Ese partido del que usted me habla

Sois muy jóvenes y no os acordaréis, pero hace tiempo había un partido político que mientras gobernaba pactaba asuntos de Estado con el partido de la oposición sobre violencia de género o pensiones, que gobernaba gracias a pactos con partidos vascos y catalanes, que decía que sabría ser generoso con un grupo terrorista si dejaba las armas y cuyo líder creía que “la cuestión es si cuando morían 700 personas al día se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros”.

Ese partido del que usted me habla ahora es indistinguible de ese otro partido ultraderechista vociferante, odiador y xenófobo. 

Ese partido del que usted me habla ahora compara en redes sociales la situación del genocidio de Gaza con Valencia o usa bulos racistas —“si pides la ayuda en árabe llega antes”— para eludir las responsabilidades de uno de sus líderes, que aún no sabemos qué hacía ni con quién durante el tiempo que tendría que haber estado al frente del gabinete de crisis de su gobierno para evitar cientos de muertes de valencianos.

Ese partido del que usted me habla tiene una lideresa autonómica que afirma que vivimos en una dictadura y que su novio, “presunto pelucas” —magnífica descripción de Emilio Delgado, portavoz de Más Madrid—, sufre una persecución autoritaria por haberse hecho millonario con comisiones con la empresa favorita de su compañera de piso, Quirón, y no haberlos declarado a Hacienda.

Hace tiempo había un partido político que mientras gobernaba pactaba asuntos de Estado con el partido de la oposición sobre violencia de género o pensiones y que gobernaba gracias a pactos con partidos vascos y catalanes

Un partido que está utilizando todos los medios a su alcance, por tierra, MAR y aire para usar a sus jueces afines, no en vano presumían de controlar la sala segunda del Supremo “por detrás”, para marcar su agenda y poner en entredicho al Poder Judicial si eso le ayuda a desviar la atención de sus innumerables casos de corrupción, ¿Montesquién?

Un partido que tiene un líder político —por ahora— que revienta en cada entrevista o intervención los detectores de mentiras y que vive instalado en la manipulación y el “todo vale” como estrategia política viendo que en otros países les ha funcionado a líderes populistas sin escrúpulos como método para llegar al poder.

El mismo partido que, como declaración de tono y de intenciones, ha elegido a Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, XV marquesa de Casa Fuerte, una conspiranoica sobre los atentados del 11 M —y una de las más altas representantes de la Caye Borroka— como portavoz de su grupo parlamentario.

Un partido negacionista de los derechos sociales más elementales para favorecer los negocios de empresas privadas afines en los gobiernos autonómicos en los que gobierna, sin ningún pudor.

Un partido que, como diría Groucho, que partiendo de la nada ha alcanzado las más altas cotas de la miseria.

Como diría el ideólogo en la sombra del partido: ¿Cargarnos el Estado de Derecho si con eso conseguimos gobernar?

 P´alante.

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