El hombre moderno
Rajoy
"Las previsiones no son algo en lo que se acierte siempre y hay que cambiarlas como cualquier país del mundo civilizado". Mariano Rajoy
Interesante plantear el grado de desarrollo cívico de un país en función de su incapacidad de averiguar qué es lo que va a ocurrir. Eso nos daría ventaja, ya que básicamente necesitaríamos (y esto es una suposición, y sólo una suposición) poner al frente de todos al más ineficiente de los españoles para demostrar, que si bien en el imperio español ya sí se pone el sol, nuestro nivel de civilización es incuestionable.
Ser Mariano Rajoy no es fácil, ni mucho menos. Mucha gente opina que:
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Fallar, errar, equivocarse en todas y cada una de sus propuestas para con la realidad (algo que en realidad se conoce como programa electoral) que te llevaron a la presidencia del gobierno no es sencillo. El paradigma de Mariano sería el siguiente:
Hay que fallar las previsiones, como Dios manda [*1].
[*1] Utilizo el término Dios no en vano, ya que algunas de las previsiones de El/el señor demostrarían también la civilización/falibilidad de El/el ser supremo [*2]
[*2] Por ejemplo: La previsión del fin de mundo. Error. Además siempre me ha inquietado la idea de que se anuncie mediante el sonido de trompetas (¿Dónde está Jericó?). En mi opinión el sonido del acordeón sería mucho más indicado para señalar el fin de los tiempos. Es más, incluso en ocasiones al escuchar un acordeón desearías que ocurriera.
La economía es la única disciplina que permite que distintos expertos lleguen a conclusiones totalmente diferentes utilizando los mismo datos. La impresión que transmiten es que la única manera de poder demostrar tus conocimientos económicos es fallando tus previsiones. Sería mucho más útil que en las reuniones de Bruselas, en lugar de intercambiar planteamientos económicos quedaran para venderse Tupperware.*3
[*3] Intenten explicar a un niño en qué consiste una reunión de Tupperware. - “Pues se trata de un grupo de personas adultas que quedan en casa de alguien para venderse tarros de plástico”. Es imposible que les crean.
De un tiempo a esta parte, no se toman decisiones en función de lo que pasa, sino en función de la suposición de lo que pasa. Y eso es como si el ciudadano medio estuviera ahogándose y nuestra clase política estuviera preocupada por si, en el hipotético caso de que lograra sobrevivir, hubiéramos cogido frío.
Para Rajoy la política de estado es como aquel chiste:
- Vendedor: Señora, esta aspiradora le ahorra la mitad del trabajo.
- Señora: Fantástico, pues póngame dos!!