El timo del ‘Hemosganao’

Feijóo solicita a Felipe VI la petición expresa de poder protagonizar una sesión de investidura fallida. El PSOE ya ha manifestado que no se opondría, principalmente para evitar colocar al rey en conflicto inédito y poco edificante, aunque no termina de entender la insistencia del PP en recibir ese encargo por parte del monarca. El líder popular no parece tener posibilidad alguna de conseguir el apoyo mayoritario del Parlamento.

La estrategia de Feijóo busca conseguir, de forma evidente, tres objetivos, aunque no está tan claro que los pueda alcanzar: remarcar su empeño en aparecer como partido ganador de las elecciones, acotar a dos meses el período de negociación del PSOE con el independentismo catalán y, finalmente, contribuir a forzar una anhelada repetición electoral que sepulte su pesadilla vivida el 23-J.

Feijóo fracasó el 23-J

La actual dirección del PP va a llevar hasta su tumba la patética tabarra de que han ganado unas elecciones que perdieron el día 23 de julio. Así figurará en los libros de historia. La Champions League no la gana el equipo que más goles marca en la temporada. Se lleva el título de campeón el equipo que gana la final. En el modelo electoral español consigue gobernar el candidato que reúne el apoyo mayoritario del Congreso de los Diputados. Ya sabemos que Núñez Feijóo no lo va a conseguir. El PP no va a ganar este proceso electoral. No va a gobernar esta legislatura, a no ser que promueva un tamayazo a gran escala.

El PP se presentó el 23 de julio con el único objetivo de conseguir una mayoría que acabara con el sanchismo. Proclamaron anticipadamente una victoria que nunca llegó y decidieron entonces defender la ridícula pantomima de que habían ganado las elecciones. ¿Alguien puede imaginarse a Fernández Vara decir a día de hoy que fue el ganador de las elecciones autonómicas en Extremadura? Sería surrealista. Salvador Illa encabezó la lista del PSC en las últimas elecciones en Cataluña, que fue la más votada. Hoy es el líder de la oposición. Gobierna Pere Aragonés, de ERC, gracias al apoyo de Junts y de la CUP.

La magia como argumento político

No cabe ninguna duda de que Feijóo y su equipo intentan evitar que la realidad de su derrota electoral se visualice y van a defender, pase lo que pase, que luce el sol, aunque sean las tres de la madrugada en mitad de una oscura noche. Su corte de periodistas les apoya en sus medios, al igual que los dirigentes del PP, aunque todos ellos fuera de cámara reconozcan abiertamente la verdad.

Parece evidente que Feijóo pretende con esta absurda fórmula preservar una imagen de líder indiscutido e indiscutible que, desde el mismo día 24 de julio, perdió. El mundo del ilusionismo vive de una regla de oro. Todos sabemos, cuando vamos a un espectáculo de magia, que nos van a intentar engañar, que todo es mentira. Lo placentero es jugar a vivir una ilusión y que se haga de una manera brillante y no chapucera. Sabemos que nos mienten. Los espectadores colaboramos en dejarnos engañar. Si el espectáculo funciona, todos quedamos contentos, pero todos sabemos que aquello que vemos son simplemente trucos bien ejecutados.

El timo del Hemosganao

Lo absurdo del truco del Hemosganao es que es muy malo y se ve la trampa y el cartón por todas partes. Sin embargo, Feijóo sigue empeñado en mantener sus actuaciones ante unos espectadores que, más que hacia el escenario, se miran unos a otros con cierta vergüenza ajena. La próxima actuación de la gira, el PP quiere que tenga lugar en la investidura fake que insisten en montar. Todos sabemos que no tienen los votos suficientes para sacarla adelante, porque no los han obtenido en las urnas. Sin embargo, siguen reivindicando que les corresponde gobernar. El timo sigue en marcha.

