Baila con nosotros

Qué letra, qué momentazo

Enrique Morente en una de las primeras actuaciones de 'Omega'.

Soy de los que escuchan una y otra vez la misma canción.

Una vez. Y otra vez. Y otra más. ¿Ya? No. Dos veces más. Espera, la última.

Es más, llego a interrumpir la canción a la mitad para ponerla de nuevo desde el principio. Al final tanta ansia acaba siendo contraproducente, porque mutilo y hago imposible el disfrute completo de esa canción que tanto quiero escuchar.

Dicho claramente: soy un poquito intenso cuando me da por algo.

A menudo lo que acabo repitiendo es un momento concreto. O concretísimo, incluso. Es decir, dentro de la canción, me recreo en algún trozo específico cuya letra –sea por clímax, por lirismo, por profundidad, por cachondeo, por surrealismo, por recuerdos, por lo que sea– se me ha quedado grabada. Son el instante fetiche dentro de la canción especial. A falta de una expresión mejor, diría que son palabras que, envueltas en el sonido de la canción, me dicen algo. O me llegan. O me divierten, sin más.

Supongo que todo el mundo tiene canciones de esas, letras de esas, fragmentos de esos, momentos de esos. Comparto aquí un puñado de los míos.

1. Manhattan, de Enrique MorenteManhattan

Me condenaron a veinte años de hastíopor intentar cambiar el sistema desde dentro.Ahora vengo a desquitarme.Primero conquistaremos Manhattan,después conquistaremos Berlín.

 

El arranque de esta canción en bucle. El perfecto encaje de las palabras en la música.

Y se dice así: "Majatan".

2. La lluvia, de El CabreroLa lluvia

La mojada tarde me trae la voz, la voz deseada,de mi padre que vuelve y que no ha muerto.

 

"Estoy ahí. Les voy a cantar un soneto. Les voy a cantar un soneto de Borges, 'La lluvia sucede en el pasado", advierte El Cabrero, en París, en 1994. Luego arranca y dice cosas como "lluvia minuciosa", "curioso color del colorado" y "negras uvas de una parra en cierto patio". Y todo cuadra. Redonda de principio a fin, sobre todo a fin. Ese fin...

3. Una estrella chiquitita, de Camarón de la IslaUna estrella chiquitita

Yo no debía quererte,pero te quiero,y este cariño tiene,ay, la pena mía,que por quererte tantoyo me desespero,pero si te murierasme alegraría.Y no quisiera que vuelvas,pero te espero,y era un cariño grande,ay, de idolatría,que por quererte tanto,yo me desespero,pero si te murierasme moriría.

 

¿Cuántas veces la he escuchado? ¿Cientos? Pues ahí siguen, los mismos vellos de punta. Ah, y siempre me parece un poco sacrílego ese final con "tengo una estera", rompiéndome todo el tono y el fondo dramático de la canción.

Y se dice así: "Dedolatría".

4. ¡Oh, Galicia calidade!, de Mártires del Compás¡Oh, Galicia calidade!

¡¡Oh, Galicia calidades,¿quién se fue de caceríadejando que se tiñeran de chapapotelos azules de tus mares?Pero si España fuera un donut,Madrid no existiríay Albacete tendría una playay tú y tú y tú y tú estarías ahí a la verita mía.¡¡Oh, Galicia calidades,¿dónde está Bin Laden?En el fondo del mar,sólo Dios o Alá lo saben.

 

De este regalo de los Mártires a Galicia tras el Prestige, me intriga lo de Bin Laden y el fondo del mar. ¿Por qué? Pues porque la canción es de 2004 y a Bin Laden lo apiolaron y lo tiraron al mar en 2011. Que no se enteren los conspiranoicos.

5. Betis, de Silvio y SacramentoBetis

¡¡Oh, oh, oh, oh!!No pienses más que no hay.Cuando Picci y Miguelinhofueron a Bretaña,se les ocurrió:¿Dónde está mi Betis, Betis?

 

Que lo de El Arrebato sea himno del Sevilla y esto no sea himno del Betis es un escándalo. Si yo fuera bético, no querría otro himno. Surrealismo y diversión, como todo Silvio, como media Sevilla. Y esa forma de decir "Pichi y Migueliññoooo".

Por cierto, me contó un colega que si afinas el oído se oye "Etis", en vez de "Betis". Lo busqué en Google [ver aquí y aquí, por ejemplo]. Y parece que sí, que Silvio canta "Etis", no "Betis". Me lo creo. Resultaría que Silvio, ¡¡que era sevillista!!, se negaba a pronunciar la palabra "Betis". Y además metió de rondón el Sánchez Pizjuán en la letra.

6. Dicen por ahí, de Luis BreaDicen por ahí

Dicen por ahíque te pules la tarjetacomo el gato karatekaque siempre ha habido en ti.

