Señor, le voy a dar un dato

Hemos visto y leído en los últimos días la alerta generalizada de muchos medios de comunicación, de tertulias y hasta de formaciones políticas con relación a la encuesta del CIS sobre igualdad de género, el dato de que el 44% de los hombres se sienten discriminados porque el feminismo ha ido demasiado lejos. Más allá de la oportunidad o no de hacer una pregunta tan dirigida a una respuesta concreta que fácilmente responderían afirmativamente todos aquellos amigos del presidente del Gobierno, que ya nos dijo se sentían amenazados, lo cierto es que analizando en profundidad la encuesta obtenemos muchos otros datos de relevancia que contarles a esos señores para que aprecien la contradicción en que, a mi juicio, caen.

El primero de ellos es la existencia de la propia encuesta. La primera, insisto, que se ocupa específicamente del que, en mi opinión, constituye el principal problema social de este país y lo lleva siendo durante décadas. No sé si el centro público a que nos referimos tenía el dato (modo ironía), pero parece bastante relevante el sangrante número de 1.239 mujeres asesinadas víctimas del terrorismo machista (este sí, terrorismo); la brecha salarial entre mujeres y hombres que ronda el 20%, o la atención a los cuidados, que es básica y muy mayoritariamente femenina. Si además añadimos el peso público que han tenido las políticas de igualdad en los últimos años, se entiende difícilmente la ausencia de interés por conocer cómo han operado esas políticas y cuál es la percepción social sobre tan grave cuestión.

Los datos dibujan un panorama social que aspira a la igualdad y agradece las políticas feministas, porque estas y no otras son las que han ido corrigiendo el sesgo durante los últimos años

Hay otros datos muy importantes en el documento y que no han tenido el mismo eco mediático. Por ejemplo, que nada menos que el 96% de la población, hombres y mujeres, considera que la igualdad entre géneros contribuye a hacer una sociedad más justa, o que un 48,2% de hombres y el 67,2% de las mujeres detectan que existen diferencias entre unos y otras “muy grandes” o “bastante grandes”, elevándose esos porcentajes al 78,80% y al 88,7% respectivamente, si incluimos a quienes creen que aún existen diferencias. Respondiendo también de forma mayoritaria a las experiencias concretas respecto a la situación en el trabajo, en el salario o en la corresponsabilidad. Igualmente, el 74,4% de los hombres y el 67% de las mujeres consideran que en los últimos 10 años han disminuido esas desigualdades. Es decir, parece que la sociedad de forma muy mayoritaria es consciente de la desigualdad de género y reconoce la mejora en este ámbito de manera consecuente a las políticas públicas y a los esfuerzos individuales en esta dirección. No sé por qué no se ha reparado colectivamente en esto cuando los datos dibujan un panorama social que aspira a la igualdad y agradece las políticas feministas, porque estas y no otras son las que han ido corrigiendo el sesgo durante los últimos años.

Tampoco entiendo qué significa llegar muy lejos en políticas de igualdad, ni por qué alguien se pueda sentir amenazado por los derechos que adquieran otras y que no conculcan los propios. Los derechos no, los privilegios sí. Pero parece evidente que quienes formularon esa pregunta, ciertamente manipuladora, pretendían mandar un mensaje dirigido al feminismo que ellos consideran duro, pero que ha cosechado todo tipo de reconocimientos fuera de España, ha servido de guía a publicaciones internacionales, y desde luego nos ha representado a muchas y a muchos como conciudadanos, como compañeras y como iguales.

__________________________

María José Landaburu Carracedo es Doctora en Derecho, experta en derecho laboral y autora del ensayo 'Derechos fundamentales, Estado social y trabajo autónomo'.

Más sobre este tema
stats