Me acuerdo...

- Me acuerdo de la mañana en la que unos militares detuvieron a mi padre, de la voz nerviosa de mi madre hablando por teléfono y de las lágrimas de mi abuela.

-Me acuerdo de las llamadas de madrugada y de que nadie contestaba al otro lado del teléfono.

-Me acuerdo de la mañana del 20 de noviembre del 75. 'Morreu Franco', me dijo mi abuela entre susurros. 

-Me acuerdo de la broma que me gastó mi hermano Alberto: ¿Sabes por qué a las islas Canarias le llaman Las Afortunadas? Porque Franco murió una hora antes." Recuerdo las risas de todos. 

-Me acuerdo de mi hermana mayor, Susana, abriendo de par en par las ventanas del salón y poniendo en el tocadiscos a todo volumen Canto a la libertad de Labordeta.

-Me acuerdo de haber oído que los adultos brindaron con champán y de que nosotros lo hicimos con sidra El Gaitero. 

-Me acuerdo de ver el entierro de Franco en televisión y de cómo su ataúd se parecía mucho a uno que había visto días antes en una película de Bela Lugosi.

-Me acuerdo de escoger, semanas después, un bloc de anillas de color rojo como premio por un trabajo de religión y las palabras enfadadas de la monja que nos daba clase. "Las hay de todos los colores, pero yo ya sabía que Fortes iba a coger la roja”.

-Me acuerdo de los primeros 6 meses sin ver a mi padre y de abrazarlo por fin el día de Navidad del 75 en la prisión militar de Hoyo de Manzanares. 

-Me acuerdo del viaje en tren a Madrid, que era más grande y tenía más cines que Pontevedra. Me acuerdo de ver por fuera el Santiago Bernabéu, que era también más grande que el estadio de Pasarón.

-Me acuerdo de la cena de Nochebuena en la calle Altamirano 34, la casa de los Valero, cuyo padre también estaba encarcelado junto al mío por ser militar y demócrata en aquellos años. 

-Me acuerdo de que nos ganaron todas las partidas al Scalextric, pero también de la alegría que nos llevamos cuando nos dijeron que en Madrid no había playa. Pontevedra superaba en algo a Madrid.

Me acuerdo de mi abuela esperando el primer mensaje de Navidad del Rey por si decía algo de la libertad de nuestro padre. No hubo suerte

-Me acuerdo de mi abuela esperando el primer mensaje de Navidad del Rey por si decía algo de la libertad de nuestro padre. No hubo suerte.

-Me acuerdo de la hostia que le dio mi madre a un militar que le faltó al respeto y al honor.

-Me acuerdo de un envío con ropa que nos llegó de Alemania por medio de una red europea de apoyo a las familias de presos políticos españoles

-Me acuerdo de que en el reparto me tocaron unos calzoncillos largos de franela, hasta los tobillos, como en las películas de Terence Hill y Bud Spencer, y de que por supuesto nunca me los puse.

-Me acuerdo de una tarta medio comida por los ratones que llegó de Holanda y a la que no hicimos ascos.

-Me acuerdo de una foto de Olof Palme pidiendo en una calle de Estocolmo con una hucha en la que se leía “para las familias de presos españoles”.

-Me acuerdo de contar las onzas de chocolate Dolca en los bocadillos de la merienda.

-Me acuerdo de las visitas al castillo de La Palma de Ferrol, frente a la ría, donde mi padre cumplió los últimos meses de su condena. Me acuerdo del foso y del puente levadizo, pero no de los cocodrilos. 

-Me acuerdo del accidente del petrolero Urkiola que asfaltó toda la ría y acabó con nuestras jornadas de pesca desde las alturas del castillo.

-Y por supuesto me acuerdo del día en que por fin liberaron a mi padre, pronto hará medio siglo, y de aquel año en el que lloramos y reímos tanto.

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Xabier Fortes es periodista, director y presentador de 'La Noche en 24 Horas' de TVE.

- Me acuerdo de la mañana en la que unos militares detuvieron a mi padre, de la voz nerviosa de mi madre hablando por teléfono y de las lágrimas de mi abuela.

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