Mazón, una indecencia insoportable

Carlos Mazón se ha empeñado en estar donde no debía con la misma falta de escrúpulos que el día que no estuvo donde debía. Las víctimas no le querían en el funeral y ahí estuvo. Último agravio de una larga lista. Los insultos han sido la expresión más viva de un año de dolor en la conmemoración de ese dolor. Nunca habíamos visto algo así en un funeral de Estado. Protestas antes, después, dentro y fuera. “Asesino”, “Viniendo aquí te ríes de nosotros”, “Da la cara, sinverguenza”. “Mazón, responsable”. Un colofón de lo que lleva sucediendo desde el pasado octubre. Mazón no pudo inaugurar las Fallas, ni dar entrevistas o salir a la calle. Al fin, cara a cara con ellas, no se ha atrevido a mirarlas pero ha tenido que escucharlas en medio del silencio del recinto.

Toda la dignidad de las tres representantes de las víctimas está contenida en sus discursos. En sus vidas destrozadas por un aviso que no llegó a tiempo. En la valentía de Virginia Ortiz, prima de un fallecido: “El provocante de la catástrofe es quien omite su deber a sabiendas de que deriva en muertes”. Es imposible pasar la página de la dana con un presidente negligente que hace demostración constante de atrincheramiento y falta a la verdad. En la mañana de este 29 de octubre, a pocas horas del funeral de Estado, en uno de los días más tristes para los valencianos, le pareció buena idea rodearse de 160 altos cargos subordinados a su presidencia para aplaudirle durante dos minutos. Comparecencia, sin preguntas, sin aclarar su desaparición. No puede hacerlo. La zona cero de la política valenciana es El Ventorro, donde sigue Mazón. En el apagón del dónde estuvo, por qué desapareció, qué señales ignoró, por qué no ordenó gestionar la información de emergencias y por qué no reaccionó ante ningún estímulo. Ese “acto primigenio que deriva en sus muertes”, en palabras de la víctima Virginia Ortiz. Por qué ha mentido y miente desde entonces. Esas respuestas hubieran sido el homenaje para, después, irse. El presidente valenciano no podía homenajear a las víctimas porque en su manera de aferrarse al cargo está el mayor agravio. Lo mínimo era haberse ido al primer insulto. Ni aun así. 

Es imposible pasar la página de la dana con un presidente negligente que hace demostración constante de atrincheramiento y falta a la verdad

El mejor alivio de las víctimas está siendo la instrucción de la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz. Por algo el sumario arranca igual que lo hizo la conmemoración. Con los nombres, apellidos e historias de cada víctima. Cuando parece que se conocen algunas de las respuestas, aparece un detalle más infame al anterior. El último, irse al parking a acompañar a la periodista Maribel Vilaplana. Después de ese paseo –ya había decenas de muertos–, faltan otros 40 minutos más de fundido a negro. Y saber dónde se cambió de ropa. Por qué no cogía el teléfono. Cuándo le llamó Feijóo. Más allá de en qué se concrete la vía penal, tendrá que enfrentarse a la justicia y a las comisiones de investigación. Responder por ese abismo entre el “Se están ahogando” del 29 de octubre enviado por un hijo de la familia Mora al 112 a las 17:10, cuando Mazón ya debía estar en su puesto de trabajo; y el “presidente, hay muchos muertos”, a su llegada al CECOPI. 

¿Por qué Mazón sigue aguantando en el cargo? Por la incapacidad de asumir su indigencia política y moral. Y porque Alberto Núñez Feijóo se lo permite. A partir de hoy, va a tener muy difícil la dirección nacional mantenerle. Al PP le pareció buena idea colocar la comparecencia de la comisión Koldo a pocas horas del funeral de Estado. No han sabido medir el peso de las víctimas y el impacto emocional de todo un país que recuerda cada hora de aquellos días. Cada hora que pase desde hoy es una losa que empieza a pertenecer sólo a Feijóo. De Mazón ya no se puede esperar nada.  

Carlos Mazón se ha empeñado en estar donde no debía con la misma falta de escrúpulos que el día que no estuvo donde debía. Las víctimas no le querían en el funeral y ahí estuvo. Último agravio de una larga lista. Los insultos han sido la expresión más viva de un año de dolor en la conmemoración de ese dolor. Nunca habíamos visto algo así en un funeral de Estado. Protestas antes, después, dentro y fuera. “Asesino”, “Viniendo aquí te ríes de nosotros”, “Da la cara, sinverguenza”. “Mazón, responsable”. Un colofón de lo que lleva sucediendo desde el pasado octubre. Mazón no pudo inaugurar las Fallas, ni dar entrevistas o salir a la calle. Al fin, cara a cara con ellas, no se ha atrevido a mirarlas pero ha tenido que escucharlas en medio del silencio del recinto.

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