Lo malo de esta última representación de su espectáculo de ilusionismo es que tiene un final público y retransmitido en directo por la televisión. La actuación acabará con una votación formal que oficializará que todo ha sido un puro truco de magia y no precisamente de calidad. Feijóo no ganó este proceso electoral y ahí se visualizará. No es fácil determinar cuál será la impresión general que quedará entre la ciudadanía. Puede que dé moral a su tropa o puede que termine por mostrar una estrategia fallida desde la misma noche electoral.

Hay que saber si a Feijóo le espera una segunda campaña electoral o cuatro años de oposición. Lo que no le va a llegar es su designación inmediata como presidente de Gobierno como resultado del timo del 'Hemosganao'

Meter presión a la negociación

El segundo objetivo que persigue el PP con su decisión de solicitar al rey que le deje ir a una investidura fake es el de meter la máxima presión posible a la complicada negociación que le espera a Pedro Sánchez. Harán todo lo que puedan para evitar que consiga un apoyo mayoritario parlamentario para continuar como presidente una segunda legislatura. Una vez que Feijóo fracase en su investidura, se oficializaría un plazo máximo de dos meses para que Pedro Sánchez pueda cerrar su acuerdo de gobierno.

El PP cree que con la fórmula de forzar su investidura fake puede complicar un proceso ya de por sí endiablado que, además, bajo la presión del tiempo, pueda acabar en fracaso. Para Feijóo sería el escenario ideal. Que se visualice que Sánchez no consigue reunir una mayoría suficiente que le respalde y, por tanto, llegue a la repetición electoral castigado tras varias semanas de idas y venidas, encuentros y desencuentros, bajo la máxima tensión política y mediática. Que al final, el fracasado sea Sánchez y no él.

Un acuerdo forzado

Sin embargo, como sucede con toda estrategia política, no está tan claro lo que puede ocurrir. No cabe duda de que la negociación del PSOE con los partidos nacionalistas va a ser complicada. Tampoco parece aventurado decir que se necesitará tiempo para poder cerrar hasta el mínimo detalle que, a priori, parece que el independentismo exige para respaldar el acuerdo. Cabría pensar que esto puede favorecer a quienes desean que la negociación fracase. Por el contrario, también puede producir justamente el efecto contrario.

El hecho de que la negociación tenga una fecha límite marcada por el intento de la derecha españolista de enturbiar al máximo las conversaciones puede acabar por contribuir a que el acuerdo se ratifique con urgencia, obviando tropezar en detalles irrelevantes y dilatorios. ¿Hubiera sido posible la constitución de Sumar en apenas unos días si no hubiera habido una fecha límite marcada legalmente? Los expertos negociadores saben que la presión del tiempo suele aportar un factor determinante a favor del acuerdo.

Repetir las elecciones

Al final de todo este proceso, la derecha española lo único que desea es la repetición electoral. No deja de ser curioso que quienes reivindican a todo volumen su indiscutible victoria en las urnas tengan como único objetivo político inmediato la repetición de esas elecciones. Un poco raro, ¿no? Feijóo y los suyos aspiran a que si hay que volver a otra convocatoria electoral próximamente sus opciones vuelvan a abrirse. Cuenta a favor con un deseado desplazamiento del voto de Vox al PP. Además, con la posibilidad de que un supuesto fracaso de la izquierda a la hora de formar gobierno contribuya a desmovilizar a sus votantes y que, esta vez, muchos más se queden en casa.

Así pues, se abren nuevas incógnitas que servirán de arranque del curso político. Por un lado, comprobar si el monarca prefiere aplazar su decisión y dar más tiempo a las formaciones para que hablen entre ellas, en línea con lo que propone el PNV. Por otro lado, también podría atender la petición de Feijóo, al no contar con una oposición frontal e incómoda del PSOE, para que vaya a una investidura fallida que marque plazos para la negociación de los socialistas con los partidos independentistas.

Según lo que ocurra, en unas semanas podremos hacer balance de la estrategia seguida por el PP que, en buena medida, va a marcar la evolución del partido a medio plazo. Pero, antes de nada, hay que saber si a Feijóo le espera una segunda campaña electoral o cuatro años de oposición. Lo que no le va a llegar es su designación inmediata como presidente de Gobierno como resultado del timo del Hemosganao.

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