya disponible en la tienda de aplicaciones de Android pero no habilitada en la práctica, solo cuenta con un botón para comunicar un positivo y un indicador en verde que se volverá rojo si el sistema registra que se ha estado cerca de un positivo declarado. Otro botón redirige a las principales respuestas en cuestiones de privacidad e intimidad: se asegura al usuario que absolutamente nadie "puede ser identificado o localizado porque no hay dato alguno registrado y porque todo el proceso se desarrolla en su teléfono sin salir hacia ningún servidor", tal y como permite el procedimiento descentralizado por el que ya apuestan la mayoría de países europeos y que apoyan Google y Apple. 

La aplicación no ha llegado a tiempo para la breve y malograda temporada turística española, donde, aseguraban los expertos, habría sido útil tener software en marcha y compatible con los programas de otros países, para detectar contactos de riesgo entre personas de diferentes nacionalidades. Alemania, Italia y Francia, otros tres países muy golpeados por la pandemia, ya llevan semanas usando su solución. Reino Unido, al igual que España, la tendrá para septiembre pero fruto de un inconveniente: las autoridades británicas apostaron en un primer momento por una solución centralizada, donde los datos sí que viajan hacia un servidor, y que se demostró inútil porque no contaba con el beneplácito de los dos gigantes tecnológicos cuyo sistema operativo gobierna la mayoría de móviles inteligentes del mercado, Android e iOS. Los países que llevan ya un tiempo utilizando las apps reportan algunas dificultades similares: para que sea completamente útil, afirmaban los expertos, se necesita que la mayoría de la población se descargue y utilice el programa. 

De entre los países europeos, Suiza es el que ha logrado una mayor tasa de adopción entre su población: el 17,6% de los suizos tienen la app en sus smartphones. appsmartphonesLe sigue Alemania, con un 14,4%, Italia, con un 7,2%, Austria con un 4,9% y Francia, con un escaso 3,1% de ciudadanos que utilizan el programa. Y las investigaciones sobre qué porcentaje es el necesario para que la aplicación sea realmente útil discrepan. Si bien hay consenso generalizado entre los expertos sobre que cuantos más, mejor, y que solo se alcanzará una verdadera efectividad cuando más de un 60% de la población lo utilice, trabajos como el de Harvard Business Review aseguran que, con un porcentaje menor, la aplicación no solo es inservible sino que es contraproducente. Las indicaciones podrían ser inexactas o, incluso, dar falsa sensación de seguridad. Sin embargo, otros dos informes preliminares apuntan a que aunque la cifra sea baja, se logran cortar cadenas de contagio, aunque solo a pequeña escala. 

En Italia, la polémica está servida: "el fracaso de Immuni asusta a los virólogos", se puede leer en algunas crónicas. Sin embargo, la ministra de Innovación del pais, Paola Pisano, defiende que su departamento nunca prometió descargas generalizadas y que, con solo un positivo detectado gracias al programa, el esfuerzo ya habrá merecido la pena. En Alemania, la aplicación fue recientemente actualizada debido a errores técnicos en los smartphones con iOS (el sistema operativo de Apple), pero el programa no copa los titulares: el país cuenta con una nutrida red de rastreadores (2,5 por cada 10.000 personas, una cifra muy superior a las de Italia o la mayoría de comunidades autónomas de España, por ejemplo) y la vigilancia epidemiológica está funcionando bien a mano. Y en Irlanda el éxito es rotundo. Según recoge The Guardian, la aplicación publicada por el Gobierno es la más rápidamente descargada per cápita en el continente europeo y ya cuenta con 1,3 millones de usuarios. Apostaron desde el principio por el modelo descentralizado que defienden Apple y Google: detectaron a tiempo que se trataba del caballo ganador, a diferencia de Reino Unido, que defendió un modelo centralizado defenestrado.

En una situación similar  está Francia: los ciudadanos del país galo albergan muchas suspicacias sobre cómo se tratarán sus datos personales en la aplicación. El modelo semicentralizado que eligió el Ejecutivo, defienden la mayoría de los expertos en tecnología digital consultados por infoLibre, no garantiza con la misma eficacia que un ente ajeno –una empresa o un Gobierno– no pueda acceder a información privada sobre la salud de los usuarios. El secretario de Estado francés de Digitalización, Cédric O, ha estado semanas defendiendo las garantías del sistema impuesto y criticando la "injerencia" que, a su juicio, supone que Apple y Google tengan tanto poder de decisión en una cuestión de salud pública. Se trata del país europeo con la tasa más baja de penetración del programa.

Desconfianza de los médicos

La baja cifra de descargas lastra la eficacia de los 'primos' europeos de Radar COVID

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Desde el comienzo de la pandemia, los médicos especialistas en Epidemiología y Salud Pública han desconfiado de las soluciones tecnológicas aplicadas a la vigilancia y al rastreo de casos. Puede ayudar, aseguran, pero no es una varita mágica que libre a la administración de su responsabilidad de dotar al sistema del suficiente personal para hacer la labor a mano. En ese sentido, Artigas se congratuló en la rueda de prensa del lunes de que RadarCOVID duplica el número de contactos rastreados: de 3,5 a través de rastreadores manuales a 6,4 mediante el programa. Para Mario Fontán, médico residente de Salud Pública, no es igual de valioso un 3,5 obtenido mediante técnicas humanas a un 6,5 mediante bluetooth, ya que la posibilidad de falsos positivos aumenta con el uso de la tecnología. 

La aplicación detecta todo contacto estrecho: ambas personas tienen que permanecer más de 15 minutos a una distancia de menos de metro y medio. Pero la aplicación "no sabe si has hablado con esa persona, si estaba de espaldas", una circunstancia que un rastreador identificaría como un contacto libre de riesgo y que la app no puede controlar. Por ejemplo, en el transporte público, muchos contactos que no se evaluarían de riesgo por un técnico de Salud Pública harían saltar las alarmas del programa. Eso puede generar, a juicio de Fontán, "una sobrecarga" del sistema, pese a que reconoce que muchos positivos se lograrían detectar solo y exclusivamente mediante el uso de la tecnología.

Fontán también teme por un detalle que no ha sido explicado ni por la Secretaría de Estado de Digitalización ni por Sanidad: cómo se va a integrar la app en el sistema sanitario. "Si me salta el aviso en el móvil, quién me va a pedir una PCR? ¿Tengo que comunicarlo yo? ¿Se va a hacer de manera automática?", se pregunta. "No tenemos una estructura ni personal que discrimine la información, ni tenemos capacidades tecnologicas para integrar esa información y que se comunique bien", explica. Tanto el Gobierno como las comunidades autónomas han admitido a lo largo de las últimas semanas y meses de pandemia numerosos problemas a la hora de comunicar las cifras y los diversos datos que son necesarios para analizar el estado del país ante el covid-19. Aún no se ha aclarado si el uso de RadarCOVID puede representar un obstáculo en este sentido.

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