Muy fan de...

Ibai Llanos

Raquel Martos nueva.

Tiene 26 años, hace lo que le gusta y gana un pastón. ¿Qué joven o adolescente no se cambiaría por alguien que cumple estos tres requisitos?

Se llama Ibai Llanos y es uno de los grandes comunicadores de este país. Comenzó narrando deportes electrónicos de manera aficionada y, a estas alturas de la película, es bastante improbable que alguien, mínimamente conectado a lo que sucede en el mundo, no sepa quién es.

Si tienes cierta edad puede que al leer “grandes comunicadores” pienses que igual me he pasado cinco pueblos incluyendo a un joven streamer en el Olimpo que habitan los grandes maestros y maestras del oficio en medios tradicionales. Y, sin embargo, me reafirmo: Llanos es uno de los grandes comunicadores de este país, su capacidad para transmitir y conectar con una audiencia millonaria es indudable.

Ya hemos dicho que Ibai está forrado, no es un secreto, sale en la lista Forbes entre los 100 mejores influencers españoles y habla de ello con naturalidad, si sale el tema. Ah, Ibai también habla de pagar impuestos:

"Yo vivo de puta madre; a mí me da igual que me quiten la mitad, porque sigo viviendo de sobra"

Esto lo contó allá por enero, coincidiendo con el temazo de la desbandada de youtubers a Andorra, en busca de una fiscalidad más amable. Y su mensaje de compromiso social tuvo más fuerza que veinte tostones institucionales contándonos que Hacienda somos todosmientras vemos que hay más cajas de Pandora que botellines.

En estos días, Ibai Llanos lo ha vuelto a hacer. A raíz de la filtración de las cantidades de dinero que ganan él y otros creadores de contenidos, ha publicado un vídeo en el que viene a contarles a sus seguidores –niños, adolescentes y jóvenes aspirantes a conseguir lo mismo– que no es tan fácil.

Les dice Ibai Llanos, alto y claro, que lo suyo no es lo habitual, que no es una regla de tres: soy streamer y gano una millonada. Que no, que es mucho más probable que nunca lleguen a obtener beneficios económicos, ni fama, ni reconocimiento, ni brillo social. Que lo suyo es algo extraordinario, casi una carambola de la vida.

Les transmite que es clave que estudien, que se formen y que se preparen. Que se preparen, sobre todo, para lo difícil que es el camino, añado yo…

Pero no los desanima, les aconseja que hagan lo que les gusta, les invita a disfrutarlo si lo aman, a practicarlo, a dedicar una parte de su tiempo a una afición que les hace felices, pero sin pretender forrarse, sin siquiera aspirar a vivir de ello.

Lo dice él mucho mejor que yo, Ibai lo dice así:

El mensaje de Ibai Llanos tendría que rular por los institutos, por los chats familiares, de padres a hijos, de tíos a sobrinos, de profesores a alumnos.

Es el consejo eterno, ese legado que nunca caduca, el que regala quien ha iniciado el camino al que va a empezar a caminarlo. Ibai lo transmite con realismo y ternura, con empatía y sinceridad, con verdad, sin intentar destruir ilusiones, pero sin pintar falsas expectativas que puedan desembocar en frustración.

César sí regala educación

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Este streamer de éxito podría dedicarse a promover ideas tóxicas, o gilipolleces –se dicen tantas, incluso en el Congreso de los Diputados–, pero utiliza su influencia para transmitir mensajes necesarios a los que vienen.

Y su fuerza es hacerlo en el código que entienden quienes le siguen y comunicar verdad.

Da mucho gusto, menos brasas vacuas y alambicadas y más mensajes profundos y… llanos.

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