Buzón de Voz

Sólo una cosa más ante el 1-O

Seré sincero. Considero dicho y escrito todo lo que puede ser relevante acerca del 1-O. Incluso creo que sobra mucho de lo dicho y de lo escrito, a menudo más fruto del sectarismo que de la racionalidad, más desde la rabia que desde el sentido común, más desde la rauxa que desde el seny, más por intereses partidistas inmediatos que por ambiciones legítimas en el largo plazo. Ante una escalada de tensión política y social alarmante, cuyos responsables tienen nombre y apellidos, es momento de señalar algunas clamorosas mentiras y de lanzar un llamamiento cívico para dejar algún puente transitable a partir del 2 de octubre. Es hora de desear y reclamar que este domingo se evite cualquier acto violento en las calles de Cataluña.

 

  • Es falso que el 1 de octubre se celebre un referéndum democrático sobre la independencia de Cataluña. Su convocatoria nace de decisiones del Parlament que no caben en la legislación vigente, que no respetaron los derechos de la oposición y que han sido suspendidas por el Tribunal Constitucional. No hay censo oficial, no hay Junta Electoral, ni siquiera el equivalente aprobado en esas leyes tramitadas de forma irregular, como señalaron los propios letrados del Parlament y el Consell de Garanties. No hay garantías de ningún tipo para que la votación que pueda producirse este domingo sea considerada vinculante.

 

  • Es falso que este referéndum demuestre que el Estado español no es democrático por no permitir su celebración. En ninguna Constitución de ningún Estado democrático del mundo tiene cabida un referéndum de autodeterminación como el convocado en Cataluña. La posibilidad de que un territorio, un pueblo, una comunidad autónoma se convierta en un nuevo Estado está regulada en el Derecho Internacional. Cataluña no cumple hoy las condiciones que se precisan. (Puede comprobarse pinchando aquí). Otra cosa sería si se tratara de un referéndum acordado y con garantías, como lo fueron el de Quebec o el de Escocia. (Aquí los argumentos para una fórmula pactada recogidos por Ignacio Sánchez-Cuenca en debate con lectores de infoLibre). 

 

  • Es falso que asistamos a un conflicto entre Cataluña y España. Ni Cataluña está exclusivamente representada por las formaciones independentistas ni España se reduce al nacionalismo español atizado por el PP desde 2006. La primera fractura social se produce entre los propios catalanes, y es responsabilidad de un independentismo que ha impuesto su hoja de ruta partiendo de una mayoría minoritaria (un 47,8% de apoyo en la última cita electoral). La segunda, la que pretende enfrentar a Cataluña y España, es fundamentalmente responsabilidad de una derecha nacionalista española que lleva diez años priorizando sus intereses electorales fuera de Cataluña a los del Estado cuya unidad sacraliza.

 

  • Es falso que la única respuesta posible del Estado sea la aplicación de las leyes y la actuación de las fuerzas de seguridad. El propio Tribunal Constitucional, que con la última reforma forzada por el PP se ha pretendido reconvertir en un órgano de justicia penal, ha advertido reiteradamente que se trata de un “conflicto de carácter político” cuyas soluciones deben darse desde “instancias políticas”. (Puede comprobarse pinchando aquí).

 

  • Es falso que el crecimiento galopante del independentismo desde 2010 sea fruto de una especie de “abducción” masiva llevada a cabo por las elites de la ex Convergència con el fin de ocultar la pestilente corrupción acumulada durante décadas y protagonizada de modo simbólicamente muy especial por la familia Pujol. Por supuesto que la explosión soberanista ha servido para tapar esos trapos sucios y también los recortes sociales practicados desde la Generalitat, pero en esa multiplicación del independentismo pesan y mucho la frustración generada por el “cepillado” de la reforma del Estatut después de ser votada y una ruptura generacional con todo aquello que representa un sistema institucional considerado responsable o cómplice de “humillar” a millones de catalanes. Puigdemont es independentista desde jovencito, pero Artur Mas se subió a surfear sobre una ola que le venía bien o que ni siquiera podía ya esquivar por simple supervivencia política.

 

  • Es falso que exista un bloque independentista homogéneo que comparte un mismo proyecto para Cataluña y su “desconexión” con España. Uno de los mayores errores políticos desde el Estado ha sido precisamente asumir la existencia de ese bloque, una coalición política que incluye a las CUP y a los exconvergentes, es decir, algo así como un pacto (inconcebible) de gobierno entre Anticapitalistas y el PP o Ciudadanos a nivel estatal. Del mismo modo que el PSOE, Unidos Podemos y el PP o Ciudadanos tienen visiones distintas y distantes sobre el modelo de Estado, también en el PDeCat hay diferencias notables respecto a ERC o las CUP sobre el futuro que desean para Cataluña. Por cierto, de todos los partidos políticos, a día de hoy, el que puede ostentar más influencia sobre una solución a la cuestión catalana y al modelo de Estado es el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Más vale que nadie empuje ni facilite su deriva hacia un soberanismo rupturista. 

 

  • Es falso que no haya soluciones a este conflicto, como parece trasladarse desde los dos frentes polarizados. Las hay (puede comprobarse pinchando aquí), y no tienen por qué pasar por atropellar la legalidad ni tampoco por un inmovilismo cerril e irresponsable. Si algo comparten ciudadan@s de cualquier comunidad o nación del Estado español (y me atrevería a decir de cualquier otro Estado) es el deseo de que la política sirva para solucionar problemas y no para enquistarlos.
Santamaría sostiene que "no ha habido referéndum" y culpa a Puigdemont de los incidentes

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  • Es falso que denunciar los pasos antidemocráticos del independentismo y también la sobreactuación legalista y policial del Estado sea situarse en la “equidistancia”. Tal actitud no puede existir ante un conflicto en el que unos manipulan el concepto de democracia limitándolo a que haya urnas y papeletas mientras otros llevan años echando gasolina al fuego de un sentimiento legítimo. Que quede claro: en mi modesta opinión este referéndum es inaceptable en términos democráticos; que Rajoy se haya empeñado en dejar pudrir el conflicto hasta aquí es inaceptable en términos políticos e institucionales. La equidistancia suele buscar la aquiescencia de los dos polos en un conflicto. En este caso denunciar las mentiras de ambos garantiza recibir pedradas desde las dos orillas.

Quizás Mariano Rajoy sueñe con quedar en la historia política reciente como el hombre que salvó la unidad de España. Quizás Carles Puigdemont y Oriol Junqueras sueñen con pasar a la historia como los grandes héroes de la independencia de Cataluña, y para ello estén incluso dispuestos a vivir un tiempo entre rejas. A uno le gustaría que los citados fueran conocidos por sus obras, y su obra principal consiste en habernos conducido a un domingo negro en el que el mundo entero verá grandes colas de ciudadanos que quieren votar y miles de policías que lo impiden. Que a partir del día 2 se abra alguna esperanza para abordar el conflicto desde el diálogo pasa probablemente por unos interlocutores distintos, capaces de darse el tiempo suficiente para que amaine la tempestad y sobre todo dispuestos a iniciar ese diálogo sin maximalismos condenados al fracaso.

Lo que ocurra, en cualquier caso, a partir del día 2 dependerá sobre todo de que este “domingo negro” no pueda ser recordado como un domingo violento. Porque entonces la tempestad no amainará.

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