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No puedo entenderlo
Pelicot no era un monstruo aislado. Lo de Pelicot no era algo perverso que había salido de una mente retorcida y malévola. Lo de Pelicot es mucho más común de lo que creemos.
La investigación de dos periodistas alemanas ha desvelado la perversión en estado puro. 70.000 hombres sacados del mismo patrón que Pelicot. 70.000 hombres que han hecho exactamente lo mismo. 70.000 hombres que compartían en un chat experiencias, consejos, ideas para drogar a mujeres, conocidas y desconocidas, y luego poder abusar de ellas. 70.000 hombres que no tenían ningún pudor en confesarse abusadores reincidentes. 70.000 hombres que no tenían ningún pudor en contarse lo que les había funcionado o no. Porque algunos probaban y no podían, y por eso acudían a esa comunidad de depravados para pedir consejos sobre qué drogas usar, dónde comprarlas, qué dosis poner y cuánto tiempo esperar hasta poder abusar de esas mujeres sin que nadie lo notara, para no dejar rastro.
Y este no era el único chat. Había varios como este. Miles de Pelicot que no tienen ningún reparo en crear comunidades de violadores para retroalimentarse en su maldad. Se me acaban los adjetivos, de verdad. Ninguno puso nunca el grito en el cielo, ni siquiera cuando contaban a esos compañeros de chat a los que no conocían de nada que pensaban abusar de sus parejas, de sus hermanas y algunos, incluso, de sus madres. A ninguno se le encendió nada en la conciencia, pensó que aquello no estaba ni medio bien, que había que denunciarlo o, al menos, salirse de ese chat.
En sus mensajes se puede comprobar la realidad inventada en la que vivían: 'No es violación si ella no se entera'. Y con eso limpiaban su conciencia
Pone los pelos de punta que ahí fuera existan estas manadas de Pelicot. El caso del marido modelo que durante 10 años ofreció a su mujer a otros hombres para que la violaran es la punta del iceberg de una comunidad de monstruos que no tienen ningún tipo de conciencia, que entienden el sexo con mujeres como una forma de satisfacer sus necesidades o deseos a través de la sumisión. Hombres disfuncionales y que se cuentan por miles.
En sus mensajes se puede comprobar la realidad inventada en la que vivían: “No es violación si ella no se entera”. Y con eso limpiaban su conciencia, como si no recibir el rechazo del cuerpo y de la cabeza de una mujer no convirtiera eso en un abuso. Ellos mismos se jaleaban en esos chats. Intercambiaban vídeos de sus violaciones, contaban lo que ellas les decían después, de sus lagunas mentales… Incluso alguno abría una especie de peticiones del oyente. “Decidme qué queréis ver dentro de ella”…
En qué momento de tu vida entiendes que eso que estás haciendo es disfrutar. En qué momento consideras que eso que haces no es tan malo, total, ella no se entera. En qué momento tus principios, tu conciencia, se apagan para dar rienda suelta a tus peores impulsos. Cómo quieres crear lazos afectivos con nadie si tu mente logra normalizar todo eso. Por qué no pides ayuda o consultas con algún experto. ¿De verdad puedes seguir mirándole a los ojos a esa mujer después de lo que le has hecho?
Está claro que falta mucha concienciación, mucha educación sexual, mucha educación en valores. 70.000 hombres sólo en uno de los chats. No puedo entenderlo.
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