El bombardeo de Gernika, hoy. Del discurso de Zelenski al 85 aniversario (3/5)

Nunca pensé que mis búsquedas en los archivos españoles fueran a discrepar de lo que se había hallado en los alemanes. Así fue. Ahora bien, tampoco había pensado que fuese a encontrar joyas. Un tema tan importante para la “memoria histórica” de la dictadura era difícil que no hubiese sufrido depredaciones a lo largo de cuarenta años o más. (Advierto al lector que en otros archivos ocurre lo mismo con temas diferentes). No hay que dar las gracias a varios ministros conocidos con nombre y apellidos que ordenaron la quema de millones de expedientes. Fue algo del dominio público). SIEMPRE TODO POR LA PATRIA. 

Sí encontré en cambio información complementaria valiosísima. La más importante ya servía para enviar las tesis de Ricardo de la Cierva, Vicente Talón et al a la papelera. En contra de lo supuesto por unos y por otros, la coordinación operativa y táctica de la aviación nazi-fascista con la franquista y el Ejército de Tierra no nació en la campaña del Norte. Nació tan pronto llegó la Legión Cóndor a España. Quien hiciera desaparecer el expediente de Gernika se le olvidó obliterar algunas de las huellas previas que dejó tal colaboración. 

A mí no me sorprendió. Parodiando a Southworth, siempre había creído que el Ejército de Franco no era como el de una tribu de hotentotes (con perdón a unos y a otros). Era una fuerza relativamente moderna, aunque poco habituada a colaborar con ejércitos extranjeros. Lo normal y lo lógico sería que se establecieran desde el primer momento lo que cabría denominar “protocolos de actuación” a los que deberían atenerse los mandos en presencia. 

Así fue. Lo que llama la atención es que en sus falaces memorias el general Alfredo Kindelán, entonces Jefe del Aire, uno de los conspiradores monárquicos en la primavera de 1936, no hablase para nada de tales protocolos y que omitiera en todo lo posible las referencias a alemanes e italianos, excepto para afirmar que se llevó siempre bien con ellos. ¡Faltaría más! 

Los protocolos que descubrí no llegaban a la campaña del Norte. Un misterio. Sin duda alguna mano bendecida por el Mando había retirado de la circulación los siguientes. Por fortuna, la combinación de los trabajos alemanes sobre la misma y los planes estratégicos y operativos de Franco y sus subordinados (empezando por Mola) sí se conservan. Los historiadores militares franquistas (coronel José Manuel Martínez Bande al frente) siempre trataron de disminuir o incluso silenciar el fundamental input a los mismos de los mandos de la Cóndor. Mi idea de la estrecha cooperación a todos los niveles entre la aviación extranjera, la franquista y las fuerzas de tierra se revalidó en todos los momentos. En esta ocasión también con documentación española, algo que se le escapó al ojo avizor del general Salas Larrazábal. A pesar de que, lógicamente, en las discusiones sobre la futura campaña estuvieron presentes siempre los mandos alemanes y, singularmente, el jefe del EM de la Cóndor, coronel Wolfram von Richthofen

La puesta en práctica correspondió naturalmente a Mola y Kindelán, por un lado, bajo la vigilancia estrecha de von Richthofen y el coronel Juan Vigón. El general Sperrle, comandante de la Cóndor, y Franco no pudieron por menos de seguirlos desde sus alturas respectivas. 

La idea final estribó en que la cooperación entre fuerzas de Aire y de Tierra debía mantenerse estrechamente y que las primeras entrarían en acción al ritmo marcado por las necesidades de las segundas, en los lugares designado por estas. ¿Para qué? Para ablandar las posiciones del adversario y reducir su resistencia y con incursiones en la retaguardia. Aquí los deseos de Mola de arrasar Vizcaya encontraron campo abierto, aunque no sin dificultades. 

A los alemanes, por muy nazis que fueran, les pareció un tanto exagerado que Mola quisiera rerruralizar Vizcaya. A veces hubo altercados que tuvieron que ser dirimidos por el Cuartel General y de los que von Richthofen dejó cuenta en su diario, publicado por Maier. 

