Diario de una confinada

Llega mayo, con sus flores, con sus tallos y su desescalada

Raquel Martos

Este martes se reunió el Consejo de Ministros y después compareció el presidente del Gobierno para contarnos que ya hay plan para la desescaladadesescalada. El plan se divide en varias fases, no tiene calendario fijo, cada fase abarcará dos semanas y la previsión es que dure mínimo seis semanas y máximo ocho, según evolucionen los marcadores epidemiológicos. Hasta aquí todo parece fácil de entender, pero en la comparecencia y en la rueda de prensa posterior entraron muchas variables y yo hasta que no me lea el BOE, no me organizo la cabeza.

Por cierto: nunca le habíamos prestado tanta atención al BOE como en los últimos tiempos. El pasado 23 de abril, día del libro, alguien debería haber organizado la lectura de Boletín Oficial del Estado, tal y como se hace con el Quijote, porque nuestras aventuras y desventuras, más que nunca, están reflejadas en él.

Ah, esta mañana me he puesto en modo Sancho Panza a hilar refranes sobre la desescalada, porque mayo tiene un montón. Si empezamos por el más básico, recuperar todo lo que podamos de la vida de a.C. (antes del coronavirus) es algo que esperamos ya "como agua de mayo" Ese refrán define doblemente las ganas y el hartazgo tras esta espera dolorosa.

Pero hay otros refranes que ayudarían un poco a desgajar las muchas normas de esta liberación, con matices, recién anunciada, que nos pone en el camino hacia la nueva normalidad…

Por ejemplo, "primer día de mayo, corre el lobo y el venado"sería una buena metáfora para recordarnos que a partir del 2 podemos salir a hacer deporte, pero también para que fijemos en la conciencia que si todos sacamos el runner que llevamos dentro y no respetamos la distancia social de seguridad, igual nos pilla el lobo del aumento del contagio de nuevo.

"Agua de mayo crece el pelo un palmo" podría explicar que vuelve la actividad a peluquerías y a otros establecimientos que puedan funcionar con cita previa… Pero, sobre todo, que no es tan importante cómo tengamos los cortes de escalados o desescalados como la necesidad de pequeños empresarios, autónomos y curritos de recuperar sus trabajos.

Y este, “En mayo, no dejes el sayo, por si en vez de derecho viene de soslayo”, es el que resume lo más duro de esta nueva fase: tenemos que estar preparados para todo. De las decisiones de quienes gestionan y administran, de nuestra propia responsabilidad como ciudadanos y de lo que quiera hacer el puto bicho que juega al despiste, dependerá nuestra vuelta a un punto cercano al de antes de la pesadilla. Aunque en el ascenso y en el descenso ya hemos perdido y perderemos a demasiados queridos compañeros de viaje.

Podría estar el día entero soltando refranes pero tengo que leerme el BOE para ver si logro enterarme con todo detalle de lo que viene… Comienza la "desescalada", ese nuevo término que no habíamos escuchado nunca y que en las últimas semanas no hemos dejado de oír. Una de las floraciones lingüísticas de esta pandemia. La RAE no recomendaba su uso en un principio, que consideraba calcado del to escalate inglés, pero después lo dio como válido. Y Fundeu dice que no es censurable, aunque recuerda que hay alternativas más precisas, como "disminución" o "relajación". Cuidado con este último: la relajación en tiempos virulentos tiene doble lectura y mucho peligro.

Un aforo gradual del 30% al 50% en los lugares de culto religioso

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Yo voy a proponer una manera más de nombrar esta fase de vuelta a la incierta normalidad: "el baño de la tarde", en recuerdo al ritual que seguíamos en la piscina o en la playa los niños del siglo XX. Las dos horas de digestión serían las semanas de confinamiento que hemos vivido y la desescalada lo de mojarnos, poco a poco, los pies, las muñecas, la nuca, la tripa… para evitar un contacto brusco con el agua fría que pudiera producirnos un corte de digestión. En este caso sería un brote de difícil digestión, que nos devolvería al peor de los escenarios.

Para terminar en alto, un último refrán, que todo ánimo es poco en días tan difíciles: "Norabuena venga mayo, el mejor mes de todo el año…"

J’aime Paris au mois de Mai, de Charles Aznavour y Zaz.

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