Crisis del coronavirus

España retrasará la segunda dosis de AstraZeneca como defiende Sanidad y en contra del prospecto y de la EMA

La ministra de Sanidad, Carolina Darias.

El lío y la incertidumbre se mantienen en España con respecto a la vacuna de la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, denominada Vaxzevria. La Comisión de Salud Pública, en la que están representados tanto el Gobierno como las comunidades, ha decidido retrasar cuatro semanas más, como mínimo, la segunda dosis a los primeros vacunados con el suero de la empresa anglosueca, a la espera de un estudio que analizará la idoneidad de suministrar el producto de Pfizer o Moderna como refuerzo a los parcialmente inmunizados con otra vacuna. La decisión se desmarca de la opinión de seis autonomías, expertos y la propia Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que defendían seguir el prospecto y poner la segunda dosis de AstraZeneca a las 12 semanas, como máximo. Pero también de la decisión de países vecinos como Francia o Alemania, que se han lanzado a inocular con medicamentos basados en ARN mensajero a estas personas sin esperar a contar con estudios concluyentes, guiados por el miedo a unos trombos que siguen siendo excepcionalmente raros. 

La evidencia científica no alcanza para seguirle el ritmo a las decisiones políticas, pero la opción de inocular una segunda dosis de Pfizer y Moderna a los vacunados con AstraZeneca es la que menos estudios tiene para justificarse. Es sabido que la eficacia de solo una primera dosis de AstraZeneca es alta, en torno al 80% según el Ministerio de Sanidad, y la inmunidad se mantiene en el tiempo lo suficiente como para atrasar la inoculación. Por lo tanto, la Comisión de Salud Pública, espoleada por el Gobierno y a pesar del criterio de varias autonomías, prefiere esperar al resultado del ensayo denominado CombiVacs, que analizará la inmunidad generada por 400 voluntarios a los que se inyectará una de las dos soluciones basadas en ARN mensajero. 

Sin embargo, la Agencia Europea de Medicamentos cree que lo único acreditado es seguir las recomendaciones del fabricante, probadas mediante ensayos clínicos: poner la segunda dosis de la misma vacuna, como mucho, 12 semanas después de la primera. Así se han manifestado también a lo largo de estas semanas varios especialistas en vacunología, epidemiología e inmunología, que han rechazado los "experimentos" y han recordado la escasa frecuencia de eventos trombóticos causados por AstraZeneca. A favor de esta postura se encuentra el hecho de que CombiVacs no demostrará si los trombos son menos frecuentes con la segunda dosis de Pfizer y Moderna: con 400 voluntarios, lo extremadamente probable es que no se registre ni un solo caso, por lo que no se puede saber. 

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Por otro lado, Francia y Alemania han abandonado definitivamente la segunda dosis de AstraZeneca. Argumentan que, aunque extremadamente raros, pesa más la posibilidad de evitar aunque sea un único trombo causado por Vaxzevria. Las vacunas de ARN mensajero también podrían estar relacionadas con estas enfermedades, pero en una frecuencia aún menor, prácticamente irrelevantes: en el caso de Pfizer, 11 casos entre 60 millones de vacunados. La agencia de Salud Pública gala argumenta, también, que los datos provisionales de varios estudios encuadrados en la iniciativa de la Unión Europea Vaccelerate (sin mencionar cuáles son) arrojan resultados "limitados pero alentadores" sobre una inmunidad aún más reforzada con esta estrategia. La agencia argumenta que esta vía "ha demostrado ser más eficaz que las inyecciones estrictamente idénticas durante los estudios de fase 1 y 2 en humanos". 

España tirará por la calle de enmedio: ni sigue las recomendaciones de la EMA y de la propia AstraZeneca, ni sigue el ejemplo de Francia y Alemania. Esperará para tener sus propios datos, que en todo caso no garantizarán que los trombos sean menos frecuentes: aunque es de esperar, dados los bajísimos números que registra el uso de Pfizer y Moderna. El estudio sí permitirá analizar cómo responde el sistema inmunitario ante este cóctel y, en palabras de sus responsables, mejorará la "flexibilidad" del Sistema Nacional de Salud ante una campaña de vacunación que necesita seguir siendo masiva. 

El Ministerio de Sanidad, en todo caso, ha conseguido otorgar relevancia a su ensayo CombiVacs, pionero en el mundo a la hora de estudiar los efectos de mezclar dosis de vacunas distintas. A la espera de conocer cómo se ha desarrollado la reunión de la Comisión de Salud Pública, el departamento de Carolina Darias ha doblado el brazo a Andalucía, Madrid, Cataluña, Murcia, Aragón y Euskadi, que defendían poner ya la segunda inyección de AstraZeneca a los que se vacunaron primero con este suero. Otras, como Asturias, Navarra, La Rioja, Comunitat Valenciana, Baleares y Canarias declararon que harían suyas las conclusiones del órgano y pidieron prudencia: solo Castilla-La Mancha y Extremadura apoyaron explícitamente a Darias y apostaron por esperar para ver resultados. 

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