En otra ocasión se produjo un choque (que servidor ya había detectado en los años setenta en los papeles del Servicio Histórico Militar) entre Sperrle y el propio Franco. El alemán cantó al inmarcesible Caudillo las cuatro verdades del barquero. La Cóndor se había puesto a su disposición con la condición de que actuaría en formación cerrada (de acuerdo con su papel de perforadora de la resistencia republicana), a no ser que Sperrle aceptara su empleo en formaciones disgregadas.  

Franco quiso emplear varias unidades en el frente central. Sperrle se opuso rotundamente. Casi todas las formaciones de la Condor estaban asignadas al Norte. La controversia debió de alcanzar un tono grave porque Sperrle informó inmediatamente a Berlín. Desde aquí, el ministro de la Guerra, mariscal Werner von Blomberg, respaldó a su subordinado. A servidor le hizo pensar inocentemente, ya en los años setenta, que en estas condiciones la idea de sugerir que Sperrle no se atendría a sus instrucciones y a los arreglos convenidos y que estaría dispuesto a incurrir en el supuesto desfavor de Franco bombardeando Gernika por su cuenta era, con perdón, una payasada. 

Hay autores, sin embargo, que no atribuyen al episodio tanta importancia e innecesario es decir que Salas Larrazábal lo omitió totalmente. No fue, por supuesto, la única laguna del tan puntilloso general. En mi anexo al libro de Southworth tuve un gran placer en señalar todas y cada una de las veces en que tales signos de falta de respetabilidad historiográfica se produjeron. Incluso en casos en que la reproducción de los documentos españoles que también hizo se le oponía. Tal vez supuso que los universitarios, a quienes despreciaba, no las advertirían. 

Nada hace pensar que la víspera del 26 de abril la coordinación entre las fuerzas de Tierra franquistas y las de Aviación (bajo mando operativo alemán) hubiera sufrido interrupción

El hecho es que nada hace pensar que la víspera del 26 de abril la coordinación entre las fuerzas de Tierra franquistas y las de Aviación (bajo mando operativo alemán) hubiera sufrido interrupción. Las reuniones diarias entre los coroneles Vigón y von Richthofen la aseguraban también en el plano táctico. Por no señalar que por aquel entonces ya había teléfonos y varios antecesores de los ulteriores teletipos. Incluso se llegó a utilizar la máquina Enigma, aunque ahora no recuerdo si en el frente Norte. Los alemanes dieron varios ejemplares a Franco, que instaló al menos una de ellas en el Cuartel General.

Por otro, ciertos intereses específicos alemanes. Algunos de estos los puso de relieve la historiadora germana Stefanie Schüler-Springorum en su libro Krieg und Fliegen. Die Legion Condor im Spanischen Bürgerkrieg. Schöningh, Paderborn, 2010, pp. 188-192. Partiendo de la cultura y entusiasmo que la aviación despertaba en Alemania hizo un análisis de historia cultural, política y militar en su aplicación en España. 

Lo había encontrado en una sucursal de los Archivos Federales alemanes próxima a Berlín. Yo creí que el autor era Wolfram von Richthofen, porque iba firmado por v. Richthofen 2 y así lo reproduje. El historiador alemán afincado en Vizcaya Ingo Nebel me informó de mi confusión. Lo hago aquí explícito, con mi agradecimiento. El libro se publicó posteriormente en España, recortado en los aspectos más directamente ligados a las vertientes culturales nazis, bajo el título La guerra como aventura. La Legión Cóndor en la guerra civil española, Alianza Editorial, Madrid, 2014. El episodio de Gernika en las pp. 259-264. En ambos casos se cita el informe: “Bericht Bombenwirkung: BA-ZDH, ZA VI, 365/III” . (Quizá alguno de los ayudantes de uno de los diputados de VOX que tanto ha vociferado tras la alocución del presidente Zelinski pudiera ir a copiarlo a Berlín, con gastos tal vez pagados incluso por el Parlamento Europeo).

La profesora Schüler-Springorum puso particularmente de relieve dicho informe, fechado el 28 de mayo de 1937, es decir, al mes del hecho que aquí nos ocupa. La fecha es importante porque para entonces el escándalo creado en todo el mundo había alcanzado proporciones homéricas. Aunque, obviamente, a ello no se refirió el autor, tuvo que tenerlo presente de alguna manera. 

