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Plaza Pública

A un militante socialista

Odón Elorza

Te confieso que me resultó tan difícil como a ti, con un partido roto, sostener una posición de coherencia para el PSOE en una situación de tanta debilidad ante el PP. Me costó cumplir el compromiso con la palabra dada a la ciudadanía y ejercer la libertad de opinión sin que llovieran  las amenazas de sanción.

Hoy reclamamos con pasión, frente a dilaciones y dudas injustificadas, unas primarias libres que deberán estar vinculadas a un gran debate programático, ideológico y estratégico entre los candidatos. Que no serían lo mismo si triunfara una previsible operación dirigida a predeterminar su resultado mediante pactos entre élites dirigentes, para luego tratar de inducir el sentido de voto a sectores de las bases del PSOE.

Esto no dejaría de ser una forma de tutelar a la militancia y un ataque al espíritu democrático de las primarias. Y resultaría igual de rechazable cualquier maniobra que busque eliminar la concurrencia y matar el pluralismo del PSOE en aras a forzar una falsa unidad que esconda la pretensión de homogeneidad

No tenemos derecho a desanimarnos cuando, día a día, observamos cómo hay capitanes que cambian de bando o se ponen de perfil muchos cargos públicos. O cómo mueven sus piezas los generales –apoyados en la maquinaria del máximo aparato orgánico y en el favor mediático– para amarrar las primarias, contaminando así una vía de democracia participativa en el PSOE. ¡Es la política!, dirán algunos.

Me gustaría que nadie dudara de que el poder sobre la organización que delega la militancia en sus dirigentes, dentro de un partido socialista que se pretende de la izquierda, ha de ejercerse consultándole las decisiones trascendentales, sin desviaciones contrarias a la ética política y sustentado en un liderazgo compartido, respetuoso de la pluralidad e incluyente.

Frente a estas maniobras, a muchos socialistas solo nos cabe sumarnos a la rebelión democrática de las bases, conscientes del momento histórico. Una rebelión sostenible que surge desde las convicciones socialistas frente a las renuncias y en defensa de una democracia interna más inatacable. Eso representan las despreciadas plataformas, que vienen a demostrar que el PSOE no está muerto y que la militancia quiere decidir y no está dispuesta a quedarse en casa tras lo sucedido en un octubre negro y en una deriva de errores que viene de lejos.

Pero no basta. Hará falta un movimiento decisivo de militantes para intentar recuperar, frente a la derecha, el papel de alternativa real para una nueva socialdemocracia. También para recuperar nuestra identidad difuminada y una credibilidad del PSOE que se debilitó cuando nos negaron durante 2016 el intento de formar un gobierno alternativo a Rajoy y nos llevaron, in extremis, a una vergonzante abstención.

Dices que estamos ante la última batalla y debemos organizarnos; así lo siento yo también.

Un abrazo compañera.

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Odón Elorza es diputado del PSOE por Gipuzkoa.

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