 

¿No suena un poco a Julio Iglesias, pero bien? De esta canción, sólo puedo decir que me gustaría conocer a la chica, cosa que no me pasa nunca con Julio Iglesias. Y otra cosa: ¿lo de pulirse la tarjeta "como el gato karateka" es por el típico movimiento del gato decorativo de los chinos, brazo arriba y abajo como pasando una tarjeta de crédito? Sería una genialidad. Yo voy a empezar a usar la expresión, sea o no sea.

7. Sísifo releva a Sísifo, de Rafael BerrioSísifo releva a Sísifo

Sísifo releva a Sísifo en cada cima y su noble corazón eternamente avanza, alentado, quién lo sabe, contra toda esperanza.

 

Apoteosis circular: escuchar una y otra vez un tema sobre el relevo eterno de Sísifo.

Mitad en coña, mitad no, digo que es la canción universal del domingo. A partir del lunes, toca empujar de nuevo la roca hasta la cima. El domingo cae rodando y suena Berrio, preciosa mala voz, descanse en paz. No es un pensamiento chungo. Sísifo mantiene dignidad y esperanza. Algún día retendrá en lo alto la mole de basalto.

8. Simulacro, de Rafael BerrioSimulacro

Temo haberme pasado la vida reuniendo el valor que me faltay declarando intenciones solemnes frente a un espejo,dejando las cosas para una mejor ocasión que no llega.En el fondo he estado siempre en babia y con la mente muy lejos.

 

Casi nunca se habla tan claro del universal temor a malgastar la vida. No sé cómo lo hace, este Berrio. Leídas sus letras, dices: "Qué derrape lírico. Este hombre se va a salir de la pista y va a caer en el ridículo". Pero qué va. El punto de honestidad lo retiene. Se cree lo que canta y yo me lo creo con él.

9. Cariño, de La Estrella de DavidCariño

Cariño,aunque lo nuestro fue fuerte,la vida se abre paso inteligente.Tú siempre fuiste la más listay no querrás volver a verme.

 

Igual que pasa con Berrio, nada suena impostado, ni ñoño, ni cursi, si lo compone o lo canta este señor. En cuanto a esta canción, comienza con una especie de enigmática murmuración sobre "Isabel San Sebastián" y "Pilar Rahola": yo creo que –en este caso como en otros muchos– David Rodríguez usa el humor raro para quitarle hierro a las letras, porque de otro modo algunos amoríos con toque adolescente en boca de un indie con barba canosa bordearían el ridiculín.

10. Blues del arapajoe, de CaraoscuraBlues del arapajoe

Y en la Plaza del Duque se pone a girar alrededor de una candela que se ha hecho con las cajas de pollo del carnicero de El Corte Inglés.

 

Esta historia triste y cachonda de un colgao en el centro de Sevilla que se cree un arapajoe podría –debería– ser un clásico popular.

12. Pardao, de Los SuavesPardao

Unas monedas en su gorra raída,en su bolsa una botella mediada,en sus días, esperanzas quemadas,y en sus noches, pensiones baratas.

 

El blues del indio me hace hace pensar en dos canciones. Una es Joselito, de Kiko Veneno. Tampoco tiene mucho sentido, porque Joselito más parece un cantaor borrachín que un loco. Pero bueno, da igual. La otra es Pardao, sobre un guitarrista tirado en la calle. No bebe vino de Chiclana, como Joselito, sino "una botella mediada", no se sabe de qué. Yo siempre entendí "una botella dañada". Es más, prefiero la letra con mi error.

13. Afterego, de Space SurimiAfterego

Mi mujer me ha echao de mi casa,Me ha puesto la cama en la terraza.¡Ay, caramba!Eso sí que tiene guasa.Por patas de my fucking housa.

 

Paso al registro cachondeo puro.

Aquí unos paisanos (Jerez de la Frontera) que son, hasta donde yo sé, el primer grupo con la etiqueta generacional purennial, grupo sociodemográfico del que me siento parte. Doble empatía.

14. En el vergel del Edén, de Mamá LadillaEn el vergel del Edén

En el vergel del Edén, embébese Esther del leve mecer del relente.

Excelente, vegeté tres meses en el éter... ¡fetén!

¡Ay, esa pasión que nos llega del cine!

¡Ay, esa pasión que nos llega del cine!

De repente, Pepe, ese mequetrefe que es el gerente de Mercedes Benz, se yergue de entre el verde césped, emergente el repelente pene.

De las canciones delirantes de Mamá Ladilla, que son todas, esta es la que más me hace reír. Todo es con la "e", incluido un "entre heces que defeque Peret".

Sí, me la llegué a saber entera de memoria. Y sí, la iba repitiendo por ahí.

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