Von Richthofen 2 examinó detenidamente las experiencias obtenidas en el frente Norte con diversos tipos de bombas de peso diverso, desde las pequeñas a las más grandes, en mezclas de incendiarias y rompedoras, que se habían utilizado hasta entonces en la ofensiva. Comparó los resultados en Durango, Eibar y Gernika conseguidos por los italianos y los alemanes, sus formas y los tipos de espoletas.

En el primer caso fueron principalmente bombas italianas de 50 kgs. Desde una altura de cerca de mil metros las tres bombas que arrojaba cada avión cubrían una superficie de entre 100 y 150 metros cuadrados de superficie. El grado de daños fue aproximadamente del 35 por ciento de todas las casas. Las bombas alemanas del mismo tipo, que también se emplearon en menor número, dieron resultados similares. 

En el caso de Eibar se acudió a bombas italianas de 100 kgs. Se arrojaron a una altura más reducida, entre 600 y 800 metros. Los daños se estimaron en un 60 por ciento. ¡Hurra! También se habían empleado bombas incendiarias para arrasar una fábrica de armas que quedó totalmente destruida. Advierto al lector de la importancia de este dato por lo que vendrá después. 

¿Y Gernika? Fue el auténtico florón. Desde una altura por lo general de también entre 600 a 800 metros se emplearon ante todo bombas incendiarias y después bombas de 250 kgs. La mezcla destruyó las casas por completo junto con las conducciones públicas de agua que pudieran utilizarse para cortar los incendios subsiguientes. ¡Una gozada! El grado de destrucción alcanzó ya el 75 por ciento de la ciudad. 

La idea motriz estribó en identificar la “mejor” técnica para atacar ciudades con edificios relativamente comparables a los que existían en países en los que el Tercer Reich veía posibles adversarios

Se observa fácilmente que la idea motriz estribó en identificar la “mejor” técnica para atacar ciudades con edificios relativamente comparables a los que existían en países en los que el Tercer Reich veía posibles adversarios: Polonia, Bélgica, Holanda, norte de Francia, etc. No extrañará que el grado de destrucción fuera in crescendo.

Con lo que no podían contar los planificadores y mucho menos los ejecutores del ataque contra la villa foral es que desde Bilbao acudieran rápidamente varios corresponsales extranjeros. Se dieron cuenta del volumen de destrucción, del número de víctimas y se apresuraron a informar a sus redacciones y agencias en Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y Estados Unidos de forma inmediata. En pocas horas el horror de la destrucción empezó a circular. El impacto fue inmenso. 

A Franco no se le ocurrió otra idea que negarlo inmediatamente. No se reconoció, claro, la existencia de otras fuerzas aéreas al margen de la Aviación española, con el fin de impedir una eventual controversia pública que pudiera influir en la opinión de los ciudadanos de otros países y favorecer una basculación hacia la República). ¡LA OPINIÓN DE LOS CIUDADANOS PODIA CONTAR! Fuera de España desde luego, porque muchos de los gobiernos lo sabían perfectamente. El británico, el país más importante y sensible, monitoreaba y descifraba las comunicaciones por radio de las fuerzas italianas en España. No conozco a ningún historiador o periodista que haya estudiado tales interceptaciones, consultables hoy sin problema en los archivos de Kew. La controversia estalló. Ha continuado hasta la fecha. 

No me consta que los eminentes y doctísimos periodistas que se han pronunciado en diversos medios escritos y digitales sobre la alocución del presidente Zelenski hayan utilizado este tipo de informaciones que están en el dominio público. Me da un poco de vergüenza recordar que entre el 16 de mayo y el 26 de julio de 2017 desarrollé un relato sobre el bombardeo de Gernika y sus antecedentes en mi blog. Con poner “Viñas+von Richthofen+Gernika” se llega fácilmente al informe y a partir del índice del blog a las demás entradas.  

Es fácil ver que a tal informe aludí el 16 y el 23 de mayo. Me molesté en traducirlo del alemán y lo revisó un destacado historiador militar español, simplemente porque leyendo en alemán, inglés y francés principalmente no conozco bien la terminología castellana. Podrían, pues, haber advertido que había gato encerrado en las versiones pro-franquistas.  ¿Por qué? 

(Continuará)

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Esta miniserie está dedicada a los políticos, periodistas y escribidores que se han pronunciado contra el discurso del presidente Zelenski y en aplicación del principio evangélico de enseñar al que no sabe. Aquí se puede leer el primer artículo de la serie.

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Ángel Viñas es economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo.

 

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