La palabra medicalizar no existe; el verbo abandonar, sí Benjamín Prado

Bueno, pues aquí estamos un año más, “celebrando” la semana de la mujer. Este sábado veremos manifestaciones por muchas calles de España reivindicando lo justo, lo obvio, lo necesario para ser una sociedad igualitaria. Y lo haremos con el miedo, con la certeza, de que lo poco conseguido es tan frágil que podemos llegar a perderlo.
La ola que ha traído el trumpismo es también una amenaza para este 8M. Lo es porque los hay que están cayendo en la tentación, demasiado rápido, de dejar de impulsar políticas de igualdad en sus empresas, en sus organizaciones, porque ahora esto ya no se lleva. Si quiero seguir ganando dinero voy a tener que ponerme otro traje que encaje mejor en esta paleta de colores. Y el del feminismo no es precisamente el que más luzca en este nuevo cuadro. Hay una nueva corriente que se hace llamar anti-woke en la que cabe todo, rebelarse contra cualquier progreso, también el de la mujer.
No hay nada ganado. Es así. Nada. Llevamos muchos años alzando la voz, pidiendo paso y, miras a tu alrededor, y pocas, poquitas cosas han cambiado. Quienes se envolvían en el morado para sumarse al Día de la mujer, nada más apagarse los focos, se olvidaban de todas esas frases y reivindicaciones, todas esas adhesiones a la causa para hacer, exactamente, lo que habían hecho siempre. Comportarse como unos machistas de libro, algunos, incluso, en algo mucho peor, en agresores.
Porque en esto no hay bandos ni seres de luz como algunos han pretendido presentarse. Lo que hay es gente coherente entre lo que dice y lo que hace y hay gente que dice una cosa y hace exactamente la contraria. No hay más. Y el porqué ha pasado esto es muy sencillo: no puedo estar defendiendo una causa en la que no creo. Eso es así. Y no creo en ella porque lo demuestro cada día en mis actos, en mis decisiones, en mis palabras. No creo en ella porque en esto no hay personaje y persona. No lo hay, por Dios.
Es necesario dejar de repartir carnés de feminismo. Dejar de poner “exámenes” sobre lo que sí y lo que no. Esto no ha funcionado. Y no podemos perdernos en discutir quién tiene la mayor pureza en esto
Y todo esto ha generado tal rechazo a la causa, tal desprecio, tal desconcierto que muchos se dan palmadas diciendo, “¿Ves?, ¡te lo dije!”.
Creo que es necesario dejar de repartir carnés de feminismo. Dejar de poner “exámenes” sobre lo que sí y lo que no. Esto no ha funcionado. Y no podemos perdernos en discutir quién tiene la mayor pureza en esto. Hay nuevas amenazas en el horizonte, amenazas reales. Hay que ser claros. Hay que ser transparentes. Hay que ser contundentes cuando se condenan determinados comportamientos, da igual que sea de los míos o de los contrarios. Dejémonos de bandos. Y escuchemos bien lo que vienen haciendo y diciendo las nuevas generaciones. La generación Z, los chicos y chicas de entre 11 y 26 años, aseguran que se ha ido demasiado lejos con esto de las políticas de igualdad, que se está discriminando a los hombres. El estudio de Ipsos dejaba este titular tan inquietante: “Hemos tocado techo en políticas de igualdad”. Así que se hace urgente, necesario, explicarse bien. Ellos compran los postulados que les “gritan” los partidos ultras. No podemos hacer esta “revolución” sin ellos, sin los jóvenes. No podemos.
Lo más...
Lo más...
Leído'Renacer del barro', el relato de las librerías arrasadas por la dana que no va a leer Mazón
Escribir lo impenetrable
El mandato
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.